Vuelvo a la rutina laboral y al despacho, antes de irme le aconsejé a Emily no retirar los cargos en contra del imbécil de mi excuñado, pero ella de igual manera decidió hacerlo, no entiendo como el amor puede cegarte de esa manera.
—¿Otra vez suspirando?
—¿No tienes que estar haciendo algo como trabajar? —le cuestiono a mi hermano parado en la puerta de mi oficina.
—Paré a almorzar, workalcohilic, deberías hacer lo mismo, te traje comida —deja una bandeja con ensalada frente a mí y se sienta—, no me iré hasta que te lo termines.
—¿O sinó qué? ¿No me darás el postre?
—Na, el postre tiene que tomar un avión y seguro que está trabajando, aparte en su condición de embarazo no creo que deba... —le tiro una pelota de papel justo sobre su cara y el idiota ríe— ¿Hace cuanto que no se ven, tres días?
—Tres y medio —le respondo con la boca llena—, pero nos hablamos.
—¿Te gusta? Te gusta.
—Me gustaría que cierres la boca —le sonrío—. Nuestra hermana viene el fin de semana ¿Se puede quedar contigo? —él asiente—, genial.
—¿Por qué no contigo?
—Viajo.
—¿Viajas a ver a todos tus clientes? —lo miro mal.
—Es mi amiga.
—Ah, pensé que de esas solo tenías a Sky y Em —miro mi reloj— ¿Se terminó el tiempo de calidad de hermanos?
—¿Tú que crees?
—Que te gusta —le tiro otra bola de papel— ¿Ah no hablábamos de eso? —se ríe y se levanta—, recoje tu mugrero, adiós —me tira besos a intenta apretar mis mejillas pero lo aparto golpeando sus manos.
Él se va y me tomo algo para el dolor de cabeza, es mi hermano y lo amo, pero me da más dolores de cabeza de los que debería. Miro mi teléfono y tengo una notificación de mensaje de Laura la abro y le respondo tecleando con una gran sonrisa, me arreglo un poco y hacemos video llamada.
—Hola.
—¿No estás muy ocupada, segura? —niego—. Solo te llamaba para saber como estás.
—Muy bien, por cierto, Calum te manda saludos.
—¿Te fue a molestar, verdad? —asiento con un gesto de hastío lo que provoca que ella se ría— Quería hacerte una propuesta, ya que me vas a acompañar al médico y vas a quedarte el fin de semana ¿Quieres quedarte en mi casa? Digo te ahorrarías el hospedaje, si es que no quieres ir a lo de tus padres —la miro dubitativa—. Tengo una habitación extra con una cama, para que estés cómoda.
—Claro, sinó te molesta.
—No, no me molesta. Entonces te veo el viernes —exclama con una gran sonrisa y alguien la llama—, ya regresaron del recreo, te dejo, te mando un beso.
Viajo el viernes en cuanto termino mí horario laboral en la mañana, ella pasa a buscarme por el aeropuerto, en cuánto cruzo el salón de desembarco ella me recibe con una gran sonrisa acercándose rápidamente a mi encuentro para darme un fuerte abrazo.
—Te extrañaba tanto —me dice y si mi felicidad fuera una persona estaría saltando mientras da vuelta al rededor nuestro— ¿Cansada?
—Algo —tomo mi valija y enrosco mi brazo en el suyo—. También te extrañé, gracias por venir por mí.
—Tenemos algo de tiempo ¿Quieres ir por ese café que aún te debo? —sonrío y asiento.
Tomamos ese café en el aeropuerto, ella me habla de todo lo que ha pasado en estos cuatro días casi y medio que no nos hemos visto, y no es que no lo sepa, porque hablamos a diario, pero me encanta escucharla. Descubrí que ella es muy elocuente cuando habla de lo que le gusta y como me encanta escucharla le hago preguntas sobre lo que le gusta y sobre su día así me cuenta.
—¿Y a ti como te ha ido?
—Bien, la oficina no se incendió por mis mini vacaciones y es algo bueno —le sonrío—. Calum ha procurado llevarme comida, porque me tapo de trabajo y olvido parar para comer.
—Ay Nat, de ahora en más me voy a asegurar de que hagas un receso para comer —le sonrío, creo que en mi vida en sonreído tanto como ahora—. Es lindo verte sonreír así ¿No lo haces a menudo, verdad?
—Bueno mi trabajo no te saca risas exactamente, la gente acude a mí cuándo está en algún tipo de problema legal. Hablando de eso —le muestro el sobre con los papeles mandados de vuelta—, ya mandé una copia nueva a una empresa que trabaja con la firma y se encarga que los papeles lleguen si o sí.
—Genial —mira la hora— ¿Vamos? Tal vez puedas ver hoy si ganaste.
Llegamos a la clínica, entramos ambas al consultorio y el doctor le hace la primer ecografía para ver cómo está el bebé, ambas miramos el monitor en blanco y negro con una gran sonrisa.
—Bien mamás, vamos a ver si este bebé se deja ver.
—No somos pareja —me apresuro en decir.
—Oh, lo lamento, saqué conclusiones apresuradas —se aclara incómodo la garganta el médico—. El bebé tiene casi las 16 semanas.
—¿Casi cuatro meses? —dice extrañada Laura.
—Exacto.
—Pero, mi período lo estuve teniendo normal hasta hace un mes y con mi ex... —se queda callada— mierda, entonces no fue cuando pensé —la miro y ella desvía la mirada.
—¿Quieren saber que es?
—Sí —respondemos ambas.
—Tendrán, tendrá —se corrige— una niña ¿Ven aquí? —señala la pantalla— eso entre sus piernas quiere decir que es niña. Ahí les doy el video con las grabaciones. La bebé se ve saludable, está creciendo bien ¿Las veo en dos meses más?
—Sí, nos va a ver —aprieto la mano de Laura— a ambas en dos meses —salimos de la consulta y ella se mantiene callada y pensativa.
—¿Qué pasa?
—No estoy segura que sea de él —la observo extrañada—. Cuando me separé y antes de mudarme un maestro amigo me —desvia la vista con vergüenza— recibió en su casa, solo fue una noche, una noche entre copas y despedidas, él se mudó a Canadá...
—Laura, mírame —ella la observa con algo de vergüenza—, no voy a juzgarte, jamás te juzgaría, no soy quién para hacerlo —la tomo de la mano.
—¿Te quedarás? —me mira con sus ojos que tantas veces me han hipnotizado y hago lo único que puedo hacer.
—Lo haré.
Le prometo algo que seguramente no sé si podré cumplir, después de todo, mi palabra en el pasado no ha sido exactamente algo a lo que yo le sea fiel o le de valor. La acompaño hasta el auro y nos vamos a su casa, bajo mi equipaje y me doy una ducha mientras ella le llama a sus madres para contarles la noticia de la niña en camino, pero algo anda mal con ella, lo sé, lo veo en su mirada.
—¿Qué pasa? —le pregunto sentándome a su lado en el sillón colgante del patio. Ella me sonríe triste— Es por tu hermano.
—¿Cómo haces eso?
—¿Qué?
—Eso de saber exactamente en lo que pienso.
—No es adivinanza Lau, solo presto atención cuando me hablas y esta semana has hablado mucho de él ¿Quieres que lo busque? —ella me mira— puede que tenga algunos contactos útiles que pueden encontrarlo.
—¿Harías eso por mí?
«Ultimamente creo que haría cualquier cosa por ti».
—Claro —sonrío y sin esperarmelo ella se abalanza contra mí y me abraza, yo primero no sé como actuar y luego mis brazos de manera instintiva la reconfortan—. Todo estará bien, Laura.
—No puedes asegurarme eso, Nat, pero aún así quiero creerte. Ya no estamos tan solas —se acaricia el vientre y yo beso su frente.
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Legalmente Amor
Romance¿Qué tienen en común una abogada recién divorciada, y una mujer que busca divorciarse de su marido y recibe la noticia de que está embarazada? Un amor que va creciendo entre ellas a medida que el tiempo pasa y las líneas de cliente y abogada se desd...