𝐂𝐚𝐫𝐢ñ𝐨

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La noche estaba en su momento más silencioso, con la Liga sumida en un profundo sueño

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La noche estaba en su momento más silencioso, con la Liga sumida en un profundo sueño. Dabi descansaba en su colchón en la habitación asignada, su respiración tranquila y profunda. Había sido un día agotador, como todos, y el cansancio finalmente lo había alcanzado. Sin embargo, su descanso no iba a durar mucho más.

─ ‘Mano… ─ una pequeña voz lo llamó en la oscuridad, suave y titubeante.

Dabi se removió ligeramente, aún medio dormido, sin percatarse completamente de que alguien estaba llamándolo. Pero entonces sintió una pequeña mano sacudir suavemente su hombro.

─ ‘Mano… tengo hambre… ─ repitió la voz, esta vez un poco más insistente.

Los párpados de Dabi se abrieron lentamente, y en la penumbra de la habitación, vio la figura borrosa de Astra a su lado, con sus grandes ojos azules mirándolo. Su cabello despeinado y su pijama arrugada eran una señal clara de que acababa de despertarse.

Dabi se frotó los ojos y suspiró, intentando sacudirse el sueño. Miró el reloj en la pared, notando que era la mitad de la noche.

─ Astra, es muy tarde… ─ murmuró con voz ronca, aunque sin un tono de reproche. Sabía que los niños pequeños no entendían de horarios cuando tenían hambre.

La niña se mordió el labio, susurrando casi con culpa. ─ Pero tengo mucha hambre, ‘Mano…

Dabi no pudo evitar sonreír, a pesar del cansancio. Astra estaba creciendo, y aunque eso significaba más responsabilidades, no podía ignorar su pedido. Era su hermana, y haría cualquier cosa por ella, incluso levantarse a mitad de la noche para darle de comer.

─ Está bien, está bien… Vamos a la cocina a buscar algo, ¿de acuerdo? ─ dijo mientras se levantaba con cuidado del colchón.

Astra lo siguió, tomándolo de la mano mientras caminaban en silencio por los pasillos oscuros de la guarida de la Liga. Aunque el lugar era frío y poco acogedor, Dabi había aprendido a adaptarse, y su prioridad era asegurarse de que Astra estuviera bien, sin importar lo que eso significara.

Al llegar a la pequeña cocina improvisada, Dabi encendió una luz tenue y comenzó a buscar algo rápido para darle a su hermana. Abrió un armario y encontró un paquete de galletas y un poco de leche en la nevera. No era lo más saludable, pero serviría para calmar el hambre de Astra hasta la mañana.

Vertió la leche en una taza pequeña y le dio las galletas a Astra, quien las recibió con una sonrisa de satisfacción.

─ Aquí tienes, pequeñita ─ dijo Dabi mientras la ayudaba a sentarse en una silla.

Astra comenzó a comer con gusto, y Dabi se sentó a su lado, observándola con una mezcla de ternura y preocupación. Verla crecer cada día le recordaba lo rápido que pasaba el tiempo y lo mucho que ella dependía de él. No podía evitar pensar en todo lo que había sacrificado por ella, pero también sabía que nunca se arrepentiría de sus decisiones.

𝐇𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐢𝐭𝐨 || 𝐃𝐚𝐛𝐢/𝐓𝐨𝐮𝐲𝐚 𝐓𝐨𝐝𝐨𝐫𝐨𝐤𝐢 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora