Han pasado ya diez años desde aquel día en que Paco se fue. Diez años de amor, de crecimiento, de nuevos comienzos. Juanjo y Martin han construido una vida juntos que a veces aún les parece un sueño.
Se casaron hará unos cinco años, después de que Martin le pidiese matrimonio al atardecer en el Empire State Building, en un viaje juntos a Nueva York. Juanjo se estaba mareando por la altura mientras Martin sacaba el anillo y se arrodillaba sin reparar en la cara blanca de su novio. Juanjo casi se desmayó de la impresión por todo las sensaciones buenas y malas que estaba sintiendo y soltó un flojo 'si quiero' que vino seguido de una fuente de vómito que casi baña a su ya prometido. Romántico ¿verdad? Para ellos lo fue.
Juanjo se convirtió en un fantástico neumólogo y consiguió dejar de fumar. Martin por su parte, sigue maravillando al público en sus numerosas representaciones de Gran Vía, sabiendo que tiene siempre un espectador especial observándolo desde la butaca más alta.
Ahora, comparten una vida llena de risas infantiles, de carreras por el pasillo, y de noches donde pueden escuchar el viento mecer las hojas de los árboles fuera de su hogar de madrugada y las respiraciones tranquilas de ambos.
El sol de la mañana entra suavemente por las ventanas de la casa, filtrándose a través de las cortinas y bañando todo con una luz dorada. La casa, la misma que una vez perteneció a Paco, está llena de vida. Es un espacio acogedor y cálido, con muebles cómodos y paredes decoradas con fotografías de momentos felices. En una de esas fotos, están los cuatro: Martin, Juanjo y sus dos hijos, ambos de cuatro años, nacidos con apenas minutos de diferencia. Los niños ahora corretean por el salón, persiguiéndose y riendo con ese entusiasmo inagotable que parece caracterizarlos.
Juanjo, que está en la cocina preparando el desayuno, sonríe mientras escucha las risas de sus hijos. Se toma un segundo para mirar desde la cocina la foto en la repisa del salón, la misma repisa donde una vez encontró la carta de Paco. Hicieron múltiples reformas, pero ese fotografía siempre tendría el mismo lugar. El lugar que le pertenecía. "Vaya si tenía razón el cascarrabias", piensa. "Este lugar está lleno de alegría."
-Papi, no me hace caso - se queja Amaia con una mezcla de exasperación y diversión mientras entra corriendo en la cocina, escondiéndose detrás de las piernas de su padre.
Juanjo se ríe, echando la cabeza hacia atrás.
-Claro que no, si tienes más normas que un hospital, cariño. Es complicado hacerte caso en todo. - le dice divertido dándole un beso en la frente para girarse a ver a su hijo que está subido en... ¡lo mato!
-¡Raúl Francisco Urrutia Bona! Me voy a cagar en tu padre que soy yo. ¡Bájate de ahí ya! ¡El crío del copón! - dice corriendo para coger al niño que había pensando que era una buena idea ver qué pasaba si se subía a la encimera e intentaba volar.
- Ups, te ha dicho todo el nombre. Te la vas a cargar... - canturreaba divertida Amaia para enfadar a su hermano.
-Pues no, lista - le dice a su hermana sacándole la lengua y acercándose a Juanjo poniendo un gesto como de querer contarle un secreto - Perdón Papi, pensaba que a lo mejor podía volar como ese de la peli que vimos el otro día. No sabía que te ibas a asustar. No me subo más ahí. Pero has dicho muchas palabrotas ¿eh? Al Aita no le va a hacer gracia. Dice que Amaia repite todo lo que escucha. - le susurra al oído.
-El Aita no se va a enterar. Si no se lo dices, te doy un par de chuches después de comer - le dice bajito al niño al oído.
Raúl, que lleva el nombre del abuelo de Juanjo, le lanza una mirada cómplice a su padre y asiente. A pesar de tener sólo cuatro años, el niño ya muestra señales de la calma y sensatez que Juanjo siempre admiró en su abuelo, algo que lo llena de un orgullo especial. El nombre es un homenaje, pero también un recordatorio de la herencia emocional que su familia le ha dejado.
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All I Ask
FanfictionMartin encuentra en internet una oportunidad única: mudarse a Madrid para vivir en la casa de un anciano solitario a cambio del pago de una pequeña renta y compañía. Paco, un hombre gruñón y reservado, no tiene interés en compartir su espacio e inte...