Verdadera amistad

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Para la hora de la cena, Dazai había preparado lasaña, una de las comidas favoritas de Atsushi, sin embargo, el menor no había logrado comer nada.

— ¿Qué pasa?, ¿Acaso no te gustó mi lasaña? — Dijo Dazai, con un rostro triste.

— No es eso, solo que...hoy conocí a Ranpo, un alumno tuyo.

— ¿Edogawa?, es un gran chico. ¿Te cayó mal o algo así?.

— No, al contrario, fue muy agradable hablar con él. Pero...me dijo algo que me dejó pensando.— Osamu lo miró atento, dándole una señal para continuar.— Me agradeció por no haberlo juzgado... ¿No tiene amigos acaso?

— Ah, con que es eso. Si, bueno...no. Ranpo no suele ser del agrado de las personas, a pesar de que ya tiene 18 años, sigue siendo infantil, por lo que...nadie lo "tolera".

El menor se sintió muy triste debido a lo que su hermano le contaba, pues lograba sentirse algo identificado con Edogawa.

— Entiendo...

— No te preocupes, él está acostumbrado. Además, su novio lo adora, no creo que le importen mucho las amistades al tener a alguien como Poe a su lado.

— Pero, yo si quiero ser su amigo. — Dazai se sorprendió un poco ante la respuesta de su hermano, pero luego le sonrió y acarició el cabello.

— Eres un amor Atsu, ¿te lo han dicho?

— Solo tú.

Ambos soltaron una risa tranquila y, finalmente, Atsushi comenzó a comer.

Al día siguiente, Atsushi llegó decidido a buscar a Ranpo, para pasar tiempo con él

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Al día siguiente, Atsushi llegó decidido a buscar a Ranpo, para pasar tiempo con él. Incluso había pasado a una pastelería cerca de su casa a comprarle donas. Sin embargo, al llegar a su sala no lo encontró, por lo que decidió preguntarle a uno de sus compañeros.

— Disculpa, ¿Sabes donde se encuentra Ranpo?

— En la oficina del director, como siempre.

Atsushi quedó más blanco de lo que era. Si estaba en la oficina del director, seguramente algo malo pasaba. Tomó la caja de donas con fuerza y corrió lo más rápido que pudo a dicha oficina.

— ¡Ranpo!, ¡¿Está todo b...

— ¡Vaamos, papá. Déjame ir con Poee!— La situación que atsushi se encontró fue muy graciosa. Ranpo acostado en el sofá de la oficina, mientras comía dulces, a su lado se encontraba Fukuzawa, el director.

— ¡¿P-Papá?!

— ¿Hm?, ¡Ah!, ¡Atsushi, hola!— El castaño dió un salto y se acercó al albino.—  ¿Estás bien?, parece que hubieras visto al mismísimo demonio.

Fukuzawa tuvo que correr a tomar a Atsushi, quien se desvaneció por unos pequeños segundos. Tantas reacciones y emociones en tan poco tiempo hicieron cortocircuito en él.

 Tantas reacciones y emociones en tan poco tiempo hicieron cortocircuito en él

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— ¿Seguro que no quieres que llame a Dazai?, aún te ves pálido.

— Es que soy pálido...

— Hablo enserio Nakajima.— Fukuzawa lo miró serio mientras le entregaba una taza con agua de montes.

— Estoy bien señor Fukuzawa, lo juro.— dijo Atsushi, levantando su mano derecha.— Por cierto, la caja que traje es para Ranpo, son unas donas...

— ¡Atsushii, no te hubieras molestado!.— De inmediato Ranpo sacó una y se la comió.— Por cierto. ¿Como llegaste aquí?, ¿Y por qué tan asustado?

— Bueno...fui a buscarte a tu sala, pero me dijeron que estabas en la oficina del director, entré en pánico al pensar que algo malo había pasado...aunque nunca se me pasó por la cabeza que fueras su hijo.— el castaño soltó una fuerte risa, provocando que el menor se pusiera completamente rojo de vergüenza.

Las bromas continuaron un rato más por parte de Edogawa, hasta que Fukuzawa intervino.

— Muy bien, Ranpo...deberías ir a clases, yo tengo algo que hablar con este jovencito.

— Pero papá...— Ranpo hizo un puchero, en señal de protesta.

— Ve.

— Aish, bien...Atsushi, nos vemos en el recreo.— Sin más, el mayor se despidió y, de forma desganada, se fué.

— Muy bien...tu y yo jovencito, tenemos que hablar.

Nuevamente la presión del menor se bajó, mentiría si dijera que el aspecto de Yukichi no era intimidante. Sin embargo, se sorprendió al notar como este hacía una reverencia de agradecimiento.

— Gracias...

— ¡¿G-Gracias?!, ¿Por qué?

— Por ser gentil con mi hijo. Ranpo siempre ha estado solo, debido a su actitud media infantil...pero tu haz sido el único que no lo ha juzgado por eso. De hecho, ayer estaba muy feliz por haber logrado conseguir un amigo, no paraba de hablar de ti y del pastel que le compraste...

— No debe por qué agradecerme señor. Ranpo es alguien muy amable y gracioso...

— Aún así, gracias. Cuentas conmigo para todo. Y bueno...también me quedaré callado respecto a lo de Dazai, pero siendo sinceros, no encuentro nada de malo que los demás sepan. Pero bueno, cada uno con lo suyo. Puedes retirarte.— Atsushi asintió y, de forma obediente, se dirigió a su sala, feliz de finalmente tener un verdadero amigo.

Un beso de Judas [Shin Soukoku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora