"La Estrategia Establece el Escenario para el Cuento."
Las molestas voces de mi cabeza no me habían torturado en mis sueños y a pesar de que la ira y el enojo consumían lentamente mi ser, logro dormir plácidamente; tengo la leve sospecha de que colocaron algún sedante en mis bebidas durante la cena para que me tranquilizara, no indago, pero tampoco digo que no haya sido posible.
Me levanto con el sol, como de costumbre, son alrededor de las seis de la mañana y logro ver que el sol tiñe la ciudad de un anaranjado cálido, este lugar tiene cierto encanto que no se ve en otro lado. Me dirijo al baño y presiono los botones del panel de control al azar hasta que la temperatura del agua se vuelve ideal; me cae encima espuma de color rosado con olor dulce, tan dulce que despierta mi apetito.
Al salir de la ducha piso la singular alfombra que sirve para secar el cuerpo, encuentro unas botellas de lo que parece ser crema hidratante y tomo la única con un dibujo de flores, su contenido huele bien y al aplicarla es absorbida rápidamente por mi piel.
Delante del armario han sido dejadas unas botas de cuero, pantalones anchos y una remera de mangas largas que se ajusta a mi cuerpo como si de una segunda piel se tratase, todas las prendas son de color negro; recojo mi cabello en una coleta alta y salgo en busca de algo para comer, para mi sorpresa un enorme buffet ya se encuentra sobre la mesa, nadie ha despertado aún, solo se encuentra presente una mujer en medio de la sala común.
Ella fue quien entregó mis flores la noche anterior, tiene el pelo negro hasta la cintura y se ha pintado el cuerpo de dorado esta mañana; no habla en ningún momento, debido a esto descubro que se trataba de un Avox. Personas como ella no tienen lengua, el Capitolio los tortura de esta forma por ser traidores. No soy una persona de muchas palabras, sin embargo, no me imagino una vida sin poder hablar.
Lleno un pequeño tazón con trozos de melón, bananas, uvas y fresas; hoy comenzamos con los entrenamientos, así que decido no cargar demasiado mi estómago, llevo mi desayuno y me siento en el amplio sillón de la sala común, como en silencio mientras veo el sol salir. Veinte minutos después entran al comedor Ezra y Brutus, quienes me saludan enérgicamente antes de servirse el desayuno.
Ezra es otro de los vencedores del distrito dos, un hombre alto y fornido, de cabellera gris, tendrá alrededor de sesenta años; no habla mucho, pero sé que trabaja lado a lado con los otros mentores, probablemente se encarga de los tratos con patrocinadores, al igual que Armelle.
Armelle es una mujer de aproximadamente cincuenta años, es bajita y delgada, tiene el cabello castaño y al igual que Ezra, no habla mucho, o al menos no conmigo; no tengo trato alguno con ninguno de estos dos vencedores, los considero mentores invisibles.
Lyme se asoma sigilosamente en el comedor, cuando nadie más la ve, hace un ademán para que la siga, me levanto del sillón y voy tras ella hasta el cuarto de Enobaria; apenas entro, me hablan en susurros, dicen que tienen un plan para que gane ventaja en la arena, pero que debe ser un secreto entre las tres.
Ambas me dicen que es algo que hicieron cuando participaron en los juegos y puede ser de gran utilidad para ahorrar mis energías y no esforzarme por cosas que otros pueden hacer por mí; me agrada que estemos en la misma página porque ya había pensado en sacarle provecho a mis alianzas, y el hecho que me lo estén recomendando mis mentoras es como un pase libre para iniciar mi plan.
—No creo que te resulte difícil manipular a Marvel—afirma Enobaria sonriendo levemente—. Es un muchacho de diecisiete años a fin de cuentas, eres bonita y asumo que podrás actuar un poco.
—Ninguno de ustedes ha pasado mucho tiempo con personas del sexo opuesto—dice Lyme—. Utilizaremos la naturaleza humana en su contra, si entiendes a lo que me refiero.
No es el aproche que tenía en mente, aunque debo admitir que es un camino rápido, me dicen también que debo evitar las cámaras una vez estando en la arena porque eso podría cambiar mi imagen frente a los patrocinadores, debo colocar las trampas para aquel chico durante el tiempo que nos queda antes de empezar los juegos, luego todo caería en su lugar como si de un dominó se tratase.
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La Gran Guerra.
FanfictionNunca he vacilado en mis convicciones, pero un día fatídico, el suelo se desplomó bajo mis pies y caí como un castillo en ruinas encontrando su fin. Las promesas que alguna vez me guiaron resultaron ser meras ilusiones, creadas para engañarme y deb...