La embarcación surcaba las aguas tranquilas, alejándose de Oceval con cada ráfaga de viento que impulsaba las velas blancas. Thalen y Lira viajaban en silencio, cada uno inmerso en sus propios pensamientos mientras el horizonte se teñía de naranja con la llegada del atardecer.
Thalen observaba el agua pasar bajo ellos, sus pensamientos iban y venían con las olas. Desde muy joven había tenido una conexión especial con el agua; podía sentirla como una extensión de su propio ser. Sin embargo, desde que los incidentes con su sombra habían comenzado, esa conexión parecía haber cambiado. Había momentos en que el agua ya no respondía de la misma manera, como si algo dentro de él estuviera interfiriendo.
Sus recuerdos lo llevaron de vuelta a ese primer momento extraño, hacía apenas unos meses...
Era una tarde tranquila en Oceval, las aguas brillaban bajo el sol del mediodía. Thalen se encontraba en uno de los acantilados de la ciudad, practicando su control del agua. Concentrado, formaba pequeños remolinos y arcos fluidos que danzaban en el aire, una rutina que ya le resultaba natural.
De repente, sintió una punzada de frío que recorrió su columna vertebral. Bajó la mirada y se quedó helado. Su sombra no se comportaba como debía. Se había separado ligeramente de él, una parte de ella parecía haberse deslizado sobre las piedras del acantilado como una neblina oscura.
El corazón de Thalen latía con fuerza en su pecho, y antes de que pudiera reaccionar, su sombra comenzó a adoptar formas extrañas, distorsionadas. Una figura oscura con contornos vagos, como un espectro, se levantaba de la tierra, moviéndose con una fluidez que no era natural.
Thalen: (murmurando, alarmado) "¿Qué está pasando...?"
Con un gesto rápido, intentó deshacer lo que fuera que estuviera sucediendo, y al instante la sombra regresó a su lugar, adherida a sus pies como siempre. Miró alrededor nervioso, asegurándose de que nadie hubiera presenciado el incidente.
En su interior, sentía miedo, pero también una extraña atracción hacia esa nueva habilidad. Por alguna razón, sabía que debía ocultarla. En Oceval, los poderes sobre el agua eran reverenciados, pero algo como el control de las sombras... eso era diferente. Algo que otros podrían ver como una amenaza.
Lira interrumpió sus pensamientos con una pregunta directa.
Lira: (mirándolo fijamente) "Pareces distante, Thalen. ¿Qué te ronda la cabeza?"
Thalen sacudió la cabeza, forzando una sonrisa para disimular sus preocupaciones.
Thalen: (tratando de restarle importancia) "Solo pensaba en lo que nos espera cuando lleguemos al Reino del Fuego."
Lira no estaba convencida, pero decidió no presionar más. Sabía que Thalen era reservado y que no compartiría sus pensamientos hasta que estuviera listo.
Lira: "Será mejor que estemos preparados para cualquier cosa. Kaen es conocido por ser un guardián feroz. Aunque estoy segura de que podremos manejarlo... juntos."
Thalen asintió, aunque una parte de él se preguntaba si sería capaz de manejar algo más que un simple guardián. Las sombras seguían llamándolo, y aunque no sabía por qué, la idea de enfrentarse a un guerrero de fuego con un poder tan incontrolable lo llenaba de inquietud.
Horas después, cuando el cielo comenzaba a oscurecer y las estrellas empezaban a brillar sobre ellos, la costa de Ashenor: Reino del Fuego apareció en el horizonte. La tierra frente a ellos estaba marcada por colinas negras, restos de antiguas erupciones volcánicas, y por un aire cálido y seco que contrastaba con la brisa fresca del mar.
En la orilla, una figura se perfilaba contra el fuego de una hoguera que ardía con intensidad. Era Kaen, el guardián del Reino del Fuego. Era alto y musculoso, con una piel bronceada por el calor constante y ojos rojos que parecían brillar con la intensidad de las llamas. Llevaba una armadura ligera de color negro y bronce, adornada con símbolos antiguos de los Sintientes del Fuego.
Kaen los observó acercarse, su mirada fija y calculadora. Thalen podía sentir el calor irradiar de su cuerpo desde varios metros de distancia.
Kaen: (con voz grave y firme) "¿Qué busca un Sintiente del Agua en nuestras tierras? ¿Y una Sintiente del Viento?"
Lira dio un paso adelante, con la confianza que siempre la caracterizaba.
Lira: "Venimos en busca de información, Kaen. La Reina Ashara está movilizando a su ejército y queremos entender por qué."
Kaen frunció el ceño, su mirada pasó de Lira a Thalen, evaluándolos. Luego, cruzó los brazos sobre su pecho y habló con una voz grave que resonaba como el retumbar lejano de un volcán.
Kaen: "Ashara no tiene que explicarse ante nadie. Si está movilizando a su ejército, es por una razón que solo le concierne a ella. Pero si realmente buscan respuestas, tal vez deban ver por ustedes mismos lo que está ocurriendo en las tierras interiores."
Thalen sentía la tensión en el aire mientras Kaen los observaba, pero lo que más le inquietaba era algo que veía al borde de su visión. A sus pies, su sombra se movía ligeramente, como si respondiera al calor que emanaba del guerrero de fuego.
Sin embargo, hizo lo posible por ignorarla. Todavía no era el momento de revelar ese lado oscuro de sí mismo.
Intentó ignorar esa sensación, pero era imposible. Su sombra se movía sutilmente, casi imperceptible bajo sus pies. Ninguno de los otros parecía notarlo, pero Thalen lo sentía claramente.
Kaen: "Si quieren adentrarse en las tierras del Fuego, será bajo mi vigilancia. No toleraré insubordinación en este territorio."
Lira asintió, con la cabeza en alto, aceptando las condiciones de Kaen. Thalen, por su parte, guardó silencio, tratando de contener la creciente sensación de peligro que sentía en su interior. Sabía que las sombras no se quedarían ocultas por mucho más tiempo.
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Kaeloria: El Despertar de las Sombras
FantasyEn el mundo de Kaeloria, las facciones elementales luchan por el control del equilibrio natural. Thalen, un joven Sintiente del Agua con la capacidad inusual de manipular sombras, se ve arrastrado al centro de una profecía antigua. Junto a sus aliad...