19: Complacer

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☆☆☆

Capítulo con algo de contenido explícito 🔥

Le conté a Nancy lo que sucedió mientras íbamos al primer piso, y cuando llegamos ella llamó un uber para que yo llevara a Peridot hasta la casa.

—Yo me quedaré por si ocurre algo en la fiesta... Así que por favor cuida de Peridot.

—Si Nancy, lo haré.—Sonreí en lo que Bismuto bajaba a Peridot de sus brazos.

Ella estaba dormida aunque de vez en cuando murmuraba cosas que no tenían sentido.

—¡¡Todos son ratas!!—Decía Peridot dormida.

En eso llega el uber y termino subiéndome con Peridot. Bismuto y Nancy se despiden en lo que yo la acomodo en los asientos de atrás para estar a su lado.

Quise sacarme un poco estos zapatos que me estaban molestando la punta del pie, además que no soy para nada buena usando tacones.

Peridot seguía durmiendo, incluso tenía la boca abierta.

Fue entonces que ella se deja caer poniendo su cabeza en mi hombro, de inmediato comencé a ponerme un poco inquieta, pero no de la mala forma porque sé que ella es la única que no me haría nada malo.

Revisé la hora sacando el celular que tenía en una cartera, misma que me regaló Perla y que combina perfectamente con el vestido.

3:40am

¡¡Demonios como se pasa el tiempo!!

Recuerdo que fue difícil estar casi todo el rato parada, y en ningún momento vi a Peridot cerca porque pensaba que usaba vestido, pero ahora que la veo con razón nunca pude encontrarle si está de traje...

Hasta tiene suspensores en su camisa...

Qué bonita se ve.

—Hueles bien...

—¿¿Haa?? ¿¿Peridot??—Volteé para verla sintiendo un poco de pena.

Al segundo volví a escuchar un ronquido.

Está soñando...

Nancy me dijo que había bebido demasiado y que la encontraron sentada en una esquina casi durmiendo, por lo que decidieron que era mejor llevársela a casa.

Lo bueno es que ya terminó ese martirio.

Doce horas de arreglo y que mi pelo tuviera este color, bueno si lo valió. Pero nunca imaginé que sería para calentar viejos seniles.

°°°

Finalmente llegamos a casa. Le di las gracias al chófer para luego sacar a Peridot. Lo bueno es que el señor me ayudó a hacerlo.

Puse su brazo por detrás de mi cuello y caminamos despacio hacia la entrada, en eso Peridot abre los ojos de a poco y comienza a murmurar.

—¿Dónde estoy?

—En casa.—Contesté con una sonrisa.

De la nada siento su mano haciendo un pequeño contacto con mi piel, específicamente cerca del pecho.

—Hoo... ¿Estoy soñando?

—No. Bueno, hace rato lo hacías...

Abrí con dificultad la puerta de entrada y caminamos tratando de decirle a Peridot que siguiera mi ritmo. Tenía que llegar hasta su habitación con el fin de que se acostara y así pudiera hacerlo yo, porque para qué estamos con cosas si estoy demasiado cansada.

Con todos menos contigo! [Lapidot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora