miope ⋆ tsukishima kei

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Yo pensé que el rusio me iba a pedir que le diera un beso en la boca, que le comprara algo, que saliéramos a algún lugar, incluso que me pidiera algo cochino, pero en ningún momento se me pasó por la cabeza que me iba a pedir que le contara la historia con mi ex.

Claramente me tomó por sorpresa y le pregunté que para qué quería saber eso.

¿Qué me dijo este weon?

O sea, fue bonito igual, porque me dijo que como él tenía la intención de llegar a pololear conmigo, quería saber sobre los errores de mi ex pololo para no hacer lo mismo.

Tan lindo que es.

Obvio que no se lo iba a contar en el liceo, así que decidimos pasar a la plaza después de clases.

Puso su poleron en el pasto para que nos sentáramos debajo de un arbolito, aunque yo era la única que estaba sentada encima del poleron.

El Kei compró un paquete de gomitas de osito y un paquete de papitas para que comieramos, siento que se va a quedar pobre por mi culpa.

— Puta, tenía que haber comprao unas bebidas, me voy a atorar comiendo — Dijo el rusio mientras abría las papitas.

— ¿Te compro una? — Le ofrecí.

— Después voy a comprar, tranqui.

— A la próxima yo te voy a sacar a comer, lo prometo — Siento que estoy en deuda con él, siempre me compra weas — Cuando me paguen la pensión.

— Yo soy el que gasta plata en esta relación, así que anda olvidándote de eso.

— ¿Qué relación, Kei? — Me reí.

— Futura relación — Se corrigió.

— Si no me vas a dejar gastar plata, te voy a invitar a comer a mi casita ¿Te tinca? — Lo miré, se ve muy lindo, en serio ¿Será porque estoy ovulando?

— Si no es pa comerte a ti, entonces no — Se rió y miró para otro lado.

— ¿Kei? ¿Desde cuándo eri tan ordinario? — Le pegué en el brazo, también riéndome.

— Ya, si fue chiste noma.

— Entre broma y broma, la verdad se asoma — Amo los dichos de vieja — Y en mi casa no se hacen cosas cochinas, te aviso.

— En la mía entonces.

— ¡Ya! ¡Córtala cochino asqueroso! — Me tapé la cara mientras me reía, igual me puse rojita.

El Kei me atrajo hacia él con el brazo y me dio un piquito.

— Te pusiste roja — Se rió de mi — Linda.

— ¿Y cómo no? Si me diste tremenda propuesta indecente, sucio.

— Aprendí del mejor — Ahora me dio un beso en el cachete — Soy sucesor de Romeo Santos.

Estuve harto rato entre los brazos del rusio, andaba muy cariñoso hoy día, aunque no me quejo.

— Ya, a lo que venimos — Se puso serio — Cuéntame tu historia con el Rintaro.

— ¿De verdad queri saber sobre eso? Me pudiste haber pedido cualquier otra cosa, Kei, es como haber desperdiciado la oportunidad.

— Pienso que es importante saber sobre tus relaciones pasadas — Aún me tenía abrazada — ¿O no me queri contar?