Debajo del Roble ~ Libro 07 [Temporada dos]

Capítulo 04 ~ El desertor

Maxi se puso rígida ante la inesperada pregunta. No sabía qué decir cuando Dean intervino.

— ¿El Señor de Anatol? ¿El cazador de dragones? ¿Qué me dices de él?

— He oído que tiene en su poder una espada de adamantina y monedas chapadas en oricalco — dijo Alec, con las fosas nasales encendidas por la excitación —. ¿Te lo puedes creer? ¡Dicen que su sótano está lleno de minerales divinos! Sabes que el sueño de mi vida es poder fabricar con oricalco. Si me convirtiera en el mago del Asesino de Dragones, podría hacerlo realidad.

— Qué tontería. ¿Has olvidado que el desertor está a su servicio?

La grave voz de Anette hizo que Maxi se estremeciera. Tras inspeccionar sin palabras el modelo de wyvern de acero que batía las alas, dirigió una mirada severa a Maxi y los gemelos.

— Guárdense esos pensamientos para ustedes si no quieren irritar a los magos mayores. Todavía les molesta mucho a los Serbels cada vez que surge el tema.

Alec se puso sombrío ante la mención del clan de magos que dominaba las altas esferas de Urd. Maxi tragó saliva subrepticiamente. Resultó que la notoriedad de Ruth Serbel dentro de la Torre de los Magos era mucho peor de lo que jamás había imaginado. Los altos magos de Urd la acosaban cada vez que podían con cosas poco agradables que decir sobre su amigo, e incluso el extremadamente solemne clan Serbel era conocido por lanzar uno o dos insultos condenatorios cada vez que su nombre salía a relucir.

Por suerte, ninguno de los otros novicios sabía de dónde era. Si se enteraran de que había sido instruida por el propio traidor, estaba segura de que no la dejarían ni oír hablar de ello. La deserción de Ruth era la razón por la que la Torre de los Magos había endurecido sus normas, y la mayoría de los novicios lo detestaban por ello.

Maxi se apresuró a cambiar de tema.

— Cr-Creo que deberíamos dejar de hablar de más. Tenemos mucho que hacer... para preparar las clases de la tarde.

— Aún no he terminado de revisar tus borradores. La reputación de Nome Hall está en juego.

— ¡Tiene razón! Sin mencionar que estás compitiendo contra Miriam de Kabala. ¡Esa chica es una maniática! Serás completamente humillada si presentas algo descuidado.

Maxi miró con ojo crítico a los hermanos.

— ¿No deberías estar trabajando en tus propias tareas... en vez de preocuparte por las mías? Los dos suspenderán los Exámenes de Avance si no entregan a tiempo sus traducciones de textos antiguos.

Los hermanos Godric parecían a punto de vomitar. Arrancando los borradores de las manos de Alec, Maxi los enrolló y los metió en su bolso.

— En cuanto a éstos — continuó —, el señorito Landon ha accedido a revisarlos por mí, así que no tienes por qué preocuparte.

Anette, que había vuelto a mirar su creación con expresión complacida, levantó la cabeza.

— ¿El maestro Landon?

El maestro Landon, de la tribu Umri, era el mago jefe de Nome Hall, famoso por su naturaleza fastidiosa y gruñona. Todo el mundo sabía que para él los novatos no eran más que pequeñas molestias.

Anette enarcó una ceja.

— ¿Qué le pasa a ese viejo cascarrabias?

— Él parecía estar... bastante involucrado en la competición — dijo Maxi, manteniendo su tono deliberadamente indiferente.

A pesar de sus esfuerzos por librarse de la presión, seguía sintiéndola pesada. No sólo iba a representar a los novicios de Nome Hall, sino que los resultados de esta competición decidirían si recibiría o no su runa elemental el próximo año.