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"Cadenas Ancestrales de Sacrificio."

No he dormido mucho, deseo que todo esto acabe lo más pronto posible, había fantaseado toda la noche con ganar los juegos el primer día, sería la competencia más corta de la historia. En un abrir y cerrar de ojos ya estaría de vuelta en el distrito dos, viviendo en mi palacio de huesos.

Nouria viene por mí antes del amanecer, me da una túnica simple de color bordó y me lleva al el ascensor, que nos sube hasta el tejado. Los últimos preparativos se realizan en las catacumbas, debajo del estadio en sí; un aerodeslizador aparece de la nada y deja caer una escalera de mano, subo al primer escalón y apenas coloco una mano en ella, siento mi cuerpo paralizado, una especie de corriente eléctrica me pega a la escalera hasta que me suben al interior de aquella gigantesca nave. La escalera no me suelta al llegar, sigo pegada a ella y un hombre con una bata blanca se acerca a mí con una jeringa.

—Es tu dispositivo de seguimiento, Clove—explica con voz monótona—. Quédate quieta para que te lo pueda colocar bien.

Habla como si yo tuviese la facilidad para moverme, aquella fuerza invisible me mantiene adherida a la escalera, no podría moverme ni si quisiera; siento un dolor agudo cuando la aguja me introduce el dispositivo metálico debajo de la piel del antebrazo y sé que ahora los Vigilantes sabrán absolutamente todos mis movimientos, el hombre desaparece y una chica avox se acerca para acompañarnos a una habitación donde han servido el desayuno. No tengo ni un poco de hambre, sin embargo, intento comer todo lo que puedo porque no sé si habrá comida disponible dentro de la arena, no tengo idea de qué habrán planeado los Vigilantes este año y es preferible no entrar a los juegos con el estómago vacío.

El viaje dura media hora, observo a través de la ventana cómo la ciudad desaparece mientras desayunamos en silencio. La sala se oscurece de repente y esto indica que hemos llegado al estadio, el aerodeslizador aterriza y Nouria me guía hasta la escalera nuevamente, esta vez nos bajan hasta un tubo subterráneo que lleva a las catacumbas; seguimos las instrucciones hasta llegar a la cámara donde se realizan los preparativos, en el Capitolio lo llaman sala de lanzamiento, yo seré la primera y única persona en utilizar este lugar, ya que los campos de batalla son emplazamientos históricos que son preservados luego de los juegos, se utilizan como destinos turísticos para los residentes del Capitolio: pueden pasar un mes aquí, ver los juegos nuevamente, recorrer las catacumbas, visitar los lugares donde ocurrieron las muertes, y hasta pueden participar en reconstrucciones de los hechos. Creo que con la pasión que sienten hacia los juegos sería mucho más práctico para todos que se ofrecieran a participar en ellos, pero nadie señala lo obvio.

Me ducho y lavo los dientes, luego Nouria se encarga de alzar mi cabello en una coleta bien alta y estirada, separa la misma en pequeñas secciones para que queden como globitos, similar al peinado que me habían hecho para las entrevistas ayer; después llega la ropa, es la misma para cada tributo, y a diferencia del resto de las actividades en las que había participado hasta ahora, Nouria no ha planificado mi atuendo pero me ayuda a colocarme las prendas rápidamente: pantalones rojizos, una blusa verde claro, un robusto cinturón de color marrón, una chaqueta negra con capucha, un par de botas y calcetines con una suela de goma flexible, tengo el presentimiento de que correríamos mucho o tendríamos que escalar, espero que no se les haya ocurrido colocarnos en una montaña porque no me agradan mucho las alturas.

Nouria estudia las prendas por unos instantes, y decide hablar por primera vez en el día.

—Telas térmicas—murmura—. Intenta no deshacerte de nada.

En una ocasión habían arrojado a los tributos en un desierto, debido a las altas temperaturas muchos de ellos se habían quitado y perdido los abrigos con los que habían ingresado a la arena, esa fue una decisión que terminó matado a tres de ellos durante la primera noche, ya que la temperatura descendió drásticamente y sus cuerpos no soportaron las condiciones climáticas.

La Gran Guerra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora