Capítulo 7.

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Las luces parpadeaban levemente, añadiendo un toque de inquietud al ambiente

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Las luces parpadeaban levemente, añadiendo un toque de inquietud al ambiente. Fuera de la sala, los murmullos de los guardias se desvanecían en el fondo, pero dentro eran solo el periodista Kim, y el prisionero 97. 

La tensión era palpable; cada segundo se sentía como una eternidad mientras el periodista luchaba con sus propios pensamientos. ¿Había cruzado una línea que no podría retroceder?

Las sombras danzaban alrededor de ellos, y el aire estaba impregnado de un miedo casi tangible. La pregunta que flotaba en el aire era clara: ¿Qué pasaría a continuación?, el periodista Kim, se encontraba muy temeroso y arrepentido de lo que había hecho. 

Mantenía el aire retenido en sus pulmones, con miedo a siquiera moverse. Aunque el pelinegro se notara tranquilo de repente, él esperaba que le gritara o devolviera el golpe, pero aquello no sucedió.

Yo-yo...

Vaya, así que mi lindo corderito, no mintió cuando dijo que mordería si se encontraba acorralado - pronunció el prisionero con algo de diversión, mientras en sus ojos había un destello de desafío, como si estuviera disfrutando del caos que había desatado.

Tomó las mejillas del rubio, abultando sus labios y dejó un pequeño beso en ellos, entonces se apartó.

Adelante, empecemos con el interrogatorio — se acercó hasta la pequeña mesa y tomó asiento. Las piernas de Taehyung, parecían no reaccionar, quedándose en aquella pared unos minutos, hasta que el pelinegro volvió a hablar.

Periodista Kim, le estoy esperando — volteó a mirarle — ¿Mi corderito ya no quiere hablar? — sonrió burlón — En ese caso podría...

El rubio se acercó, tomando asiento frente a él,  Jungkook sonrió.

Muy bien, corderito, entonces, ¿cuál será su primera pregunta? — saco una caja de cigarrillos de su bolsillo y encendió uno.

Yo...—seguía muy nervioso por lo ocurrido, no podía estar tranquilo, la calma que mostraba el pelinegro no le daba confianza.

Aún así, respiró hondo y empezó, después de todo era su obligación realizar las entrevistas.

En esta ocasión, vamos a hablar de lo personal — indicó sin poder mirarle, acomodando la pequeña cámara. Un clip y comenzó.

¿Por qué empezó todo esto? ¿Qué le llevó a entrar en el mundo del crimen, señor Jeon? — preguntó con un tono bajo.

Ah, quiere la historia de origen, muy bien corderito — se acomodó en la silla, llevando el cigarrillo a su boca una vez más — Como en todas las buenas películas. Crecí en un barrio donde las oportunidades eran escasas y las decisiones difíciles. La vida me enseñó que, si no juegas con las cartas que te dan, terminas perdiendo.

Aunque sinceramente, el trabajo de 9 a 5 nunca fue lo mío. ¿Quién quiere un escritorio cuando puedes tener una sede de operaciones? — pronunció con un toque de malicia.

La entrevista ProhibidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora