Capítulo 10: Guardianes del Abismo

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El grupo avanzaba tras Varyn a través del desfiladero, donde el calor seguía siendo implacable, pero ahora estaba teñido de una extraña energía que hacía vibrar el aire. El antiguo guardián caminaba con pasos firmes, moviéndose con la confianza de alguien que conocía cada rincón de estas tierras traicioneras.

A medida que se adentraban más en las Llanuras de Ceniza, los sonidos del mundo exterior comenzaban a desvanecerse. En su lugar, un silencio sepulcral dominaba el ambiente, roto solo por los ocasionales estallidos de lava y el crujido de las rocas bajo sus pies. El paisaje se tornaba cada vez más extraño, con formaciones rocosas que parecían haber sido moldeadas por manos gigantes y sombras que danzaban con vida propia.

Varyn no hablaba mucho, pero su presencia era imponente. Su armadura negra, tachonada de detalles en rojo incandescente, brillaba bajo la luz del fuego distante. Aunque su piel mostraba las cicatrices de innumerables batallas, su porte era majestuoso, y sus ojos brillaban con una intensidad peligrosa, como si el fuego de las mismas entrañas de la tierra ardiera dentro de él.

Lira, curiosa como siempre, no pudo evitar hacer preguntas.

Lira: "Varyn, dijiste que ya no sirves a los altos señores. ¿Qué te llevó a dejar tu posición como guardián?"

Varyn mantuvo su mirada al frente mientras respondía, su tono era profundo, como si cada palabra pesara con siglos de experiencia.

Varyn: "La devoción ciega tiene un precio. Los altos señores del fuego buscan controlar lo que no comprenden. El Corazón de Fuego no es solo una fuente de poder; es un equilibrio entre la destrucción y la creación. Pero su ambición los ha cegado, y ya no podía seguir sus órdenes."

Kaen, que había permanecido en silencio, intervino, su voz era más fría que el ambiente a su alrededor.

Kaen: "¿Y por qué ayudarnos? ¿No temes que cometamos los mismos errores?"

Varyn se detuvo por un momento, girando su cabeza hacia Kaen con una sonrisa apenas perceptible.

Varyn: "El fuego es impredecible, tanto en la naturaleza como en el corazón de los hombres. Pero veo en ustedes algo diferente. Quizás todavía tienen una oportunidad de evitar la catástrofe que se avecina."

El grupo continuó su marcha, pero no pasó mucho tiempo antes de que el desfiladero se ensanchara y se abriera ante ellos una enorme caverna. Al adentrarse, las paredes rocosas comenzaron a brillar con símbolos antiguos, runas de fuego y sombra que parpadeaban como si estuvieran vivas. El calor era casi insoportable, pero Varyn los guió hacia el centro de la caverna, donde un altar de piedra volcánica se elevaba entre columnas de magma que fluían desde el techo hasta el suelo.

En el altar, una figura oscura aguardaba. Era alta, imponente, con una túnica hecha de cenizas que parecía flotar a su alrededor. Su rostro estaba oculto bajo una capucha, pero sus ojos brillaban con una intensidad azulada. A su alrededor, sombras densas danzaban en un torbellino, como si estuvieran vivas.

Thalen sintió una conexión inmediata con la figura. Su poder sobre las sombras resonaba en él de una manera que nunca antes había experimentado. Las sombras lo llamaban, susurrando secretos ininteligibles a sus oídos. Un escalofrío recorrió su espalda, pero también una extraña sensación de pertenencia.

Varyn hizo una reverencia ante la figura.

Varyn: "Este es uno de los Guardianes del Abismo, protector de los secretos que rodean el Corazón de Fuego. Él decidirá si son dignos de continuar."

La figura oscura alzó la cabeza, dirigiendo su mirada hacia el grupo. Su voz, cuando habló, resonaba como un eco distante, como si proviniera de las profundidades mismas del mundo.

Kaeloria: El Despertar de las SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora