Soka x2

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Una promesa de meñique.
Un amor más fuerte que el hierro, el amor que se tenían aquellos hermanos que fortalecieron mediante palabras y acciones.

"Uno, dos y tres.."

—¡Esta vez gané yo! —Sonrió la castaña.

—¡Ah, no se vale! —

—¡Sí lo hace! —Se burló.

La pequeña de ocho años se acercó a su mochila, y de allí sacó una libreta.

—¿Sigues escribiendo? —Preguntó su mejor amiga. — ¡Déjame ver! Sabes que me encantan tus escritos.. —

Soka, tímida, miró a otro lado.

—No escribo tan bien.. —Susurró.. 

—¡Claro que lo haces! Me encantaría escribir como tú..

—No digas eso, Cloe.—Rió nerviosa mientras le pasaba la libreta.

—¿Por? —Tomó la libreta con una sonrisa. — Ah.. no te debes preocupar. ¿Sí? —

—¿Eh?

—No es tu culpa..  —

Jamás lo fue.
Jamás fue culpa de aquella pequeña de ocho años contemplar el cadáver de su mejor amiga.

Pero..
¿Qué correría en la mente de los adultos?
Ella simplemente era una niña.. 

También lo fue cuando convenció a su madre de ir a aquel campamento, y el autobús de vuelta jamás existió.
Admitía echar de menos a su hermana, a sus dos madres, pero..  era todo extraño.
Su nombre era diferente, y tenía una "nueva familia".

"Operación 00. Korej."

Cada lunes era lo mismo, levantarse, limpiar, lavar su ropa, tiempo libre.
Los otros días de la semana no cambiaban.
Decir el nombre el cual en verdad tenías estaba prohibido, o si no te podrían matar,  por ello mismo usaban nombres en clave.
Ella era "Korej".

Se volvió una hija para la mujer de veinticinco años que le tocaba su cuidado..
Presento ser una mujer dulce e inteligente, tenía un hermano..
Les hacía recordar a su verdadera familia, pero era tabú hablar de ello, así que comprendió a callar y refinar.
Aprendió a encajar en cada movimiento social, modificando cada vez así su estatus..

Su bella apariencia atraía a más de una persona, y esa fue razón suficiente para conseguir a su primera amiga, Rachel.

En un costado siempre se quedaba, en silencio, con las manos sobre su vientre..

—¿Estás bien? —Preguntó una mujer peli-azul.. sentada sobre una silla.

Soka asintió, viendo nerviosamente a los otros niños jugar.

—Venga, será divertido. —Tomó su mano, y la sumó a aquel grupo, entre risitas, entre juegos.

Pero esas risas se cambiaron a unos gritos a la edad de once.
Soka, asqueada, le gritaba a su antigua amiga mientras le empujaba.

—¡Aléjate de mí! ¡Tan solo no me toques! ¡NO ME TOQUES! —Gritó más fuerte, llamando la atención de algunos "monitores".

—Pero.. No entiendo, "Korej", ¿qué te he hecho yo? —Dijo aquella niña, agarrándose el pecho mientras lloraba..

La muchacha se alejó rápidamente antes de huir.
En el regazo de su "madre" lloró, pero aquella mujer jamás supo el por qué de los lamentos de la pequeña.

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Utilizando su mejor faceta.. Le escribió otra carta a su difunta amiga.

"Me siento asquerosa."

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