Capitulo 11

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"Si tan solo pudiéramos retroceder en el tiempo

Podría cambiar todo como deseo.

No preguntaré, no quiero cambiar nada

Solo pido tenerte cerca. Solo pido volver contigo."

Gulf se encontraba en la misma habitación que se le habia otorgado el primer día

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Gulf se encontraba en la misma habitación que se le habia otorgado el primer día. Se sentía idiota al comer tres veces al día y dormir en una suave cama, mientras no sabía si su hermano había comido siquiera. La ansiedad lo consumía, y el peso de la preocupación por Win se cernía sobre él como una nube oscura. Cada bocado de comida le recordaba lo que estaba en juego, y cada momento de comodidad le parecía una burla a su situación.

La puerta se abrió y entró un hombre de edad avanzada con una expresión calmada que inspiraba respeto. Su mirada, sin embargo, no podía ocultar la curiosidad que sentía hacia Gulf. Este último se cruzó de brazos, tratando de mostrar una actitud despreocupada, aunque su corazón latía con fuerza en su pecho.

—Buenos días, Gulf.— dijo el hombre, su voz suave pero firme. —Soy el médico de la familia real, he venido a hacerte un pequeño chequeo.

Gulf palideció, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda. La idea de que el médico lo revisara lo aterrorizaba; si descubría que era un Omega, todo se iría a la mierda. Su orgullo y su deseo de proteger su verdadera identidad chocaban en su interior.

—Me niego —dijo con su voz cargada de desafío.

El médico sonrió levemente, reconociendo la resistencia en su tono. —Entiendo que esta situación no es fácil. Sin embargo, es crucial para el futuro del reino y para el príncipe Mew. Si realmente eres un Beta, esto podría cambiar el rumbo de muchas cosas.

—No lo haré viejo, estás perdiendo tu tiempo —respondió Gulf, alejándose y adoptando una pose de defensa. Su mente corría, buscando una salida, mientras una sensación de desesperación lo invadía.

El médico suspiró, un rastro de impaciencia cruzando su rostro. —No hagamos las cosas difíciles, muchacho.

Sin esperar más, el médico salió de la habitación un momento y, acto seguido, entraron los guardias. —Necesito que lo detengan. Si no quiere colaborar, tendré que tomar medidas drásticas.

Gulf, al escuchar esto, se sintió acorralado. Cuando los guardias entraron en la habitación, su instinto de supervivencia se activó. Se lanzó hacia ellos, golpeando e intentando escapar de las manos que se acercaban a él.

—¡No! —gritó, mientras se retorcía.— ¡No me toquen, imbéciles!

Los guardias intentaron sujetarlo, pero Gulf luchaba con todas sus fuerzas. Les dio un codazo en el abdomen y, en un momento de adrenalina, mordió la mano de uno de ellos, haciendo que este soltase un grito de sorpresa. A pesar de su resistencia, los otros guardias lograron inmovilizarlo, sus brazos atrapados con firmeza.

—¡Sueltenme! —rugió Gulf, haciendo todo lo posible por liberarse, pero pronto se dio cuenta de que no podía. A cada intento de escapar, más fuerte lo sujetaban.

El médico, observando la lucha, se mantuvo firme. —No tienes nada que temer si realmente eres un Beta, Gulf. Solo necesito una muestra de sangre para confirmar tu condición. Esto es por el bien del príncipe y del reino.

Gulf dejó de luchar por un momento, respirando pesadamente debido al cansancio. Su mente estaba en caos, recordando la vida que había dejado atrás, la fragilidad de su situación y el sacrificio que había hecho por su hermano. La imagen de Win le dio fuerzas, pero también le hizo sentir una tristeza abrumadora.

Los guardias, viendo que su resistencia comenzaba a decaer, lo sujetaron con más fuerza.

El médico se acercó, con una jeringa en mano. —Esto solo tomará un momento. Una vez que obtenga la muestra, podrás volver a tu habitación y esperar los resultados. Te prometo que no habrá más molestias.

Gulf sintió que su corazón se aceleraba de nuevo. Se dio cuenta de que, sin importar cuánto luchara, no podría escapar de la realidad que lo rodeaba. Mientras el médico se acercaba, sintió que su lucha se desvanecía, reemplazada por una mezcla de miedo y resignación. El futuro que había temido estaba a punto de ser revelado, y no había nada que pudiera hacer para detenerlo.

Con una punzada de dolor, la jeringa atravesó su piel, y Gulf cerró los ojos, tratando de bloquear la situación, imaginando un mundo donde él y Win estaban juntos y a salvo, lejos de la crueldad de la realidad.

Con una punzada de dolor, la jeringa atravesó su piel, y Gulf cerró los ojos, tratando de bloquear la situación, imaginando un mundo donde él y Win estaban juntos y a salvo, lejos de la crueldad de la realidad

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