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La vida en la Liga de Villanos continuaba con su ritmo implacable, pero Dabi había encontrado un extraño sentido de estabilidad entre sus actividades como villano y el cuidado de su pequeña hermana, Astra. Había aprendido a manejar las responsabilidades de ambas partes, aunque siempre con una sensación de cautela. El día a día con Astra estaba lleno de pequeños desafíos, pero también de momentos que traían una especie de alegría inesperada a su vida.
Una tarde, mientras Dabi estaba en su habitación, arreglando algunas de las cosas que había logrado reunir para Astra, notó que la pequeña estaba jugando en el suelo, entretenida con un juguete simple que él había conseguido. Astra, que ya tenía un poco más de un año, había comenzado a intentar ponerse de pie y dar sus primeros pasos con mayor frecuencia, pero ese día estaba más interesada en tratar de comunicarse.
Dabi la observaba de reojo mientras trabajaba, disfrutando de la relativa calma del momento. Sin embargo, algo en la actitud de Astra llamó su atención. La pequeña dejó su juguete a un lado y gateó hacia él, extendiendo sus manos hacia su hermano.
─ ¿Qué pasa, Astra? ─ preguntó Dabi, mientras se inclinaba para recogerla. Astra, con su expresión inocente y sus ojos brillantes, se aferró a él con fuerza, y luego, con un esfuerzo visible, pronunció su primera palabra.
─ Pa... pa... ─ dijo Astra, su voz pequeña y dulce, pero clara.
Dabi se quedó congelado por un instante, sin poder procesar lo que acababa de escuchar. El sonido de esa palabra, la primera palabra de Astra, resonó en su mente como un eco. No era la palabra que esperaba, ni la que quería que Astra asociara con él. Sintió una mezcla de emociones, desde la sorpresa hasta una especie de angustia silenciosa.
─ No... ─ murmuró Dabi suavemente, mientras miraba a Astra, quien lo observaba con una sonrisa satisfecha por su logro. ─ No soy tu papá, Astra.
Aunque sus palabras eran gentiles, había un firme rechazo en su tono. Dabi sabía que no quería que Astra lo viera como una figura paterna. No se veía a sí mismo como un padre, ni mucho menos deseaba tomar ese rol en la vida de la pequeña. Había aceptado la responsabilidad de cuidarla, pero eso era todo.
─ Soy tu hermano, Astra ─ continuó, con un esfuerzo deliberado por corregirla. ─ Hermano. Repítelo... hermano.
Astra, confundida pero interesada por la reacción de Dabi, lo miró con sus grandes ojos azules, tratando de entender. Dabi la sostuvo con más firmeza, acercándola un poco más mientras repetía la palabra.
─ Hermano ─ dijo Dabi nuevamente, asegurándose de que la pequeña lo escuchara claramente. ─ Dilo conmigo, Astra. Hermano.
Astra frunció el ceño por un momento, como si estuviera procesando lo que Dabi le pedía. Aunque no lo entendía completamente, era evidente que estaba intentando captar lo que su hermano quería que hiciera.
─ He... ma... ─ balbuceó Astra, esforzándose por imitar la palabra. Sin embargo, su pronunciación seguía siendo torpe, pero había una chispa de comprensión en sus ojos. ─ He-ma... no.
