Capitulo 37

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—Escucha, _____, metí la pata con lo beso y lo siento.

No dije nada. ¿Qué se puede decir?

Él gimió y oí romperse algo accidentalmente, como si le hubiera dado una patada a algo más. —Vamos, _____. ¿Puedes perdonarme? Quiero ser tu amigo. ¿No podemos ser amigos?

Amigos. ¡Qué palabra tan fea! —Yo no lo creo. No en este momento.

—Déjalo para mañana. Vamos a practicar y ver cómo va. Tú quieres hacerte universitaria, ¿no?

Yo apreté los labios y asentí con la cabeza, luego recordé que no podía verme.
—Sí.

—Por lo tanto, vamos a hacerlo. Tú me necesitas.

—No. —Levanté la barbilla—. Yo no te necesito, en realidad. Creo que tengo que hacerlo por mi cuenta a partir de ahora. Si quieres una amiga, ve pasar el tiempo con Ashley. Estoy seguro de que estaría feliz de darte un beso y que significara absolutamente nada. —Y luego colgué el teléfono y lo arrojé a un lado. Yo merecía más de lo que él podía darme, y yo no tenía necesidad de una práctica de piedad con él.

* * *

Yo llevaba mis nuevos zapatos de fútbol y caminaba por el campo para la práctica JV del jueves, cuando sentí a alguien caminando a mi paso a mi lado. No, era alguien a ambos lados de mí.

Quité mi mirada del suelo y alcé la vista. Eran Sara y Beth. Una a cada lado.
Atrapándome. —¿Qué quieren? —Me quebré.

—Pedirte disculpas —anunció Sara.

Yo le lancé una mirada incrédula. —¿Estás bromeando?

—No. —Ella y Beth intercambiaron miradas—. Mira, yo he tenido una especie de cita con Kirk esta semana.

Le di una patada a una mata de hierba y seguí caminando. —Me di cuenta.

—Me gusta.

—Genial.

—Y es por ti.

Miré hacia arriba por eso. —¿Qué?

Sara se encogió de hombros, mirándome tímidamente. —Me habló de tú conversación en Pop's con él. Cuándo le dijiste que era realmente genial, y si él lo acababa de ver. Debido a lo que dijiste, me di cuenta. Y por lo que me hablaste acerca de actuar normal a su alrededor, empezó a prestarme atención, y lo cacé al acto —ella sonrió, con sus ojos brillantes de felicidad—. Así que ahora ‖estamos...‖ en una especie de citas. Y te lo debo por ello. Así que lo siento y te amo. En serio. He sido una idio.ta —ella echó su brazo sobre mi hombro—. Y lo bueno es que cuando empecé a trabajar duro esta semana en el fútbol para patearte el trasero, me di cuenta de lo mucho que amo el juego. ¡Es divertido sudar! Así que me ayudaste a conseguir a el hombre y me has ayudado a darme cuenta de lo que quería. Y lo siento por lo mal que te he tratado.

—Estoy muy contenta por ti. —Murmuré. O lo estaría, si no estuviera robando todos mis sueños.

Su sonrisa vaciló. —¿Qué tiene de malo? ¿Por qué no eres feliz por mí? ¿Quieres que te bese los dedos del pie o algo así?

No bastaba con besos en los dedos de los pies. —No, está bien.

Ambas fruncieron el ceño ante mí.

—¿Todavía estás enfadada? —preguntó Sara—. Lo dije en serio cuando dije que lo sentía. ¿Desde cuándo guardas rencor?

Negué con la cabeza mientras nos acercábamos al campo de nuestra última práctica antes de las audiciones de JV de pasado mañana. —No, es otra cosa.

—¿Cómo Liam? —preguntó Beth.

Le lancé una mirada. —¿Qué sabes acerca de Liam? ¿Te dijo algo?

—No, pero me di cuenta de que vosotros no estaban practicando esta semana. ¿Qué pasa?

The Boyfriend gameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora