36. Con la primavera

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La ambulancia llegó a tiempo. Martin y Juanjo habían esperado con el corazón en un puño, abrazados en el pequeño recibidor de la casa de Paco, mientras los paramédicos hacían su trabajo. Se llevaron a Paco al hospital, y durante horas que parecieron eternas, se aferraron a la esperanza de que saldría de esa como lo había hecho tantas otras veces. Vivieron su recuperación. Paco volvió a casa, más frágil quizás, pero con esa chispa de vida que siempre lo había caracterizado.

Paco vivió muchos años más, disfrutando de lo que le quedaba de vida. Volvió a visitar Magallón, tal y como lo había hecho no hacía mucho, en ese viaje tan especial donde finalmente se despidió de Raúl. Hubo muchas tardes en las que se sentó frente al televisor, con un vaso de vermut en la mano, esperando ansioso los nuevos capítulos de Los Bridgerton, una de sus series favoritas. Ahí estuvo él, envejeciendo con gracia, riendo con ellos, dándole la bienvenida a los hijos que Martin y Juanjo tuvieron, sentado en el suelo, jugando con los pequeños, haciéndolos reír con sus historias y su humor mordaz.

O eso es lo que les hubiera gustado a todos.

Pero nada de eso sucedió.

Paco se fue aquel mismo día. Partió justo cuando la primavera daba sus últimos suspiros y el verano se colaba con un sol abrasador que quemaba más que calentaba. Se fue con la misma serenidad que siempre lo había acompañado, dejando un vacío profundo en la casa que solía estar llena de su risa, de su sabiduría, de su presencia.

El único consuelo que tenían Martin y Juanjo era saber que Paco no estaría solo. En algún lugar, más allá de esta vida, sabían que Paco y Raúl se habrían encontrado. Que estarían juntos, sin miedo ni restricciones, amándose libremente, planeando nuevas maneras de amarse en las siguientes vidas. Paco, por fin, había encontrado la paz que tanto buscaba.

Días después, Martin y Juanjo están en casa de Paco, recogiendo lo que queda. El apartamento está impregnado de recuerdos, de momentos compartidos, de la vida de un hombre que lo llenaba todo con su presencia. No pueden evitar sentir una mezcla de tristeza y nostalgia al guardar sus pertenencias, sabiendo que esta será la última vez que caminen por esas habitaciones llenas de historia tanto para Paco, como para ellos.

Juanjo se detiene un momento frente a la repisa de la televisión. Sobre ella, una fotografía de Paco y su abuelo, ambos jóvenes, sonrientes. La famosa foto de Santiago. Siempre había sentido una conexión especial con esa imagen, como si en algún nivel profundo comprendiera el amor que unía a esos dos hombres, incluso antes de que él mismo lo entendiera.

Con ternura, toma la foto en sus manos. Pero al darle la vuelta, algo llama su atención. Pegado al reverso del marco, encuentra un sobre. Está dirigido a él, con letras cuidadas que rezan "Juanjo".

-Mira esto -dice, extrañado, llamando la atención de Martin, que está revisando un cajón cercano a la puerta.

Martin se acerca curioso y se sientan en el sofá juntos. Juanjo sostiene el sobre en sus manos, sin abrirlo aún, con una mezcla de sorpresa y emoción.

-¿Qué es? -pregunta Martin.

Juanjo suelta una pequeña risa al mirar el sobre.

-Ahora entiendo cómo Paco y mi abuelo se enamoraron -dice, riendo suavemente—. Los dos eran igual de intensos. Vaya manía con dejarme cartas para leer después de que me abandonen.

Martin sonríe, sabiendo que las palabras de Juanjo están teñidas de amor y nostalgia.

-No te preocupes mi amor -dice Juanjo, mirándolo. -Todo lo que tenga que decirte, te lo diré en vida y cara a cara. No quiero que te quedes con más cartas cuando yo no esté.

Martin se ríe y lo empuja suavemente con el hombro.

-Déjate de tonterías -le dice. -Anda, empieza a leer.

Juanjo asiente, con el corazón latiendo un poco más rápido de lo normal. Rompe el sello del sobre con cuidado y saca una hoja de papel. Se aclara la garganta y comienza a leer en voz alta.


Querido Juanjo,

Te escribo estas palabras justo al volver de Magallón. Acabo de visitar a Raúl por última vez, y me siento en paz, finalmente. Quería darte las gracias a ti y a Martin por llevarme. Era lo que necesitaba para sanar, para despedirme como no pude hacerlo antes. Dejo estas palabras para que las leas cuando ya no esté, pero quiero que sepas que estoy en paz.

Gracias, de todo corazón, por enseñarme lo que el amor puede lograr. A veces, la época en la que vivimos nos marca mucho, pero veros a ti y a Martin juntos, sin miedo, me ha hecho recordar lo feliz que fui en mi juventud. Vosotros me habéis dado esperanza, y me habéis demostrado que luchar por uno mismo y por lo que uno quiere siempre merece la pena, que a veces no es necesario rendirse.

Estoy orgulloso de ti, Juanjo. Todo el mundo lo está. Vas a ser el mejor médico del mundo, estoy seguro. Llevas en la sangre lo de ayudar a los demás, como todo lo que haces. No tengo dudas de que tu vida será increíble, y quiero que sepas que me siento afortunado de haber sido parte de ella.

Dile a Martin que, si no pude ver su primer musical en la Gran Vía, que no se preocupe. Lo estaré viendo desde la butaca más alta, aplaudiendo como siempre lo haría en vida. Tiene un talento increíble, y estoy seguro de que el mundo también lo verá.

No te preocupes por mí. No estaré solo. Despedirme de Raúl me ha permitido estar en paz conmigo mismo, y si mi final llega pronto, estoy preparado. Sé lo que me depara al otro lado. Estará allí, esperándome.

Has sido como un nieto de sangre para mí. Siempre recordaré nuestras charlas, nuestras risas, y todos esos momentos que compartimos. Porque la poca vida que me quedaba cuando tu abuelo se fue, me la devolviste tú.

Te quiero, Juanjo.

Hasta siempre.

Pd: El piso en el que estás te pertenece. Tu madre ya lo sabe, así que no te preocupes. Espero que esa casa te traiga tanta alegría como la que me trajo a mí cuando estabas en ella. Cuida bien de ella, y de ti mismo, y nunca olvides lo que es realmente importante, el amor.


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¡Qué penita me da que acabe esto ya por Dios! Le queda un capitulito, creo, porque no creo que haga extras. 🥲

Siento lo de Paco, pero tenía que pasar. Él ya estaba en paz consigo mismo y con Raúl, solo necesitaba estar con él de nuevo en un lugar en el que pudieran ser libres. ❤️

Espero que os haya gustado el desarrollo de la historia. Sé que nos hemos reído con Paco, pero también que hemos llorado.

Nos vemos en la última actu.

(Por cierto, ya estoy pensando en la próxima novela. Os iré informado)

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