21: Distanciar

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Las cosas no me han ido bien desde que supe que estoy sin trabajo, y como sé que será complicado encontrar otro donde me paguen lo mismo que aquí es lo que más me estresa.

Todo esto es mi culpa y lo sé, ahora estoy dimensionando todo...

Lapis no está en obligación de pagarme, de hecho al darle el dinero a mi madre lo lógico es que ella me lo dé ya que a mi me pidió el dinero... Y Lapis parece que lo sabe, aun así acepta que yo hable con ella en su cuarto.

¿Acaso sabe que yo tengo esas intenciones?

Era cosa de esperar el momento adecuado, pero tuve que estar en la habitación de Margaret porque me pidió nuevamente ayuda en una tarea que olvidó hacer.

—¿Es que no revisas tus cuadernos?—Comenté cruzando mis brazos en lo que me acercaba al escritorio y tomar asiento en el pequeño banco de plástico.

—Se me fue.—Respondió con un tono despreocupado. Y claro, ella confía ciegamente en mi.

No quería entrar en pleitos así que le ayudé a terminar dos hojas de cálculo que serían puntos para el próximo examen de matemáticas.

°°°

—Bien, ya tienes esos puntos asegurados.—Dije al mismo tiempo que me levantaba del piso de plástico.

—¡Aww gracias linda Peridot!—Se puso igualmente de pie para abrazarme.—Prometo mejorar mis calificaciones para poder entrar a tu universidad.

—¡Ja! Necesitarás un milagro para eso.—Puse mi índice en la punta de su nariz.—Tienes que poner más atención en las clases.

—Si lo haré.—Puso su cabeza en mi hombro y luego siento su respiración cerca de mi oído.—Tú shampoo es tan rico...

—Bueno ya es hora de que me vaya.—Tomé sus hombros para separarla.

—¿Me llevarás mañana a la escuela?

—Si si... Ahora descansa.—Puse mi mano sobre su cabeza y le sonreí. A ella le encanta ese gesto porque siempre sonríe cuando lo hago.

Cerré la puerta de su habitación y en eso miro hacia la izquierda la puerta donde está el cuarto de Lapis.

Está semi abierta.

—Permis-

No alcancé a terminar de decir la palabra porque me llega una almohada en toda la cara.

—¡No te atrevas a verme que me estoy quitando la ropa!—Dijo ella dándome la espalda. Estaba sin nada arriba.

—Pues debiste ponerle seguro a la puerta y no lo hiciste. ¿O sea que estás provocando esta situación para que entre y vea tu cuerpo desnudo?

—¡Ja! Y de seguro piensas que voy a pagarte la deuda acostándome contigo ¿No es así?

—¡Acertaste!—Sonreí para luego recargar mi cuerpo en la puerta y de alguna forma no mirarla.—Así que vamos despojando toda prenda que resulte un impedimento para mi.

Cuando terminé de decir eso Lapis se había puesto su parte de arriba del pijama color celeste. Ella se volteó y como no tenía sus sostenes puestos la gravedad hizo que sus pechos se movieran de lado a lado, y eso se notó ligeramente aunque tuviera su pijama.

Qué inquietas son.

—Si quieres el dinero tienes que pedírselo a tu madre, aunque ella me dijo que te pasará un resto mañana.

—Yo esperaba que me lo dieras tú.—Contesté con un gruñido al saber lo obvio.

—Pero descuida Peridot, tendrás todo ese dinero de regreso. Ahora bien, si te llamé hasta acá fue para otra cosa.

Con todos menos contigo! [Lapidot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora