POV ALICE
Me muevo un poco sintiendo el común dolor menstrual, pero no de la misma manera que hace algunas horas o lo que sea que he dormido, me estiro y siento dos cuerpo a cada lado, me siento lentamente y con cuidado ya que si me muevo muy rapido me mancho por mas que use la copa, veo a los gemelos dormir en una posición que parece un poco incomoda, pero los dos parecen descansar muy bien asi que me salgo de mi deliciosa cama lentamente y camino a pasos lentos al baño, me cambio la copa, me lavo la boca y aplico crema en la cara, me coloco la pijama mas caliente que tengo y que siempre uso en mis dias de periodo.
-Linda- Dice un adormilado Nathaniel, debo decir que el apodo me sorprende un poco y hace a mi corazon acelerarse un poco, mierda no esta bien que me gusten de esa manera.
-Los vi dormir y no quise despertarlos, solamente me estaba cambiando- Digo señalando mi ropa, el me observa y mira después su reloj, hago lo mismo y veo que son las 11 de la noche, lo cual quiere decir que dormí casi 7 horas, cosa que me sorprende un poco realmente, por mas que he intentando no he podido dormir mas de 5 horas seguidas y mas como lo hice ahorita.
-Ven ya es momento que tomes el otro medicamento, se que no estas en hora de comer, pero debes comer algo sino te puede dar gastritis- Dice tomando mi mano y llevando al primer piso, lo sigo de manera inconsciente, pero cuando veo nuestras manos juntas paro rápidamente, parece que el nota el motivo y rápidamente las separa y camina a la cocina, lo sigo y veo que calienta en el horno algo, saca un wrap, me sirve un vaso de jugo verde y me entrega el medicamento, como lo que me entrega y tomo el medicamento.
-Como te siente- Pregunta Cesar detrás mio, alzo el pulgar en señal de bien mientras bajo la pastilla con el jugo, parece que nota lo que hago y se sienta en la silla a mi lado, Nathaniel le entrega también un wrap y los dos comen mientras dejo los platos en el lavavajillas, no tengo ganas de nada aparte de chocolate, odio mi maldito periodo, es como si estuviera embarazada como de manera asquerosas y los antojos de chocolate son horribles.
-Deja de hacer un puchero, que quieres- Pregunta Nathaniel y me pego una cachetada mental por hacer ese tipo de muecas de manera inconsciente y mas por sentirme en un espacio de confianza, obviamente el tema que no hemos hablado.
-Solo estaba pensando- Digo rápidamente mientras camino hasta el cajón donde tengo las chucherías, tomo una chocolatina y la como bajo la mirada de los dos doms, rápidamente soy tomada de la cintura por parte de Nathaniel y sentada en sus piernas.
-Hey hey- Digo poniéndome de pie, pero su brazo me vuelve a sentar en sus piernas, aunque intento luchar, mi mente siente una gran tranquilidad con estar con los dos de esta manera.
-Quedate quieta Alice, sino vamos a contar los castigos para cuando estes bien- Dice Cesar y yo inmediatamente me quedo quieta, no quiero tentar a la suerte con ellos, se que tienen ganas de castigarme desde hace varias semanas y no quiero darles la posibilidad de cobrarse todo.
-Ahora creo que es momento de hablar, en un terreno neutro y que podemos hacerlo de manera tranquila- Dice Nathaniel jalando suavemente mi cabello generando que mi cabeza suba y viendolo, me sonrie y rápidamente sus labios se posan sobre los mios, como siempre sus movimientos son fuertes y dominantes, su lengua somete la mia y me relajo totalmente bajo el toque del gemelo.
-Queremos que seas nuestra pareja, exclusividad y permanencia- Dice cuando se separa de mi, sigo todavía un poco estúpida por el beso asi que asiento con la cabeza.
-Vamos a hablar Al, asi que debes decirnos que opinas- Dice Cesar, me recompongo y me recuesto contra el pecho de Nathaniel, organizo mis ideas para poder decir todo lo que pienso, siento las manos de oji miel acaricia mi cabello y cabeza generandome tranquilidad.
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PLACENTERAMENTE SUYA
General FictionAlice es una reconocida abogada que, hace algunos meses, se adentró en el mundo de la sumisión. Su estresante vida la llevó a buscar una forma de escape, encontrando en el club Redemption un refugio y un segundo hogar. Nathaniel y César han regresad...