Capítulo 17 ~ ¡¿Que creen que están haciendo?!

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Al final, se conformaron con una ligera coraza de piel de wyvern y un par de protectores para brazos y canillas. Aunque a Maxi también le resultaban pesadas e incómodas, eran más manejables que las de acero.

Estaba convencida de que los caballeros no eran gente corriente. ¿Cómo se movían con tanta soltura con una armadura varias veces más pesada que la que ella llevaba? Su extenuante entrenamiento con Ursuline sólo solidificó esta convicción.

— Mi señora, no puedo insistir lo suficiente, ¡no cierre los ojos cuando ataque! Debe observar los movimientos de su oponente en todo momento. Y mantener el equilibrio es vital. Es la falta de atención a su postura lo que le hace tropezar cada vez que se le pide que se mueva con alguna prisa. ¡No, no! Usted debe coordinar los brazos y las piernas cuando corre. Esa es precisamente la razón por la que sigue perdiendo el equilibrio... ¡Detenga la caída con las manos! ¿¡Por qué se cae de cabeza primero!? Sólo puede ser una falta de reflejos naturales.

Una y otra vez, Maxi tropezó con el suelo, soportando cada vez un aluvión de críticas. Era una terrible alumna, justo lo que había temido. Sir Ursuline resultó ser un instructor más implacable de lo que ella esperaba. A pesar de que era evidente que no tenía talento en el arte del combate, la presionó hasta que pudo ejecutar cada movimiento a la perfección. Su paciencia y tenacidad eran aterradoras. Después de unos días de tortura, se sintió agradecida por los caballeros que la habían abandonado tan rápido en los entrenamientos anteriores.

Ulyseon acusó a Ursuline de ser demasiado duro con ella y fue rápidamente expulsado de las sesiones. Sólo una vez, Ursuline había confiado su entrenamiento al joven caballero para que atendiera otros asuntos, y su regreso había coincidido desgraciadamente con su descanso. La había encontrado holgazaneando frente a la chimenea del comedor, después de lo cual no volvió a entregar su entrenamiento a nadie más.

Su determinación de enseñar a la alumna más desahuciada del mundo debió de conmover a los cielos. En una hazaña que sólo podía describirse como un milagro, Maxi acabó aprendiendo a clavar una daga en un punto vital con una precisión despiadada. Por primera vez, Ursuline debió sentirse algo satisfecho con sus progresos. Asintió con aprobación, con una pequeña sonrisa dibujándose en sus labios.

— Como usted ha señalado, mi señora, no hay razón para que un mago empuñe una espada a menos que se encuentre en una situación desesperada. Aun así, una batalla inesperada podría obligar a los magos a unirse a la contienda. Aunque rezo para que no ocurra nada de eso... si alguna vez se encuentra frente a un enemigo con el maná agotado, tendrá una oportunidad de golpear mientras su oponente está desprevenido. Las técnicas que le he enseñado están pensadas para el sigilo y el asesinato; pero no le ayudarán a ganar un combate cuerpo a cuerpo.

Sorprendida por la confesión del caballero, Maxi se quedó mirándole con expresión atónita, jadeando por aire. ¿Acaso él no había dicho que le estaba enseñando defensa personal? ¿El hombre había estado enseñando técnicas de asesinato a una maga todo el tiempo? Aunque tenía muchas ganas de expresar su disgusto, Maxi se contuvo.

Asintió y dijo.

— Y-Yo lo tendré en cuenta.

Después de mirar al cielo para determinar la hora, Ursuline recogió la capa que se había quitado.

— Deberíamos regresar ya al castillo. Por favor, haga que un clérigo le lance magia reconstituyente e intente descansar lo suficiente. Mañana, le mostraré cómo aplicar las técnicas a...

— ¡Sir Ursuline!

Con el ceño fruncido, Ursuline se giró para ver quién le interrumpía. Era Ulyseon, corriendo por el sendero del bosque hacia ellos.

Debajo del Roble ~ Libro 07 [Temporada dos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora