La profesora Stella me llamó, luego de que Avery le pasara mi número, no me sorprendió tanto su llamada, sinó más bien el hecho de que su hija fuera quién necesitara la asesoría legal. Sé exactamente quien es ella, Laura Rollins, una de las mejores corredoras que tenía el equipo de atletismo ¿Cómo lo sé? Bueno quizás, solo quizás me gustaba ver las prácticas de atletismo desde las gradas, no era una acosadora, las prácticas de ellas y el horario de educación física coincidían, y como no ver a Laura Rollins.
Estoy en medio de una reunión tediosa de cada mes, mi secretaria entra avisándome que Laura me espera, sirviéndome como excusa me retiro para verla, la verdad que no tengo ganas de ver como se la miden estos palurdos imbéciles, solo les falta golpearse el pecho o hacer un duelo de espadas con sus miembros para ver quién gana.
Llego a la recepción y suspiro al verla, me había olvidado de ese detalle de ella, Laura lograba sacarme suspiros y hoy no es la excepción, la adultez se llevó a esa adolescente y en su lugar una mujer madura y debo decir muy atractiva esta en su lugar, ese vestido floreado deja ver sus piernas esbeltas, su cabello castaño brilla con la luz que entra por la ventana y los anteojos la hacen ver aún más sexy «¿Pensé sexy?» hacía tanto que no pensaba que alguien era sexy, bueno desde hace unas noches en ese bar que le pedí a mi "dama de compañía" que le hablara a una chica en la que me había fijado y vaya que la pasé muy bien.
Con una sonrisa me voy acercando a ella y el idiota de mi hermano se le acerca primero.
—A mí me importa —aparezco a su espalda y si de lejos me parecía una mujer espléndida, de cerca es aún más hermosa—. Vete a hacer algo más, buitre —le extiendo la mano a ella—, soy Nathalie Kincaid un gusto.
—Laura Rollins —me estrecha la mano.
—La profesora me dijo que vendrías, te estaba esperando. Disculpa a mi hermano, está en crecimiento y sigue con las hormonas alborotadas. Vamos a mi oficina así hablamos mejor.
Le coloco una mano en la espalda a Laura mientras le saco el dedo medio a mi hermano que se ríe y niega mirando al suelo. Nos ponemos al día luego de hacer una gran actuación sobre no conocerla, y nos ponemos de cabeza por el tema que la trajo hasta a mí.
—Quiero divorciarme —dice ella—, pero hay un inconveniente —me mira directo a los ojos y por un momento me pierdo en ellos, tanto que ni siquiera sé que acaba de decir.
—Disculpa podrías repetirme.
—Que ayer descubrí que estoy embarazada.
Okay y cualquier mariposa y nostalgia del pasado, cualquier tipo añoranza residual de el crush que tuve con ella se acaba de evaporar, ella está embarazada.
—Oh ¿Él lo sabe? —ella niega— ¿Es el padre? —asiente y me quedo callada— ¿Crees que si le dices no te dará el divorcio?
—Lo sé, no me lo dará, viene de una crianza machista y súper cerrada. Dios —se lleva una mano a la frente—, nos casamos medio borrachos a las apuradas en las vegas ¿Tienes alguna idea de lo horrible que es tener una boda así? —yo sonrió, tengo toda la idea— De testigos fueron unos borrachos. El peor error que he cometido en mi vida.
—Bien, escucha Laura podemos hacer un acuerdo de divorcio y mandarle a él el acuerdo, pero no depende de nosotras, dependerá de cuan dispuesto esté él a firmarlo.
—¿Tienes experiencia en divorcios?
—Bueno el último acuerdo de divorcio en el que trabajé fue el mío —digo algo incómoda y ella lo nota.
—Oh.
—Haré todo lo posible para ayudarte. Ahora con lo de tu embarazo ¿Piensas seguir con el curso del mismo? En cuánto él se entere si es como dices, querrá la custodia.
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Legalmente Amor
Romance¿Qué tienen en común una abogada recién divorciada, y una mujer que busca divorciarse de su marido y recibe la noticia de que está embarazada? Un amor que va creciendo entre ellas a medida que el tiempo pasa y las líneas de cliente y abogada se desd...