Dulces esperanzas.

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–No te preocupes, que nadie nos puede escuchar. Mis poderes son mayores de lo que crees. –Aseguró.

–¿No crees que eres manipuladora? Molestándote según cosas insignificantes.

–Tal vez lo sea, pero eso será un problema mío.

–¿Qué le dirás una vez sepan la verdad?

–¿Qué verdad si nunca se han esforzado por ver quién soy? ¿Qué verdad si nunca se han preguntado que clase de monstruo soy? ¿Crees que me querrían si ven a tal un monstruo, a pesar de que yo les demostraré mi amor? No he mentido en ninguna de mis palabras, menos a mi marido.

–Hay algo que no dejas ver.

–Sabes que no me gusta que saques ese tema. Además, es en la oscuridad que se lo mostré.

Se escuchó un suspiró.

–Hace tiempo que Luzthiel murió. –Observó mientras tomaba un mechón de la pelirroja.

–Tú la condenaste a seguirte. –Le respondió una voz fría y vil.

–Está conectada a mí.

–¿Por qué será, Luz?

El silencio se hizo.
Los alaridos de un hombre era una canción que se repetía constantemente en aquella sala. Se podía ver unos calabozos tétricamente abandonados.

–¿Borraste las pruebas?

–Explotaron. –

–Perfecto.

Donde, ahora, se encontraban aquellas tres mujeres, era una  estancia con sus paredes desgastadas; llenas de mo y las cenizas de un antiguo mar abierto.
Pequeñas grietas se podían observar, pero ninguna lo suficientemente grande para siquiera ver que sucedía en aquel lugar abandonado.

–La avaricia. –Cerró suavemente aquellos hermosos ojos dorados. – El último pecador que nos falta. –

Se acercó a siete crucifijos gigantes, pero había una gran diferencia; estaban girados a la inversa.
Un pentagrama en el suelo.

–¿Han de ser necesariamente dioses? –Observaba las víctimas muertas allí.

–Buscamos eficiencia, no pruebas. Hemos estado doce largos años, sumado a setenta y ocho días de adorno. –

–¿Qué buscas en sí?

–¿Qué buscas tú, Luz?

El silencio reinó nuevamente.

–Este no era nuestro plan inicial. –

–¿Alguna vez lo fue? Esto no es una “A”, ni una “B”... Es una “S” .

Luz desvió la mirada, pero la otra mujer comenzó a caminar frente a esos sacrificios.

–Veamos.. La soberbia; Apolo. –Observó el dios en la cruz especificada. – La lujuria; Zeus, la pereza; Dionisio, la ira; Thor, la envidia; Loki, la gula; Demeter y nos falta la avaricia.

–Hay dioses que..

–¿No son lo que se atribuyen? Lo sé, pero se relaciona con ellos, ten en cuenta que fueron agarrados en un momento concreto de sus mitos. –Cerró suavemente los ojos. – Apolo se muestra siempre prepotente, Zeus no hace falta ni explicación, Dionisio es una raíz de la pereza; siendo dios del vino, placeres, fiestas a más… La furia de Thor, Loki siempre transformándose para ser alguien más, por culpa de los cultivos de Démeter se crea la gula.. –Sonrió. – No te preocupes, sé en lo que piensas Luz.. Pero no es así. No soy tan idiota; ¿por quién me tomas? Estos dioses son de versiones alternativas distintas, las cuales consideran que estos han muertos… sin saber que no es así, hasta hace unos años claro..

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