Jamás se hubiera imaginado así, sosteniendo el rostro de Pedro Pablo cerca del suyo sin sentir que moriría, pero ese silencio empezaba a ser extraño y la piel ajena no volvía a su tono natural.Sus palmas frías apaciguaban al menos el calor de sus mejillas.
—Que madrazos. —Cambia de tema, intentando terminar de calmarlo y que lo volviera a mirar.
—No me digas, ¿están muy mal? Mi mamá se va a alucinar cuando me vea.
Con su dedo acaricia su piel rojiza y adolorida que resulta mucho más suave de lo que imaginó. Demasiado suave para alguien que seguro no llevaba toda su rutina de skincare.
—Dile que estás adicionando para el viacrucis.
Su omega se rie y rápidamente una queja dramática lo atraviesa sosteniendo el costado del cuerpo. Él no se molesta de su reacción, justo ahora tiene la intención de protegerlo, su alfa se siente sereno y hogareño después de la cantidad de horas que habían pasado juntos.
Rodea su cintura con su braz poniendo una mano en su espalda mientras la otra se dirige a su costado. Si se quisiera alejar ahora tendría que quitarle las manos de encima, pero no se retira esta vez.
—¡Au!, au, au, ay, es que me duele todo.
—¿Duele mucho?, ¿aquí?
Apenas sus dedos rozan una risita quejumbrosa sale de los labios del más bajo.
Era cosquilludo.
Mueve más los dedos cerca de la zona sintiéndolo reír e intentar aguantarlo.
—No, Bos. —alarga la o de ambas palabras en un tono juguetón. —Duele, au.
—Con esas marcas como no.
A Bosco no le da tiempo de realmente preguntarse si debía parar cuando escucha la puerta a sus espaldas abrir se golpe.
Se aleja del otro a velocidad luz, aunque teme que no lo suficientemente rápido y hayan testigos de lo mal que se veía esa escena (y se escuchara peor).
Se da la vuelta deseando que fuera Fobo, o cualquier persona, menos…
—¡Salo!
—¿Qué le estás haciendo a mi carnal?, ¿eh?, ¿qué le estás haciendo?
Corre en cuanto el moreno se le precipita con toda la intensión de atacarlo. Pepa sostiene su brazo evitando que le lance un golpe.
—¡No, no, no!, Salomón, él no…-
—¡Mira no más como me lo dejaste!, si parece mapache. —Le enseña los dientes, le gruñe y marca territorio con su aroma. Bosco le gruñe de regreso. —¿Qué le hiciste?
—Él no me pegó, Salomón, fue tortuga. Y deja de gruñirle —el Roble menor sostiene a su hermano para que no le salte encima al rubio quien también lo ataca con la mirada, ¿Quién se creía para gruñirle?
—¿Por qué crees que yo golpearía a mi… amigo?
Bosco se maldice por lo que estuvo a punto de decir, Pedro Pablo lo mira con ojos muy abiertos.
—¿Amigo? —el moreno mira a su hermano en busca de respuestas. —Si hasta donde me quedé ustedes ni eran compas. ¡Y luego te veo así todo madreado!.
—¿No puedes hablar normal? —siente su propio aroma intensificarse amargamente.
Pepa arruga la nariz, dirigiéndose a la ventana para abrirla de par en par. Es cierto, lo estaban afectando con su olor.
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Y si el destino no alcanza construyo un puente (Bospa)
DiversosDonde Bosco y Pedro Pablo son predestinados pero el destino es lo último que parecen tener a favor. O Donde Pedro Pablo queda en cinta sin saber que sería omega y Bosco lidia con la sensación de sentirse perdido.