2. Eso sí que no me lo esperaba

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Juanjo

Paco es un buena pieza, y lo digo con conocimiento de causa. Lo conozco desde que nací. Era el mejor amigo de mi abuelo. Se conocieron en la mili siendo unos críos y desde entonces habían sido inseparables. Al acabar el servicio militar los dos se mudaron juntos a Madrid a buscarse un poco la vida, pero mi abuelo conoció a mi abuela y se fueron a vivir a Zaragoza, donde mi bisabuelo paterno encontró un trabajo para él en un taller de instrumento musicales. Me encantaba ir de pequeño a ver cómo fabricaban las guitarras y los pianos.

Vivían lejos, pero siempre encontraban un hueco para verse, y aunque Paco no se casó ni tuvo hijos, pese a tener alguna que otra relación, siempre pasó como uno más de la familia. Era como un tío de sangre para mi madre.

Mi abuelo falleció hace unos años a causa del COVID, y desde entonces Paco pareció no volver a ser el mismo. Estaba más triste y no se sentía ni con fuerzas de contestar a las llamadas de los Bona. Esto sumado a la edad en la que se encontraba ya, hizo que mi madre se preocupara de más por él, por eso cuando me tocó mudarme a Madrid para estudiar quiso que estuviese pendiente lo máximo posible. Estos dos últimos años había sido así, yo iba a visitarlo de vez en cuando, él me mandaba a la mierda por "molestarlo" y al final acabábamos peleándonos después de que hubiese vuelto a hacer trampa jugando a las cartas. Aunque nunca lo reconocía en voz alta, siempre salía de esa casa con una sonrisa.

Por eso me preocupé tanto aquella noche que mi madre me llamó desesperada para que fuera al hospital. Al parecer Paco se había desorientado un poco después de salir a dar un paseo largo en pleno sol de Julio. Por suerte la policía lo encontró deambulando por la calle y lo llevó al hospital, donde determinaron que se debía a una leve deshidratación. Gracias a dios pudo recordar más tarde aquel teléfono que se sabía de memoria para poder llamar.

Tras el incidente, mi madre sabía que no quería dejarlo solo todo el día, pero también entendía que yo necesitaba mi espacio y que no me podía mudar con él. Por eso, al enterarse de la existencia del proyecto 'Convive' después de ver un reportaje televisivo, no dudó en apuntar a Paco, cosa que a este no lo hizo ni pizca de gracia.

Ese fue el motivo por el que cuando llegué a su casa abriendo con las llaves que mi madre me dio al mudarme a Madrid y viendo en el salón su postura y el estado en el que se encontraba la pobre criatura que estaba ante él, lo entendí todo. El muy cabrón lo había vuelto a hacer. Se había aficionado a hacerse el muerto cada vez que la organización intentaba meterle en casa a un nuevo inquilino. El chico que iba a mudarse el mes pasado salió por patas cuando se enteró de la 'broma' mientras gritaba: "yo con el puto loco este no vivo", y vaya si lo entendí.

Me fui directo a la cocina a por un vaso de agua para el pobre Casper mientras pensaba cómo iba a volver a explicarle a su madre y a Sonia de la organización, que iban a tener que retomar la búsqueda y que nuestro Paquito había vuelto a hacer de las suyas y a dar por culito.

- Chaval, espabila hombre – le escuché decir mientras salía de la cocina con el vaso de agua.

Paco chasqueaba los dedos ya de pie delante de este, pero ni se inmutaba.

- Pero ¿tú estás mal de la cabeza? - gritó por fin reaccionando después de parecer que se había convertido en una estatua. - ¿A ti te parece normal asustar así a alguien? ¡Casi me da un infarto, joder!

- Uy por Dios niño. Hablarle así a un aciano indefenso. ¿Dónde está hoy en día la educación de la juventud? - comentó irónico mientras el chico abría los ojos con incredulidad.

- Tú tienes de indefenso lo que yo de poco hablador – bromeé.

- ¡Y tú a callar! Que has tenido que venir a joderme el negocio. ¿No tienes amigos con los que salir o tías a las que tirarte? También tienes que saber cuál es tu sitio, todo el puto día aquí como un titi detrás mío.

-¡Sabía que habías visto Paquita Salas! ¡Mentiroso! Al final me escuchas cuando te recomiendo cosas. Menos mal que me empeñé en ponerte la tele con Netflix – dije emocionado después de que hubiese usado una referencia de la serie.

- Es que no entiendo nada. Si ni se te movía el pecho – comentaba el chico ignorando nuestra conversación mientras negaba con la cabeza.

- Soy muy buen nadador. Además, fui campeón de apnea en la mili 5 veces seguidas. Tengo buenos pulmones – dijo orgulloso.

- Yo es que estoy flipando. ¿Cómo se te ocurre? ¿Y tú? - dice señalándome a mi- ¿Qué cojones le pasa a tu abuelo? Esto ya no es ni de residencia, es de psiquiátrico. ¿Cómo lo dejáis hacer estas cosas?

- No es mi nieto. Es un pesado que se iba ya. Lo tengo contratado para que me hagas los recados. - afirmó Paco mientras yo rodaba los ojos - Pero bueno chico. Un placer conocerte. Puedes seguir a este cuando bajes para que no te pierdas al buscar la salida. Buen viaje de vuelta a... de donde coño seas -comentó Paco sonriente.

Entonces algo cambió en el semblante de el del bigote que se giró con una sonrisa irónica a mirar al más mayor mientras respiraba hondo.

-Mi viaje ahora mismo, ya que no tengo que ir a buscar al de la funeraria, es el de ir directo a mi habitación si me dices por favor cual es. Quiero sacar las cosas y dejar todo un poco ordenado. ¿La contraseña del wifi?

Vaya, esto sí que no me lo esperaba. 

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