Era tarde en cuanto lo supo.
Normalmente ignoraba su alrededor, fueran los que fueran, burlas o intentos de humillaciones públicas.
"La que espera por Apolo."
Se burlaban las ninfas, puesto que este dios la embarazo y solo pocas veces tomaba su mano; encima esas veces era por mera pasión.
Es verdad que en cierta forma lo amaba al ser el padre de su único hijo, pero si algo no toleraría era las faltas de respetos.
Ese mismo día, una ninfa lloraba desesperada.
—¿Qué pasó? —Interrumpió Damus, mirando a las tres ninfas; la que estaba llorando, y dos que intentaban consolarla.
Se miraron entre sí, hasta que una peli-roja respondió al semblante serio que daba aquella reina.
—Ha sido abusada por Ares. —
Damus no se sorprendió, no se atormento, su expresión siguió estoica.
Sus pasos se volvieron más pesados, haciendo que las tres ninfas se asustaran.
—¿¡Qué vas a hacer, Damus?! —Decían sin recibir respuesta.
Aquella mujer se acercó al dios mencionado, el cual estaba hablando tranquilamente frente a otros dioses....
El golpe fue seco, y retumbó hasta por todo el panteón griego.
La bofetada que ortogo la reina de Esparta fue brutal, y más siendo ella humana.
Los ojos del dios de la guerra se llenaron de furia.
—Artemisa.. —
—¿Artemisa? No me compares con la odiosa hermana de Apolo.
Al ver que quien le había abofeteado era una humana, su voz se torno más grave y sus pasos más peligrosos mientras se acercaba a ella.
Damus ni siquiera vaciló.
—¿¡TE atreves a posar una mano en mí?!
—¡Y PUEDO HACER COSAS PEORES! No eres bienvenido a este reino, no luego de lo que le hiciste a esa ninfa.
Ares ardió en furia, apretando los puños.
—¿Te atreves a amenazarme? ¿A MI? DIOS DE LA GUERRA.
—¡Y A MI ME SUDA EL C.. ! ¡VETE DE ESTE PUTO REINO Y DEJA A LAS NINFAS EN PAZ!
La mirada del dios se torno a una fría y retorcida..
—Muy bien..
—Guardatelo. —Le interrumpió. — A mi no me importa ni tu rabia, ni los dioses. Vete de aquí y no le vuelvas a dirigir palabra a ninguna de estas ninfas.
Ares le apartó bruscamente con un hombro, agarrando con fuerza su casco de guerra mientras caminaba.
Le miró de reojo.
—No me olvidaré de esto, Damus.
—Espero que jamás lo olvides. —Se cruzó de brazos.
—Que mis palabras te marquen bien. Tomaré venganza, por que no sé si otros dioses.. pero yo soy el dios de la guerra, Damus de Macedonia.
—Sí ya dejaste de llorar, asegúrate de recoger la mierda que tiras al exhalar. —Le dio la espalda y volvió donde estaba la víctima..
Aquella mujer acababa de defender el nombre de una de las ninfas que peor la trataba.. para luego darle ayuda médica.
