11 Parte de ellas

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Saco una cita con el médico para ir a verlo la semana que viene, esta semana se me hace imposible, tengo que dejar al día algunos casos si quiero viajar con Ender el jueves temprano en auto que nos llevará cinco horas de viaje, pero quiero darle una sorpresa a Laura.

Resulta que no es un mal hombre, solo ha tenido una vida dificil, ambos, pero él acabó con su padrastro para salvar a su hermana y aunque se lo merecía, ya que era un tipo bastante desagradable que hasta vendia pornografia infantil, no imagino el trauma de manchar sus manos de sangre y quitarle la vida a una persona. 

Él me espera con la cena lista cada noche, me contó que en uno de los muchos trabajos que tuvo trabajo en un restaurante y aprendió algo de cocina tambien de Jasmine, ya que Laura era la que cocinaba la mayor parte del tiempo cuando eran chicos. Es fascinante la facilidad con que se que abre cuando cocina y comienza a hablar y a mí por supuesto que me encanta escuchar cosas sobre Laura.

—¿Tienes algún sueño? —me observa— algo que quieras hacer, algo por cumplir.

—Sí —sonríe—, me gustaría ayudar a los jóvenes a salir de las drogas, enseñarles un oficio —se encoje de hombros—. La mayoría que recaemos en las drogas, las usamos para escapar de nuestra podrida realidad ¿Usted abogada tiene algún sueño por cumplir? como llenar este departamento de niños —me río.

—Está un poco difícil cuando eres lesbiana.

—Mi sentido arácnido me lo decía —me río—. No es imposible, incluso podrías hasta casarte.

—Me casé —voltea a verme sorprendido— se quema la salsa —apaga el fuego—. La versión corta es que no la merecía, jamás salí del closet ni siquiera ya estando casadas y nos divorciamos hace unos meses. Ahora ella es feliz con alguien más que si le da ese lugar.

—¿Aún duele?

—Cada vez menos, por suerte ¿Tienes el bolso listo? —asiente— Vamos a sacarle el jugo a esa licencia de conducir, no pensaras que voy a manejar yo. Eso si, ni te creas que vas en el LeMans ve despacio en mi auto.

—Por favor tienes un Audi, déjame acelerar aunque sea un poco.

Le lanzo las llaves y me abrocho el cinturón, pensé que moriría pero él maneja bastante bien. En la firma me fue a buscar algunas veces y claro que se empezó a correr el chisme de que estaba saliendo con alguien, si supieran que me gusta, pero su hermana. Llegamos al departamento que está en gran parte lleno de polvo y cosas en cajas, muchas cosas de las que se dejó Avery o no quiso las traje aquí siendo incapaz de deshacerme de ellas, al menos tiene nuestro antiguo juego de comedor una cama con el colchón que usábamos el cual mandé a lavar antes de que él llegara, porque bueno noches pasión dejan sus marcas; la cocina vieja que teníamos y juego de vajilla de cuatro platos hondos y playos, más cubiertos que compré para él.

Pensé que iba a costarme mucho más venir a este lugar que tiene una connotación sentimental importante y que compartí con alguien a quien amé mucho, pero no dolió, sino más bien vi todo algo de nostalgia, pero nada más. Creo que al fin estoy sanando esa herida del fracaso de mi matrimonio.

—Está bastante bien ¿tu familia no lo ocupa?

—No. Viví aquí hace mucho. Vamos a hablar con tu nuevo jefe.

Conduzco y aparco en la ferretería me bajo a hablar con Cedrick y le presento a Ender, ellos se ponen a hablar y lo cita para empezar el lunes a primera hora, salimos de ahí y lo invito a tomar un café, miramos el pueblo en el que ambos crecimos totalmente cambiando.

—Hacia mucho que no venia.

—¿Por qué te fuiste así sin más? Tus madres siguen esperando que aparezcas, te buscaron en personas desaparecidas.

Legalmente AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora