Capítulo 8.

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Recostado sobre la fría mesa de metal, su cuerpo temblaba involuntariamente por la combinación del frío y el miedo que se apoderaba de él

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Recostado sobre la fría mesa de metal, su cuerpo temblaba involuntariamente por la combinación del frío y el miedo que se apoderaba de él.

Mientras Jungkook permanecía recostado sobre su espalda, olisqueando su cuello y parte de su cabello, con total tranquilidad.

Su presencia imponente parecía absorber la poca luz que había en la habitación. Sus manos, fuertes y firmes, sujetaban con fuerza los brazos del rubiecito, impidiendo cualquier intento de liberarse.

¿Qué-qué es lo que piensa hacer? - preguntó el periodista Kim, su voz temblorosa traicionando su valentía.

Hubo silencio, uno que se extendía como una neblina espesa, envolviendo la habitación en un temor abrumador, aumentando la presión en el pecho del periodista.

Sabes, corderito, como un buen guardaespaldas, debería saber absolutamente todo de mí protegido, ¿no lo cree? - se enderezó sosteniendo las manos impropias firmes.

Mmm, ¿Por dónde debería empezar, corderito? - sus palabras flotaron en el aire llenas de maldad.

Oh, ya sé, ¿Qué le parece si empezamos por aquel tipo? - Taehyung soltó un jadeo al ser sus brazos presionados con mayor fuerza.

¿Quién era el tipo de la cafetería, periodista Kim? - su voz era sería.

¿Yo... no sé de quién habla? - Jungkook sonrió, una mueca cruel que revelaba dientes blancos y afilados como cuchillas.

Corderito, eso es lo que dicen todos antes de que se les rompa la máscara.

Los músculos del periodista se tensaron mientras sentía cómo las manos del prisionero lo mantenían atrapado, como si estuviera a punto de quebrarse.

No creo necesario tener que darle explicaciones sobre con quién hable - frunció levemente su ceño.

Para mi si es necesario cariño, quiero saber quién es - respondió el prisionero, su tono cargado de desdén. Se inclinó hacia adelante, acercándose a su oído una vez más.

Veo que te estás poniendo un poco nervioso, corderito. Quizás un poco de presión adicional ayude a refrescar tu memoria - su voz era dura, escudriñando cada rincón de su alma

Con un movimiento rápido, Jungkook apretó aún más los brazos de Taehyung, causando que otro jadeo involuntario escapara de sus labios. La sensación de dolor era aguda y punzante.

No tengo nada que decirle de mi vida personal - dijo Taehyung, intentando mantener la voz firme a pesar del miedo que le recorría el cuerpo.

No juegues al valiente justo ahora, corderito. ¿Quién es? -  insistió el prisionero, su voz ahora fue como un susurro amenazador - Tienes exactamente cinco segundos para contestar antes de que decida hacerte hablar por las malas.

El periodista sintió cómo el tiempo se detenía.  Cada segundo contaba; cada latido del corazón resonaba con la urgencia de salir de aquella habitación.

La entrevista ProhibidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora