Capítulo 11.

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Allí, en el umbral, estaba él, con su típico traje naranja

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Allí, en el umbral, estaba él, con su típico traje naranja. La imagen era surrealista, como si hubiera salido de una película de suspenso.

El corazón del periodista Kim latía con fuerza, una mezcla de sorpresa y confusión inundaba su mente. ¿Cómo es posible?, pensó, mientras sus ojos se fijaban en el rostro del pelinegro.

Jungkook lo miró con una intensidad que le erizó la piel.

Pero...¿Qué? Tu...tú ¿Por qué? ¿Cóm-Cómo saliste? — fue lo primero que le salió de los labios.

Trató de tranquilizarse y volvió hablar.

¿Cómo es posible que estés aquí? — preguntó, su voz temblando ligeramente — S-se supone que estabas encerrado en una de las prisiones de alta seguridad. ¡Es imposible!.

El prisionero se encogió de hombros con un aire de despreocupación, como si la situación no tuviera el menor peso sobre él.

Le sonrió, acercándose un poco más con una mirada intensa.

Ya te he dicho que nada es imposible para mí, corderito — dijo con un tono juguetón pero amenazante — La cárcel es solo un lugar vacacional para mí, cariño.

El periodista frunció el ceño, tratando de comprender lo que escuchaba.

¿Vacacional? ¿De verdad lo piensas así? Pe-pero...¿Por qué? — preguntó muy confundido.

El prisionero se inclinó hacia adelante, una sonrisa divertida iluminando su rostro.

Corderito, no has prestado atención a mis respuestas, en las entrevistas que me has hecho — pronunció, riendo suavemente, al ver la confusión en los lindos ojos del periodista.

Bueno, vine hasta aquí porque no quieres obedecer a lo que te pido. Tan solo me estoy preocupando por ti, y tu maldito orgullo te hace ser un terco — regañó, o así le pareció al rubiecito, quien frunció el ceño, sintiendo cómo la tensión aumentaba.

¿Preocuparte por mí? ¡Tú me lastimaste, idiota! — le señaló molesto.

El prisionero solo sonrió y se acercó aún más.

Taehyung sintió que su corazón latía con fuerza. Estaba sorprendido por lo que estaba sucediendo; la situación se tornaba cada vez más inquietante. El prisionero avanzó hacia él de manera peligrosa, y el periodista Kim, sin poder evitarlo, retrocedió nervioso.

Sin darle tiempo a reaccionar, el prisionero lo atrapó, empujando suavemente su cuerpo contra la puerta. La sorpresa y el miedo llenaron los ojos del periodista Kim, mientras Jungkook llevaba una mano a su cintura, sosteniéndolo con firmeza, y con la otra sujetaba su mentón para obligarlo a mirarlo directamente.

No te asustes — susurró el prisionero, se acercó un poco más.

También...estoy aquí por eso, corderito — le dijo con un tono firme  — Vine a disculparme — su voz cambió repentinamente a una más suave, casi implorante. Pero el periodista Kim, aún con el corazón acelerado, no parecía convencido.

La entrevista ProhibidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora