Martin
Estoy en shock. No hay otra manera de describirlo. Doy vueltas por el salón, tratando de procesar lo que acabo de escuchar. Las palabras de Paco siguen resonando en mi cabeza como un eco incesante. No puede ser verdad, no puede ser... Pero esa foto, esa mirada en los ojos de Paco, todo va encajando en mi mente de una forma tan real que no sé ni cómo sentirme.
-No me jodas -murmuro, pasando una mano por el pelo mientras sigo caminando-. No me jodas.
Doy otra vuelta y me detengo frente a Paco, que sigue sentado en su sillón, con esa expresión triste y distante. Levanta la cabeza y me mira, esperando que diga algo coherente, algo que no sea lo mismo que llevo repitiendo durante los últimos cinco minutos.
-No me jodas, Paco -repito, aunque esta vez lo digo con más fuerza, casi como un reproche.
-Martin... -intenta empezar, pero lo interrumpo antes de que siga hablando.
-Pero ¡cómo puedes decirme todo eso, darme esa fotografía y dejar que me lleve este shock de repente! -exclamo, incapaz de controlar el volumen de mi voz—. ¿Juanjo lo sabe? ¿Sabe todo esto? No, ¿verdad? Qué va a saber después de lo de anoche.
Paco suspira, y ese gesto me dice lo que ya temía.
-No -responde con voz grave-. No lo sabe. Y no puedes decirle nada, al menos no por ahora.
Siento cómo la rabia se acumula en mi pecho. Esto no puede ser real, no puedo estar metido en este lío.
- ¿Qué? -pregunto, incrédulo. - ¿Que no le diga nada? Paco, ¡no puedes pedirme eso! ¡No puedes! Estoy empezando algo con él, algo serio, y no puedo comenzar algo con mentiras u ocultándole verdades. Yo no soy así. La honestidad es lo más importante para mí en cualquier relación, ¿entiendes? ¡En cualquier relación!
Paco levanta una mano, pidiéndome calma, pero no puedo tranquilizarme. El mundo acaba de darme un vuelco y no sé cómo manejarlo.
-Martin, escúchame cojones -dice con tono firme pero sereno-. Solo te pido que esperes unos días, ¿vale? Juanjo se va a enterar, te lo prometo. Pero no ahora, no todavía. Dame solo un par de semanas.
Lo miro fijamente, intentando entender por qué me pide esto, pero todo lo que siento es confusión. ¿Un par de semanas? ¿Por qué tendría que esperar tanto? Me paso la mano por la cara, tratando de calmarme, pero mi cabeza sigue girando como una puta noria.
-Paco... No puedo -digo, casi suplicando—. No puedo mentirle. ¿Un par de semanas? No tiene sentido, ¿por qué?
Paco suspira de nuevo, y su mirada parece apagarse por un momento, como si llevara una carga demasiado pesada. Luego, su voz se vuelve casi un ruego.
-Te lo pido por favor, Martin. Solo unos días. No le digas nada hasta entonces, te lo prometo, te prometo que Juanjo lo sabrá. Pero ahora mismo no es el momento. Lo acaba de pasar muy mal con todo esto, se ha ido a casa para desconectar, para pensar... Si le dices ahora lo que te acabo de contar, no va a poder con todo.
Me quedo en silencio, debatiéndome entre lo que siento que es correcto y lo que Paco me está pidiendo. Sé que tiene razón en parte: Juanjo se ha marchado precisamente porque necesita tiempo para sí mismo. No puedo añadir más caos a su vida en este momento, no sería justo.
-Vale -cedo finalmente, aunque las palabras me queman en la boca. - Pero que quede claro que lo hago por él. No por ti. No necesita más mierda ahora mismo.
Paco asiente lentamente, agradecido. La tensión en su rostro se suaviza un poco.
-Gracias – murmura -. Lo aprecio de verdad.
Nos quedamos en silencio con el peso de todo lo que no se ha dicho colgando en el aire entre nosotros. Me siento agotado, como si acabara de correr una maratón emocional. Me apoyo en la pared, cerrando los ojos un momento para intentar asimilarlo todo.
-Paco - digo de repente, rompiendo el silencio -. ¿Fue él el ex del que me habló Juanjo? Raúl. ¿El ex por el que no te gusta que te llamen Francisco?
Paco asiente, y veo en sus ojos una tristeza profunda, como si cada recuerdo de ese tiempo estuviera cargado de alegría y dolor en partes iguales.
-Sí - admite. - Fue la mejor y la peor época de mi vida.
Lo miro fijamente, intentando comprender el peso de esas palabras. No sé qué decirle, no sé si quiero saber más en este momento. La verdad es que siento que mi cabeza va a explotar. Necesito alejarme, procesarlo todo con calma.
-Tengo que irme a mi habitación, Paco - le digo finalmente, con voz apagada. - Necesito descansar... y asimilar todo esto yo también.
Paco asiente comprensivo.
-Lo entiendo. Si quieras hablar o saber algo, aquí estoy.
Paco me mira con una tristeza silenciosa, y en ese momento, veo a un hombre que ha pasado por cosas que yo ni siquiera puedo imaginar. Un hombre que vivió una época donde amar a quien amaba era un crimen, y que todavía carga con las cicatrices de esos tiempos. Una parte de mí, la parte más compasiva, siente cómo mi corazón se ablanda un poco.
-Mañana -empiezo a decir suspirando, tratando de ordenar mis pensamientos. - ¿Te gustaría sentarte conmigo y contarme más? De... todo esto. Quiero entenderlo.
Paco asiente lentamente, y en su mirada veo un destello de esperanza.
-Me encantaría, niñato —responde con una leve sonrisa y uno de esos apodos que le gustaba usar con nosotros, aunque su voz sigue cargada de esa tristeza que parece no abandonarlo desde hace un rato.
Me dirijo hacia la puerta, pero justo antes de salir, algo me vuelve a la mente, algo que no tiene sentido y que no puedo ignorar. Me detengo en seco y me vuelvo hacia él.
-¿Por qué quieres esperar para decírselo un par de semana? - pregunto, dándole vueltas a la cabeza. - Es un periodo de tiempo muy específico. Después de todos estos años, ¿por qué justo en un par de semanas?
Paco se queda en silencio un segundo ante de contestar, y cuando lo hace, su voz es tan suave que casi no lo oigo.
-No son un par de semanas, exactamente. Unos 9 días. – dice -Hasta el 10 de noviembre.
El 10 de noviembre. ¿Por qué esa fecha me resulta tan familiar?
Mi mente corre frenéticamente, buscando la respuesta hasta que, de repente, caigo en la cuenta. Mi cuerpo se congela mientras lo miro, con los ojos muy abiertos.
-Pero ese día es... -empiezo a decir, aunque Paco me interrumpe antes de que termine la frase.
-El cumpleaños de Juanjo.
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All I Ask
FanfictionMartin encuentra en internet una oportunidad única: mudarse a Madrid para vivir en la casa de un anciano solitario a cambio del pago de una pequeña renta y compañía. Paco, un hombre gruñón y reservado, no tiene interés en compartir su espacio e inte...