36: Oscuras Verdades

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Zoe y Alex salieron de la habitación, con el peso de la conversación aún fresco en sus mentes. Zoe se secaba las lágrimas con la manga de su chaqueta, sus hombros temblando ligeramente, mientras Alex la seguía, su inquietud aumentando con cada paso. El silencio entre ellos era denso, cargado de la tensión de las recientes revelaciones.

Al llegar a la sala principal, se encontraron con un caos mayor de lo que habían anticipado. Ned estaba en el centro de una acalorada discusión con varios miembros del grupo, su actitud desafiante y burlona exacerbando el ambiente tenso. Su tono despreciativo resonaba en la habitación mientras el grupo bordeaba el pánico.

—¡No lo entienden! —vociferaba Ned, su voz llena de furia y sarcasmo. —Alex me apuñaló a propósito. ¡Ese maldito idiota lo hizo a sangre fría!

Clara lo miraba con incredulidad, su voz temblorosa cuando replicó: —Pero, Ned, eso no tiene sentido.

—Alex estaba buscando cómo callarme. Y cuando tuvo la oportunidad, no dudó en apuñalarme. —Ned gritó, su mirada fija en los demás, una mezcla de resentimiento y desafío en sus ojos.

Mariana lo interrumpió, su rostro pálido y lleno de preocupación. —Ned, esa es una acusación muy grave...

—¡Quería deshacerse de mí! —insistió Ned, su tono cargado de amargura. —¡Estoy seguro de eso!

Justo en ese momento, Zoe y Alex entraron en la sala, captando la última parte de la discusión. La mirada de Alex se endureció al escuchar las palabras de Ned, mientras el resto del grupo se giraba hacia él.

—Vaya, vaya —dijo Ned con una sonrisa sardónica al verlos entrar. —Parece que la verdad finalmente ha salido a la luz. No pensé que tuvieras el valor de confesárselo. Supongo que la culpa te obligó a hacerlo, ¿eh?

Mariana, con el rostro pálido y los ojos llenos de preocupación, alzó la vista al escuchar a Ned. Su voz temblaba al preguntar: —¿Nos vas a contar ahora lo que pasó, Alex? —La ansiedad era palpable en cada palabra. —¿Qué ocurrió realmente en esa pelea?

Daniel, parado a su lado, asintió, su rostro reflejando la misma confusión y desesperación. —Sí, necesitamos entender qué pasó.

Clara, que había estado observando desde un rincón, se acercó. Su rostro mostraba una mezcla de inquietud y determinación. —Alex, necesitamos escuchar cada detalle.

Alex respiró hondo, sintiendo el peso de las miradas inquisitivas sobre él. Trató de mantener la calma mientras comenzaba a relatar los eventos con voz seria.

—Todo comenzó unas horas antes de la expedición, en la madrugada. Ned y yo tuvimos una discusión en la cabaña. No fue nada serio, solo un desacuerdo, pero creó tensión. Luego, cuando salimos en la expedición y estábamos cerca de la torre, intentamos aclarar las cosas. Nos alejamos del grupo y nos dirigimos al acantilado. Fue en ese momento cuando todo se descontroló. La conversación se volvió más acalorada y, de repente, Ned se lanzó sobre mí. Yo tenía el cuchillo en la mano, el mismo que me había dado Elías horas antes. En un acto de defensa propia, combinado con un accidente, lo apuñalé.

Ned frunció el ceño al escuchar el relato, interrumpiendo con una mueca desafiante, su voz cargada de desdén. —¡Eso es mentira! ¡Me apuñalaste a sangre fría! —exclamó con furia. —No había ninguna defensa propia ni accidente. Fue un ataque deliberado.

—¡No es cierto! —respondió Alex, esforzándose por mantener el control en su voz. —Ned se lanzó sobre mí sin previo aviso. Después de apuñalarlo, recalque que fue por accidente y en defensa propia, pero él me pateó y yo perdí el equilibrio, cayendo por el acantilado. Pero sobreviví....

Rostros RobadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora