28: Sombras del Otro Lado

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Ned abrió los ojos lentamente, con la mirada perdida y el cuerpo tembloroso. Su piel estaba pálida, casi traslúcida bajo la luz tenue de la cabaña. El grupo, aún impactado por su aparición, se reunió a su alrededor, sus rostros una mezcla de incredulidad y alivio. Había una tensión palpable en el aire, como si nadie se atreviera a romper el frágil silencio que los envolvía. Finalmente, Alex fue el primero en dar un paso adelante, su corazón latiendo a mil por hora.

—Ned... ¿Qué te pasó? —preguntó Alex con voz cargada de preocupación, arrodillándose junto a él.

Ned respiró hondo, sus labios temblando mientras intentaba recordar algo lejano y nebuloso. Finalmente, sus ojos se encontraron con los de Alex, y su voz ronca y quebrada llenó el espacio.

—Estuve... en el otro lado —murmuró, apenas audible.

El silencio en la cabaña se volvió ensordecedor. Todos se miraron entre sí, sus mentes luchando por procesar las palabras de Ned. Finalmente, Luna, siempre directa y sin miedo a enfrentar la verdad, se adelantó, su expresión una mezcla de curiosidad y miedo.

—¿El otro lado? ¿De qué estás hablando? ¿Estuviste en el cielo? —insistió, su tono más firme que el de los demás.

Ned cerró los ojos un momento, como si revivir esos recuerdos le causara dolor. Cuando volvió a hablar, su voz estaba llena de una mezcla de miedo y confusión.

—No lo sé exactamente... No es un lugar que puedas describir fácilmente. Era como si estuviera atrapado entre dos mundos. Podía verlos a todos, escuchar todo lo que decían, pero no podía alcanzarlos. —Ned tragó saliva, su voz temblaba. —Estaba en un lugar oscuro, frío... pero al mismo tiempo, era como si estuviera aquí, con ustedes. Vi lo que les pasó, vi lo que hicieron para sobrevivir. Vi mi entierro....

Lucas frunció el ceño, tratando de entender lo que Ned estaba diciendo. La idea era desconcertante, casi imposible de creer.

—¿Quieres decir que estuviste aquí todo el tiempo, pero de alguna forma... no lo estabas? —preguntó, su voz reflejando tanto incredulidad como curiosidad.

Ned asintió lentamente, sus ojos llenos de una tristeza profunda.

—Algo así. Era como si estuviera en una dimensión paralela... o tal vez en un sueño del que no podía despertar. Vi todo, sentí todo, pero estaba atrapado. Y lo peor de todo fue que... —Ned hizo una pausa, su rostro se contrajo en una expresión de dolor. —Él me vio.

Zoe, que hasta ahora había estado en silencio, se inclinó hacia adelante, su rostro serio, buscando respuestas.

—¿"Él"? —preguntó con voz baja, recordando las últimas palabras de Ned antes de desmayarse—. Dijiste que "Él" venía. ¿Quién es "Él"?

Ned cerró los ojos con fuerza, como si la mera mención de "Él" trajera consigo un dolor físico. Cuando volvió a abrirlos, sus ojos estaban llenos de un terror que estremeció a todos en la habitación.

—"Él" es... la oscuridad. Es lo que los consume, lo que transforma todo lo que toca. —Ned tragó saliva, su voz apenas un susurro—. Me vio en el otro lado. Me habló, susurrando cosas que no entendía del todo. Pero ahora... está viniendo por todos ustedes.

Sara dio un paso atrás, como si las palabras de Ned la hubieran golpeado físicamente. Su mente se agitaba, tratando de encontrar una lógica en lo que estaba escuchando, pero todo parecía escapar a cualquier explicación racional.

—¿Cómo podemos detenerlo? —preguntó, casi en un susurro, la desesperación empezando a filtrarse en su voz. —¿Hay alguna forma de escapar de "Él"?

Ned negó con la cabeza, su expresión llena de una tristeza resignada.

—No lo sé... No hay escapatoria fácil de "Él". Pero... —hizo una pausa, como si estuviera buscando algo en su memoria, algo que le diera esperanza—. Hay cosas que vi mientras estaba atrapado. Algo que podría ayudarnos... si encontramos la forma de usarlo.

Rostros RobadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora