—¿Estás preparada? —Preguntó Aurora, con una gran sonrisa.Wen suspiró, y asintió.
Abrió aquellas grandes y largas puertas doradas, estas dejaron a su paso una gran corriente de luz que iluminaria con esplendor aquel reinado.
Sus delicados, pero decididos, pasos resonaban por todo.
Atravesando aquel pasillo totalmente blanco, se digno a solo admirar las miles y miles de leyendas pegadas a la pared; incluso de los héroes que solo tenían un verso.
Aquí se les recobraba toda la riqueza.Aquel gran palacio parecía un templo debido a su estructura exterior, pero a medida que entrabas te dabas cuenta que solo era una parte del jardín.
Pasaban dioses y dioses inferiores, aquellos a los que no se le rezaba o ya no se creía en ellos, a excepción de uno; Hermes.
Aquel mensajero no podía hacer más que caminar rápido, seguramente por más de una mala jugada la cual se resbalaba y caía frente a miles de personas.Se adentró un poco más, y se detuvo frente al dintel que llevaría a la Corte Celestial de los Dioses del Destino.
Acercó sus dedos, de porcelana suave, hacia aquella tela que iluminaba uno de los miles de umbrales de diferente habitaciones.
Era rojizo, como era de esperar, pero de un tacto satisfactorio.
Jugó con las líneas pintadas, las representaciones de los dioses."Quién creyera que los titanes como Helios eran gigantes. Estaban equivocados. Tienen nuestro mismo tamaño, y les aterra ser desterrados. Todos menos uno.. "
Eso había leído en uno de los mensajes de Soka; compañera de trabajo de su madre.
Aquella frase todavía le daba escalofríos, aunque sobretodo curiosidad.Suspiró..
—Wen. —Escuchó finalmente su nombre cuando estaba apunto de entrar.
Se giró.
Había un hombre alto y con ojos brillantes esperándola.
Su pelo negro como el carbon, o inclusive más. Su cuerpo más o menos muscular, y sus facciones más delicadas que cualquier otro vaso de cristal.
Cualquiera lo confundiria con mujer.
Cualquiera lo confundiria con una muñeca.
Cualquiera diría algo que Xian, Dios Primordial del Destino, jamás sería.—Señor Xian.. —Cuando estaba en el trabajo, educada tendría que ser aunque fuera su familiar.
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Lo siguiente que pudo admirar la mujer, fue como aquella melena sobrevolaba frente al viento; y aquella suave sonrisa era más bella que cualquier diamante.
Algunos de sus mechones cayeron por sus hombros, y se podría deducir que el tacto de sus dedos era firme y decidido, pero frágil a la hora de tocar la lira o el arpa.
En lo más profundo de su ser, deseo verlo tocar, deseo ver como aquella figura tan magnífica sangraba..No era su culpa, y Xian lo sabía, una de sus miles de "condenas" fue que a muchos le encantaría ver como su sangre brotaba, sabía que así se veria mil veces más hermoso; con un poco de rojo en su piel pálida.
—¿Suicidarte, dices? —Habló, cualquiera diría que sorprendido, pero tan solo levantó las cejas y borro su sonrisa; sin hacer siquiera una mueca de disgusto.
Wen asintió.
—Cambia mi destino, es lo único que te pido. —Aquella peli-roja apretó su tela blanca.
"Cuando estés allí, solo insiste por tu deseo. No digas ni siquiera el por qué, o el cómo te sientes.
Si molestas a Xian en medio de un trabajo importante, solo debes decirle tu deseo. "Pero claro, aquel hombre era una caja de sorpresas y jamás sabrías si estaba en algo importante o no.
Aunque, afuera del trabajo, no atendería ni siquiera pedidos.. había prometido que su familia lo era todo y no permitiría que sus asuntos laborales le molestaran.
Si buscaban consuelo, que lo hubieran buscado fuera del trabajo así no despertar su molestia.
Y si querían un deseo, favor o bendición, que lo hubieran buscado en su trabajo.—¿Estás segura? —Dijo con un tono neutro.
—Sí. Ya no aguanto más.
—¿Probaste terapia?
—Y ya no lo quiero volver a intentar.
El peli-negro observó su cara decidida.. y suspiró. ¿Quién era él para negarle el destino a un cliente?
Se tocó la barbilla, mirando el cielo.—Tenía otros planes para ti. Refrescame la memoria de lo que sucedió hasta ahora; ¿Akiro?
Wen frunció el ceño al escuchar ese nombre.
—Con él..
—No se han vuelto a ver o hablar desde el incidente. ¿Verdad? —La mujer asintió, dejando aún más pensativo al muchacho.
El silencio invadió los primeros minutos, a cierta peli-roja le pareció eterno hasta que escucho un chasquido de lengua.
—Tres intentos. —Sus palabras inundaron toda la zona.
Wen le miró con cierta ilusión..
—Pero alto. Nada aquí es gratis.. —Le miró, y lentamente dio una gran sonrisa. — No te diré cuando, ni como, pero debes intentarlo. Oh, y.. eso puede fallar por Aku.
—¿Aku?
—Así es. —Comenzó a reír.. — Ay, mi querida Wen.. Aku es una mujer que conocí hace poco.. —Ladeo la cabeza, con una sonrisa ciertamente siniestra. — Esa muchacha será tu dolor, tu perdición. Pretendo que sea la próxima novia de tu hermano, Adem. Le concederá tres deseos el cual yo estaré obligado a cumplirle, y si tú estas dentro de ellos... Oh no; no, no, no, no, no, no no.. No podrás nunca morir. —Aunque otros se alegrarian, Wen se horrorizo. — Aunque también dependiendo las acciones de tu hermano.. Puede salir más ganando que perdiendo, o más perdiendo que ganando.. Aku le ha dicho palabras en clave, que si las sabe descifrar; sabrá como manipular esos deseos a la perfección. Y tú, señorita, no podrás morir. —Comenzó a dar suaves carcajadas, era una risa tan celestial.. — Estoy impaciente, todavía no han llegado a otros nudos importantes que faltan; ya quiero ver que camino toman, y ya quiero saber que destino les voy a imponer.
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Wen bajo la mirada mientras caminaba de vuelta donde estaba su tía.
"Tres intentos.
El primero no tendrá porcentaje, no será exitoso.
Pero no te desanimes.
El segundo será mitad mitad, dependiendo de lo que elija tu hermano.
Y el tercero, el tercero será tu victoria; Wen."Esas palabras resonaban incluso cuando dormía..
