11. Cautiva

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Maratón 2/3

BECKY

Mientras Freen salía de la librería a toda velocidad, supe que la noche apenas comenzaba. Camila y yo nos quedamos en la librería, y no pude evitar reírme de la situación. Camila se inclinó hacia mí, susurrando con una sonrisa traviesa.

:- No pierdes el tiempo, si no llegabas ibas a devorar a la agente - dijo Camila, provocando una carcajada de mi parte.

:- Y eso que no sabes lo que tiene entre las piernas - susurré, mordiendo mi labio inferior mientras imaginaba la escena.

Las risas continuaron hasta que Camila se despidió y se fue, dejándome sola con mis pensamientos. Mientras el reloj marcaba las 11:30 de la noche, mi mente seguía dando vueltas en torno a Freen. No podía sacarla de mi cabeza; esa combinación de nervios y atracción era un cóctel perfecto que me mantenía despierta. Pensaba en cómo, en mi mente, Freen sería toda mía.

Te quiero para mí

Cerré la librería y salí a caminar por las tranquilas calles, la oscuridad de la noche proporcionándome una cobertura perfecta para mis intenciones. No me importaba la hora, estaba decidida a verla otra vez.

Llegué a la calle de la casa de Freen. Sabía dónde vivía porque, siendo sincera, no es tan difícil descubrirlo. Vi su auto en el estacionamiento, y me acerqué al gran portón, tocando el timbre. El portón se abrió, y entré con cautela.

Esta casa es segura. Pero no para mí

Caminé hasta la puerta y toqué el timbre. Amanda, la madre de Freen, abrió la puerta y me miró sorprendida.

:- Becky - dijo con una expresión de sorpresa.

:- Hola Amanda, ¿cómo está? Disculpa la hora, pero necesito entregarle unos libros a Freen. Los olvidó - dije amablemente.

:- ¿Y tu madre te dejó salir a estas horas? - preguntó Amanda, con una ceja levantada.

:- Estaba trabajando en la librería - respondí con una sonrisa.

:- Está bien, pasa Becky - dijo Amanda, y entré con un suspiro de alivio.

:- Hola, Frank - saludé al padre de Freen, quien estaba en la sala.

:- Becky, ¿qué te trae por aquí? Ven, siéntate - me invitó a sentarme en el sofá junto a él.

:- Voy a llamar a Freen. Espero que no se haya dormido - dijo Amanda mientras yo me acomodaba en el sofá.

:- No sabía que tú y mi hija eran amigas - comentó Frank, sonriendo.

:- Bueno, no sabía que ustedes eran sus padres. La conocí en la librería de mi madre - respondí.

:- ¿Ella estaba en la librería más temprano? - preguntó Frank.

:- Sí, y se fue de prisa y olvidó los libros - confirmé.

:- Con razón llegó tan nerviosa a casa. Estaba tan roja y extraña. Siempre ha sido una chica controlada y correcta, pero estaba derretida. Y ya sé cuál es la razón - dijo Frank, mirándome con picardía.

Nos reímos juntos justo cuando escuchamos pasos en las escaleras. Era Freen, en pijama, llevaba una camiseta blanca de mangas finas y un pequeño short negro que dejaba ver su cuerpo definido.

Diablos, me estaba sintiendo acalorada.

:- Becky - dijo Freen, al vernos.

:- Hola de nuevo, Freen. Olvidaste los libros - dije, sacándolos de mi mochila.

:- Gracias, pero no era necesario. Podía ir por ellos mañana - dijo Freen, tomando los libros.

:- Oye, no seas así. Ella fue muy amable trayéndolos a casa, hija - dijo Frank.

Vi cómo la cara de Freen se ponía de un rojo intenso. Se notaba que estaba nerviosa.

:- Gracias... Becky - dijo Freen, con una expresión algo inquieta.

:- De nada. Está un poco tarde. Solo vine a entregártelo. Ya me voy - dije, comenzando a moverme hacia la puerta.

:- ¿Cómo te vas? - preguntó Freen.

:- Como llegué, caminando - me encogí de hombros.

:- Yo te llevo - dijo Freen, pasándole los libros a su madre.

:- No es necesario... - no pude terminar de hablar cuando Freen subió corriendo las escaleras.

Su padre rió y me miró.

:- No va a dejarte ir sola - dijo, sonriendo.

Sonreí, sabiendo que tenía razón.

Un par de minutos después, Freen bajó con la misma camisa blanca de mangas finas, pero con un pantalón algo más largo que le llegaba hasta las rodillas.

:- Vamos - dijo Freen, caminando hacia la puerta. La seguí.

Llegamos a su auto, y ella me abrió la puerta. Me subí y, mientras Freen arrancaba el motor, le lancé una mirada rápidamente.

:- ¿Por qué no me miras a los ojos? - pregunté.

:- Sí lo hago - respondió Freen, evitando mirarme directamente.

:- ¿Es por lo que pasó en la librería? - pregunté, con una sonrisa.

:- Yo... yo lo siento. No debí acercarme tanto así - dijo, visiblemente nerviosa.

Sonreí y puse mi mano en su pierna, acariciándola lentamente.

:- No me molestó en lo absoluto - susurré.

:- Llegamos - dijo Freen, mientras miraba por la ventana. Ya estábamos en mi casa. Freen salió del auto como si algo le quemara, y me reí un poco de su nerviosismo.

Ella me abrió la puerta, y me detuve frente a ella.

:- Gracias - susurré.

:- No es nada - dijo, desviando la mirada. Me acerqué un poco más, le besé suavemente la mejilla y luego me aparté.

:- Buenas noches, chica sexy - dije con una pequeña risita. La cara de Freen se puso roja como un tomate de nuevo. Sin decir nada, subió a su auto y salió de mi casa más rápido de lo que había llegado.

:- No podrás huir de mí -








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PASIÓN MORTAL || FREENBECKY (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora