"Vicioso."
Recorremos el bosque por horas, alternamos entre carreras y paseos para abarcar la mayor cantidad de territorio posible, no encontramos a absolutamente ningún tributo en el camino: han ido muy lejos o son buenos escondiéndose.
Nos llevamos la sorpresa de que el chico del doce tiene facilidad con los cuchillos. Todos tenemos un buen nivel de resistencia debido a los entrenamientos en nuestros respectivos distritos así que a nadie le cuesta mantener el paso, ni siquiera al chico del doce a pesar de que ha quedado con una leve cojera luego de la paliza que le habían dado Cato y Marvel.
A última hora de la tarde empiezo a oír los cañonazos, cada disparo representa a un tributo muerto, probablemente todos resultantes del baño de sangre inicial.
El primer día de los juegos, hacen sonar los disparos al finalizar la jornada debido a que las muertes ocurren muy cerca una de otra y a los Vigilantes les resulta complicado llevar la cuenta, a partir de ahora sonarían los cañonazos en el momento que ocurriesen los asesinatos. Detenemos la marcha y contamos los disparos: once muertos, quedan doce.
Nos quedamos en un claro a descansar, nadie quiere quedarse sin energías antes de que empiece la verdadera cacería. Me siento al pie de un árbol y saco mi botella de agua, la bebo de a pequeños sorbos para no acabarla antes de tiempo porque no volveremos al lago hasta el amanecer; Los otros deciden sentarse junto a mí y formamos un círculo.
—No tengo idea de a cuántos tributos asesiné en la cornucopia—dice Cato—, pero creo que habrán sido tres o cuatro tributos.
—Yo maté a dos—anuncia Marvel—, aunque con el subidón de adrenalina no lo recuerdo muy bien.
—Yo maté a una chica—Glimmer se veía molesta—, la estúpida se defendió y alcanzó a darme un puñetazo en el rostro.
—Maté a una chica y a un chico—digo sin darle mucha importancia, ya que recuerdo como se me había escapado la chica del doce—, pudieron haber sido más.
Tara no había matado a nadie, hirió a un par de tributos pero Marvel se había encargado de acabarlos. El chico del doce tampoco tenía sangre en sus manos aún.
Pienso en los doce tributos restantes que debo eliminar para salir de aquí, cinco de ellos se encuentran sentados junto a mí, quiero quitármelos de encima lo más rápido posible, pero no antes de que alguno de ellos se deshaga de Thresh.
Como somos seis, nos manejamos en dúos durante el recorrido por la arena: El chico del doce y Cato van al frente, Glimmer y Tara en el medio, Marvel y yo de últimos. Se me ocurre crear una alianza secreta con Marvel, ya que va conmigo al final del grupo, podríamos matarlos a todos fácilmente en un ataque sorpresa, pero no tenemos tiempo a solas y es imposible hablar con él, así que termino esperando que de alguna manera piense lo mismo que yo.
Nos quedaremos aquí hasta el anochecer así que me recuesto contra el tronco de aquel gran árbol y cierro los ojos por unos minutos, necesito descansar, ya que cazaremos durante la madrugada; es más fácil sorprender a los otros tributos mientras duermen, y siguiendo esta misma lógica, no me permito dormir profundamente.
Me mantengo alerta en caso de que a alguien se le ocurra atacarme, estoy en desventaja, pues todos mis aliados son mucho más grandes y fuertes que yo, dependo al cien por ciento de mis habilidades con los cuchillos para sobrevivir.
Tara monta la primera guardia durante un par de horas, los demás no tienen problemas para tirarse al suelo a descansar pero yo no puedo hacerlo, me hace sentir indefensa y vulnerable, tengo que estar lista para levantarme y correr en cualquier momento.
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La Gran Guerra.
FanfictionNunca he vacilado en mis convicciones, pero un día fatídico, el suelo se desplomó bajo mis pies y caí como un castillo en ruinas encontrando su fin. Las promesas que alguna vez me guiaron resultaron ser meras ilusiones, creadas para engañarme y deb...