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Los meses pasaron y Astra, la pequeña que había llegado a la vida de Dabi con una misión específica, había crecido notablemente. A los tres meses, la bebé mostraba un cambio evidente en su apariencia: su pequeño cuerpo se había redondeado y sus mejillas se habían hinchado, llenándose de una ternura inesperada.
Dabi se encontraba en la cocina, revisando unos papeles y planeando sus próximos movimientos, cuando decidió echar un vistazo a la cuna de Astra. La niña estaba jugando con algunos juguetes blandos, su risa infantil resonando en la habitación. Dabi observó a Astra con una mezcla de interés y sorpresa, notando cómo su cuerpo, que había sido pequeño y delgado al nacer, ahora mostraba signos evidentes de un buen crecimiento.
─ Mmm ─ murmuró Dabi para sí mismo, sus ojos examinando a la bebé con atención ─. Te has puesto bastante gordita, ¿no?
Astra, ajena a los pensamientos de Dabi, continuó jugando alegremente, su risa llenando la habitación. Dabi, aún sorprendido, se acercó y la levantó con cuidado, notando la firmeza de sus brazos y piernas. La ropa de la niña se ajustaba de manera más ceñida, un testimonio visible de su crecimiento.
Se dirigió a la cocina, donde había dejado el biberón de leche que había estado utilizando para alimentar a Astra. Mientras preparaba la comida, Dabi recordó el momento en que había robado la leche de la tienda, buscando un producto que fuera de alta calidad para asegurar el bienestar de la niña. Al parecer, sus esfuerzos habían dado resultado.
─ Parece que la leche era realmente buena ─ dijo Dabi en voz baja, observando la forma en que Astra se movía con vigor ─. No puedo negar que esto ha funcionado bastante bien.
Colocó el biberón en el calentador y, mientras la leche se preparaba, miró a Astra con una nueva perspectiva. La pequeña había crecido saludable y robusta, lo cual no solo era una buena noticia para su bienestar, sino también una confirmación de que sus elecciones habían sido las correctas.
Finalmente, el biberón estuvo listo y Dabi lo recogió, dirigiéndose nuevamente hacia la cuna de Astra. La bebé lo miró con curiosidad, sus grandes ojos azules reflejando la luz de la mañana mientras esperaba el alimento. Dabi la acomodó en su regazo y le ofreció el biberón, observando cómo la niña comenzaba a beber con avidez.
─ Parece que la leche que robé era de calidad excepcional ─ murmuró Dabi mientras Astra se alimentaba, una leve sonrisa asomando en su rostro. ─ No es solo que te haya hecho crecer, sino que también ha sido una herramienta perfecta para asegurar tu salud.
Mientras Astra disfrutaba de su biberón, Dabi pensó en el futuro. La niña había superado sus expectativas iniciales, y su bienestar ahora era una prueba de que sus decisiones habían sido acertadas. Aunque su vida estaba envuelta en planes de venganza y caos, el cuidado de Astra era un recordatorio constante de que había aspectos en su vida que eran más simples y humanos.
Dabi terminó de alimentar a Astra y la colocó de nuevo en su cuna, su mirada aún fija en la niña mientras ella se acomodaba con una expresión satisfecha. La vida de la bebé había dado un giro inesperado, y aunque el propósito de su existencia seguía siendo parte de los planes de Dabi, él no podía evitar sentir una pequeña chispa de satisfacción al ver el crecimiento saludable de Astra.
