PASIÓN MORTAL || FREENBECKY (G!P)

12. Cara a Cara con el Peligro

Maratón 3/3

BECKY

El reloj marcaba las 10:00 p.m. cuando encendí el televisor. Las noticias interrumpieron la programación regular con un titular de último minuto.

"Tenemos un testigo que afirma haber visto al asesino la noche del asesinato de Deivi. Las ventanas estaban abiertas... Temía hablar, pero ahora la verdad saldrá a la luz."

Apagué el televisor y fruncí el ceño. Mi mente se sumergió en el recuerdo de esa noche: la casa, el lugar, los alrededores. Algo me golpeó como un flash: al salir corriendo, vi la casa justo en frente. Una mujer se escondía tras una cortina, un cabello rubio claro, uñas pintadas de rojo...

:- Así que me viste, bonita, y ahora quieres hablar - murmuré, sintiendo un escalofrío de emoción recorrerme.

Me levanté y caminé hacia la parte trasera de mi hogar, descendiendo lentamente las escaleras que llevaban al único lugar donde prohibí a mis padres entrar. Abrí la puerta y encendí la luz.

Sonreí.

Mi nombre estaba garabateado en la pared con la sangre seca de mis víctimas. Fotografías colgaban con X rojas tachando sus rostros, recuerdos de mis conquistas. Me acerqué al escritorio, marcado con profundos arañazos de mi cuchillo, y encendí mi portátil.

Tecleé rápidamente, accediendo a mi otra vida, la oculta. Introduje la dirección de la casa frente a la de Deivi. Apareció en pantalla con toda la información que necesitaba.

Amelia Robinson. 25 años. Estudiante de derecho.

:- Esto será divertido - susurré, apagando la computadora con una sonrisa.

Caminé hacia una caja donde guardaba mi ropa especial. Me vestí cuidadosamente: zapatos de algodón que amortiguaban mis pasos, pantalones ajustados, un abrigo oscuro. Me miré en el espejo, sonriendo mientras me ponía los guantes negros. Finalmente, tomé mi cuchillo afilado, observando mi reflejo en la hoja reluciente.

:- Voy por ti, Amelia - murmuré con una sonrisa maliciosa, lista para mi próxima caza.

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AMELIA

:- ¡Maldita sea! ¿Cómo demonios dicen eso en la televisión? ¡Ese asesino va a encontrarme! - grité con voz temblorosa al agente que me atendía por teléfono.

:- Lo siento, señorita. Los periodistas hablan de más; no pudimos retener la información - respondió el agente, tratando de sonar calmado.

:- ¡Son unos malditos imbéciles! Necesito que vengan a mi casa ahora. Estoy temblando, estoy asustada. Ese asesino vendrá por mí, sé que me vio. Sé que no me dio tiempo a esconderme - dije rápidamente, mi voz quebrándose de miedo.

:- No se preocupe, la agente Sarocha y el agente Tom, junto con unos colegas, ya están alistándose para ir hacia allá enseguida-

:- Dense prisa. Temo por mi vida - insistí, sintiendo el pánico apoderarse de cada fibra de mi ser.

:- No se preocupe, nosotros la protegeremos - aseguró el agente antes de colgar la llamada.

Miré por la ventana. La noche era fría y la oscuridad parecía más densa de lo normal.

El reloj en la pared marcaba las 12:30 a.m.

Mi cuerpo temblaba sin control y sentía como si el aire mismo estuviera cargado de peligro. Las calles estaban desiertas, como si la ciudad entera supiera lo que se avecinaba.