7 Llegando a resolver

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Cuando le dije a Laura que me encargaría de buscar a su hermano, no imaginé que sería tan difícil encontrarlo y por sus antecedentes y el tiempo que lleva sin aparecer, hasta llegué a pensar que estaba muerto y lo busqué en la base de datos de los NN que encajaran con su descripción, pero él no aparecía por ningún lado. Ahora estoy viajando a verla, no hay novedades tampoco de su ex, pesé a que recibió la demanda de divorcio, él ni siquiera me ha llamado.

Ahora viajo como cada fin de semana prácticamente a verla, desde que se hizo la ecografía su vientre se nota aún más con la bebé creciendo.

—¿Cómo has estado? —me pregunta mientras llego a ella guardando mi teléfono.

—Mejor ahora que te veo —le respondo con un abrazo y quién menos esperábamos aparece, su ex.

—¡Laura! —ella se tensa y yo la suelto viendo hacía atrás, entonces un hombre de traje con el ceño fruncido se acerca con una expresión de furia.

Instintivamente la coloco a mis espaldas mientras él se acerca rápidamente.

—¿Quién eres?

—Laura —pasa de mí sin prestarme atención e intenta llegar a ella— ¡Laura, ven conmigo, ahora mismo y no me hagas repetirlo! —le dice entre dientes y la siento temblar.

—Alejate de ella —lo empujo y veo hacía todos lados buscando a la policía.

—¿Tú quién eres?

—Su abogada —lo miro fijo a los ojos desafiandolo y su semblante cambia.

—Bien, yo soy William Prude —extiende la mano acomodándose el traje—, su esposo del cual ella se quiere divorciar —la mira intimidandola.

—Del cual ella va a divorciarse —le corrijo—. La separación legal no se negocia y no ha habido algún error en el papeleo, van a divorciarse —sentencio.

—¿Podemos hablar en algún lugar un poco más calmados, Laura?

—No la dejaré contigo —él suspira hastiado y se nota que se está controlando, porque la vena en su cuello se le marca y sus fosas nasales se dilatan—. Te recuerdo —tomo la mano de Laura por atrás de mi espalda— que hay policías y que no te conviene una escena pública.

—Vamos chicas, yo invito el café.

Se acomoda el traje con una sonrisa fingida y nos abre paso. Laura se coloca a mi lado y él ve su vientre dibujando una sonrisa de triunfo, pobre imbécil cuando sepa que ninguno de sus asquerosos gusarapos llegó al óvulo y esta bebé no es de él. Llegamos a la cafetería del aeropuerto dónde paramos a tomar algo siempre.

—Tenemos un hijo en camino, no vamos a divorciarnos, Laura —dice con una sonrisa triunfante y Dios voy a disfrutar tanto lo que voy a hacer a continuación—. Tus servicios ya no son requeridos, puedes irte —me dice.

—Tenemos es demasiado en plural y de acá no me voy —tomo la mano de ella y la aprieto.

—La bebé no es tuya —le suelta ella y su sonrisa se desfigura—, tengo cuatro meses de embarazo, contigo estuve hace tres meses y con un compañero de trabajo hace cuatro.

—Quiero un ADN.

—Me parece perfecto —le respondo— iremos luego de tomarnos el café. El despacho tiene una clínica a una hora que nos da los resultados en 3 horas, pero en cuanto el ADN salga negativo —saco los papeles del divorcio—, tú firmas, digo no querrás que la gente sepa que la mujer del pastor del la iglesia va a tener un hijo de otro —le digo con una sonrisa y le saco disimuladamente una foto a su expresión, a veces amo mi trabajo y ser una perra con este tipo de mierdas.

No esperamos al café, salimos directamente a la clínica, en cuanto nos reciben pago yo misma la prueba de paternidad y un especialista le saca sangre al bebé, es el procedimiento más tardado. Nos vamos de la clínica por caminos diferentes, en tres horas tendremos los resultados. Me la llevo a almorzar, la cabeza se me revienta, el vuelo también fue caótico y no logré descansar bien.

—Lau —tomo su mano por encima de la mesa—, sé que lo hablamos, pero estás segura que no es de él.

—Sí, si las fechas del embarazo son las que me dió el médico, él no es el padre.

Pasado el tiempo volvemos a la clínica y él se presenta también con su traje impoluto. Nos entregan el sobre y ahí mismo lo abrimos, "no hay coincidencias" sonrió satisfactoriamente y saco los papeles de divorcio. Él no tiene que pensarlo mucho, toma el bolígrafo y firma luego de terminar de leer, y se va no antes de decirle unas palabras a Laura y yo de ponerlo en su lugar.

—Eres una puta, cualquiera, ojalá que tu hijo salga enfermo o mejor aún se te mue... —antes de terminar la oración le doy vuelta el rostro de un puñetazo, iba a ser una bofetada, pero el puño iba más a juego con el.

—Mucho cuidado con como le hablas, porque soy de armas tomar y no voy a permitir que le faltes así el respeto, pedazo de mierda. Gracias a Dios no es tuyo y espero que nunca te reproduzcas.

La tomo de la mano, mientras ella camina a mi lado en shock, paso por delante del auto y ella me detiene así volvemos y nos subimos al vehículo, me subo sobandome la cabeza y suspirando.

—Lo lamento —la observo confundida.

—¿Por qué? ¿De qué hablas?

—De todo este embrollo en el que te he metido, entiendo que con los papeles firmados tu trabajo ya está hecho y que no es necesario que nos sigamos viendo...

—Laura por favor, cállate —le digo sibadome las sienes, si sigue hablando disparates la única neurona que me mantiene pagada al plano físico va a explotar. Ella se calla y yo suspiro—. Me duele la cabeza ¿Podemos ir directo a casa? —le pido reclinando un poco el asiento y colocándome los lentes de sol. Ella sigue conduciendo callada, entonces entro en razón, no voy a ser con ella lo que fui con Avery, una imbécil—. Perdona —tomo su mano y vuelvo el asiento a su posición original—, me duele la cabeza y que digas disparates... —volteo a verla y se seca las lágrimas—. Laura, estaciona por favor —ella sigue— ¡Para el auto! —se detiene y tomo su mano, pero aparta su rostro— Soy una idiota, perdón, no debí hablarte así. Laura —no me quiere ver.

—Ya te he pedido antes que no hables así de ti —me dice al fin volteando a verme.

—¿Acaso no soy una idiota por hacerte llorar?

—Bueno un poco sí —se le escapa una risita.

—Soy una bestia y encima hacerte llorar en tu estado. Perdón —tomo su mano y la beso—, vamos a casa.

Ella enciende el auto y yo vuelvo a acomodarme en mi asiento, las jaquecas han sido constantes desde antes de separarme de Avery, hacía mucho que las tenía y bueno con el día que tuve hoy era más que obvio que aparecieran. Me bajo del auto y voy hasta la habitación, pero Laura me pide que me acueste en su cama que es más grande y eso hago, me tiro con un brazo tapando mis ojos.

—¿Necesitas algo más? —la veo sentada a mi lado preocupada, sobando su vientre.

—No, gracias, solo necesito descansar y estaré como nueva.

—Okay volveré en un rato, te dejo dormir —besa mi frente y se va, entonces mi teléfono suena.

—Idiota, se breve que no estoy de humor.

—Bueno no me sorprende, si tú y el Grinch tienen el mismo ADN. Escucha hermanita, me la debes y me la voy a cobrar, te tengo una buena noticia —se queda callado.

—¿Me dirás que es o te corto el estúpido suspenso que haces?

—Lo encontré —sonrío—, pero me gustaría que vamos a verlo antes de que le digas, no está en las mejores condiciones.

Legalmente AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora