32. Te entiendo

1.1K 128 2
                                    




Juanjo

El peso de la historia que acabo de escuchar todavía me oprime el pecho, como si todo lo que he descubierto se hubiera estancado ahí, atrapado entre mi dolor y mi sorpresa. Paco ha terminado su relato, pero el eco de sus palabras sigue resonando en mi mente. No soy capaz de procesarlo todo de inmediato, pero una cosa es segura, no puedo contener las lágrimas. Martin, que ha estado a mi lado todo este tiempo, también ha sido incapaz de evitar llorar, aunque está haciendo un esfuerzo sobrehumano por mantenerse fuerte por mí. Nos miramos, y en ese momento compartimos un entendimiento profundo. Sabemos lo que significa esta historia. Sabemos lo que se sacrificó.

-Tu abuelo... -empieza a decir Paco con la voz quebrada. - Siempre fue un hombre bueno, Juanjo. Anteponía el bienestar de los demás al suyo propio. Nunca quiso hacer daño, solo proteger, aunque eso le costase su propia felicidad. Pensó que era más fácil que yo lo superase a que una mujer embarazada pudiese salir adelante sola. Sé que en el fondo lo de su padre le daba igual. Fue todo por tu abuela, no podía no ayudarla. No podía condenarla a ella o a su hijo a vivir en aquella sociedad de una forma que no estaba bien vista, justamente lo que estábamos haciendo nosotros.

Miro a Paco, y por un momento me parece increíble que este hombre frente a mí haya vivido tanto, haya pasado por tanto dolor, y aun así haya encontrado la manera de mantenerse cerca de mi familia. ¿Cómo es posible que haya soportado todo esto durante tanto tiempo? Es entonces cuando una pregunta que no había querido formular, pero que ha estado acechando en mi mente, me golpea con toda su fuerza.

-Entonces... ¿Mi tío Aitor? ¿no era hijo de mi abuelo?

Paco cierra los ojos un instante, como si mi pregunta trajera de vuelta recuerdos dolorosos, y luego asiente despacio con la expresión cargada de melancolía.

-No, no lo era. - su voz es suave. -Pero eso nunca importó. Raúl lo quiso como si fuera suyo desde el primer momento. Lo cuidó, se lo dio todo, le enseñó todo lo que un padre enseña a su hijo... y cuando se fue... una parte de él murió también. Nunca volvió a ser el mismo.

Noto el pecho pesado mientras miles de preguntas se agolpan en mi cabeza. La historia de mi abuelo, de este hombre que sacrificó tanto por los demás, me deja confundido, con una mezcla de dolor y admiración.

-¿Y tú...? -logro decir, aún intentando asimilar todo. -¿Qué pasó después contigo y mi abuelo? ¿Cómo volviste a su vida?

Paco se recuesta en su silla con la mirada perdida en algún punto lejano, como si reviviera cada uno de esos momentos antes de hablar.

-No fue fácil, Juanjo. -Hace una pausa, respirando profundamente. - Cuando tu abuelo se casó con tu abuela, yo sabía que no podía estar cerca. No podía presenciarlo. No podía soportar ver cómo nacía ese bebé, cómo formaban una familia. No podía soportar que abandonase sus sueños en al capital, no solo a mi. Él era feliz en la fábrica, con los muebles , la madera... Al menos el padre de Adela le buscó un trabajo parecido en el taller de instrumentos.

>>Y yo... yo necesitaba tiempo para comprender, para aceptar lo que había sucedido. Pero incluso después de todo eso y después de pasar meses pensando y llorando, sabía que no podía vivir una vida sin Raúl en ella, aunque fuese de otra forma. Cuando finalmente pude, volví a Magallón.

Paco sonríe de forma casi imperceptible, como si esa decisión, tomada tantos años atrás, aún resonara con claridad en su memoria.

-Me planté en la estación de autobuses un día cualquiera, y ahí estaba. Lo vi jugando con Aitor en un descampado. Recuerdo como el niño se reía mientras él lo iba persiguiendo. Ahí fue cuando me di cuenta que jamás podría dejar de estar enamorado de él. Nos miramos, y no hizo falta decir nada. Sabíamos que aún nos teníamos el uno al otro, pero ya no sería como antes. No podía ser. Volvimos a formar parte de nuestras vidas, pero de otra forma. Yo vi crecer a Aitor, estuve ahí cuando nació tu madre... Incluso soy su padrino - Paco hace una pausa con sus ojos brillando por la emoción contenida.

All I AskDonde viven las historias. Descúbrelo ahora