Capitulo 21

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"Un verdadero líder inspira,

no impone".

Mew caminó por el salón de baile, buscando a su padre

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Mew caminó por el salón de baile, buscando a su padre. Algo había sucedido en esa sala, algo que involucraba a Gulf. Mew necesitaba respuestas. Al encontrar al rey, lo vio sentado en su trono con una expresión severa, observando el baile con una mirada penetrante.

—Padre, ¿Qué sucedió con Gulf en la sala? —preguntó Mew, tratando de mantener la calma, aunque el enojo aún lo carcomía.

El rey lo miró por un largo momento antes de hablar, su mirada cargada de la misma autoridad con la que siempre había controlado el reino y, ahora, a su hijo.

—No fue nada que no pueda manejar, Mew. Solo le recordé cuál es su lugar y quién está al mando aquí. Ese Omega necesita saber qué se espera de él —dijo el rey con frialdad, mientras tomaba una copa de vino—. Pero no te preocupes por eso ahora. Esta es tu fiesta de bodas. Deberías disfrutarla.

Mew frunció el ceño. Había algo en las palabras de su padre que no le agradaba. Lo conocía lo suficiente para saber que no había sido solo una advertencia lo que había ocurrido en esa sala.

—¿Y qué significa eso para Gulf? —insistió Mew, sin querer dejar pasar el tema.

El rey lo miró con una media sonrisa, dejando la copa a un lado.

—Gulf será preparado para esta noche. —El tono de su voz era casual, pero la indirecta era clara. Mew lo observó, confundido.

—¿Preparado? —preguntó, incapaz de entender del todo lo que su padre insinuaba.

El rey se levantó de su asiento, caminando lentamente hacia Mew. Su imponente presencia llenaba la habitación mientras hablaba con una frialdad calculada.

—Necesita entender que todos los actos tienen consecuencias —dijo el rey, sus palabras resonaban en la gran sala, haciendo eco de la estructura patriarcal del reino.

Mew sintió que un frío le recorría la espalda. El tono de su padre era tan casual, como si estuviera hablando de un asunto trivial. Pero lo que estaba sugiriendo... era algo mucho más oscuro.

—No entiendo... —murmuró Mew, aún sin comprender del todo el alcance de las palabras de su padre.

El rey se acercó, colocando una mano pesada sobre su hombro.

—Debes marcarlo, Mew. Termina el matrimonio como se debe —dijo el rey, mirando a su hijo directamente a los ojos—. La marca completará la ceremonia. No es solo una formalidad; es un acto crucial. Esa marca en su cuello no solo te hará su propietario, sino que también dejará claro a todos que Gulf es completamente tuyo, un símbolo de posesión que garantizará su obediencia. Es un recordatorio de que, a partir de ahora, su voluntad se someterá a la tuya, irrevocablemente.

Mew sintió que el aire en la habitación se volvía opresivo. Marcar a Gulf... Eso significaba dejar una señal imborrable en su piel, un recordatorio constante de que estaba unido a él para siempre. Pero había más que eso. Era un acto de posesión, una declaración de que Gulf no podría escapar, no solo de él, sino de su nuevo rol como su Omega. Pero la crudeza de las palabras de su padre lo perturbaba, y la idea de hacerlo cruzaba la línea entre el deber y la brutalidad.

—La marca no solo define la unión, Mew —continuó el rey, bajando un poco la voz, como si compartiera un secreto—. Marcar a un Omega es un paso crucial. Es lo que te convierte en rey. Necesitas que el reino vea que has reclamado lo que es tuyo. Y recuerda, un Omega sin marca puede volverse rebelde y desobediente.

Mew asintió lentamente, sintiendo la presión del deber en su pecho. El peso de la responsabilidad lo ahogaba. Sabía que debía seguir el protocolo, que las reglas del reino y su rol como Alfa demandaban eso de él. Pero la idea de reclamar a Gulf de esa manera, de marcarlo sin su consentimiento... lo llenaba de una mezcla de inquietud y confusión.

—Además, debes recordar que debe ser catigado, el que haya intentado escapar no puede ser ignorado —dijo el rey, su voz firme—. Es una lección que necesita aprender. Es tu deber como Alfa y como príncipe —añadió el rey, su tono cortante—. Y lo sabes muy bien.

Mew sintió el peso de la responsabilidad aplastarlo. Era un deber que debía cumplir, pero la brutalidad de la acción lo asqueaba. ¿Era esto lo que significaba ser un rey?

—Ahora, regresa a la fiesta —ordenó el rey con firmeza—. Y recuerda lo que te he dicho. Esta noche es el comienzo de tu verdadera responsabilidad.

Con esas palabras resonando en su mente, Mew se dirigió a saludar a los demás nobles en la fiesta, con la conversación con su padre pesando sobre él. A lo lejos, pudo ver a Gulf sentado, visiblemente distante y perdido en sus pensamientos. La noche aún estaba lejos de terminar, y sabía que lo que vendría después cambiaría todo para ambos.

 La noche aún estaba lejos de terminar, y sabía que lo que vendría después cambiaría todo para ambos

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Laik

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