Le prometí a Laura no averiguar sobre su pasado y lo cumplí, pero para encontrar a su hermano tuve que indagar un poco y en esa búsqueda descubrí algunas cosas de las cuales ni siquiera le mencioné a ella para respetar su privacidad, supongo que en algún momento si ella quiere va a contarme.
—¿Dónde está?
—En un centro de rehabilitación —llevo mis dedos en pinza a mi nariz.
—¿Está ahí por voluntad propia o del estado?
—Propia, dese hace casi seis meses —el mismo tiempo que lleva Laura embarazada, el mismo tiempo que él la sacó de las garras de su marido— Los días de visita son lunes y jueves.
—Iremos el lunes a primera hora.
Le corto la migraña parece ser más fuerte, cierro los ojos con fuerza y me siento algo mareada, supongo que tengo que descansar un poco más, me acuesto de nuevo y siento que el techo da vueltas, que todo a mi alrededor da vueltas. No sé cuánto tiempo pasa en lo que me quedo dormida, pero siento una mano cálida en mi rostro y una voz suavecita llamarme "mami", me despierto de golpe y no hay nadie, mi pulso va acelerado, enfoco bien la vista y no hay nadie.
—Pero... —Laura aparece en la puerta.
—Estás pálida —se sienta frente a mí y lleva una mano a mi frente— ¿Cómo te sientes?
—¿Hay alguien más en la casa?
—No, por qué ¿Pasó algo?
—Creí escuchar... —miro su vientre y coloco una mano.
—Gracias —coloca su mano encima de la mía—, no ha dejado de patear —respira—, a veces cuando te escucha se calma, le he reproducido los audios que le mandas y ella deja de patear como loca —sonrío— ¿Vamos a comer?
—Claro, tengo hambre.
Nos levantamos y pasamos ese fin de semana juntas, la bebé no la deja dormir y a mitad de la noche tengo que levantarme para hablarle y colocar una mano en el vientre de Laura, ambas nos quedamos dormidas de esa manera y yo amanezco abrazada a ella. Despierto primero, lo que me da la oportunidad de verla dormir y al parecer no soy la única despierta temprano, porque veo como ella hace gestos de dolor, entonces toco el vientre y le hablo despacio a la bebé que se calma y Laura suspira.
—Gracias —me dice acariciando mi cabello, sonrío y volteo a verla—. Voy al baño.
La dejo levantarse y me levanto también a prepararme una taza de café, ella entra a la cocina y mira la hora, sonrió.
—Lo sé, pero me cuesta volver a dormirme de nuevo. Creo que voy a trabajar un poco en lo que tengo pendiente.
Me siento en el sofá y coloca la mesita portátil dónde va la computadora, ella toma un almohadón y lo coloca en mis piernas para acostarse.
—Nosotras nos quedamos contigo mientras trabajas.
—Te dolerá la espalda después.
—Entonces termina rápido así nos vamos a acostar.
Dos horas después termino, de teclear la mayoría de las cosas con una mano, para poder acariciar a Laura que duerme en mis piernas. Apago la computadora y la miro un momento, observo su vientre, y pienso que si alguna vez hubiera pensado en tener hijos se vería de esta manera, sentada en al sofá de casa con mi esposa conmigo.
Suspiro, despejo la idea de mi mente y la despierto.
—Buenos días —se despereza mientras me ve y sonríe.
—¿Quieres que prepare el desayuno?
—Sí, pero antes voy a hacer pis, esta niña cada vez se hace más grande y me dan ganas más seguido de ir al baño —se levanta despacio y hace muecas—. Tenías razón me duele la espalda.
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Legalmente Amor
Romance¿Qué tienen en común una abogada recién divorciada, y una mujer que busca divorciarse de su marido y recibe la noticia de que está embarazada? Un amor que va creciendo entre ellas a medida que el tiempo pasa y las líneas de cliente y abogada se desd...