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La clase 1-A había recibido la alerta: una posible confrontación con la Liga de Villanos. Todos estaban en máxima alerta, con sus uniformes de héroe puestos y preparados para lo que fuera. Izuku, Bakugo, Shoto, y el resto del equipo intercambiaban miradas tensas mientras caminaban por la zona asignada para la misión. Los informes recientes hablaban de una nueva integrante en la Liga, alguien que había dejado a Ochako gravemente herida semanas atrás. Izuku no podía evitar pensar en su amiga, todavía recordando la descripción del frío abrumador que había experimentado.
Finalmente, llegaron a una zona más abierta, un antiguo edificio en ruinas donde sabían que los villanos solían esconderse. El ambiente era pesado, como si algo en el aire les advirtiera que se avecinaba un conflicto peligroso. Bakugo, con su usual confianza, fue el primero en adelantar su paso, apretando los puños.
— ¡Venga, vamos a patearles el trasero de una vez! — gruñó, mirando a su alrededor con ojos de halcón.
De repente, una figura se destacó entre las sombras, caminando lentamente hacia ellos. Izuku y los demás vieron cómo el grupo de la Liga de Villanos se acercaba, encabezado por Shigaraki, Toga, Kurogiri… y Dabi. Sin embargo, algo llamó más la atención de los estudiantes de la U.A.: junto a Dabi, había una chica muy joven, de unos 15 años, abrazada a él, apoyando su cabeza en su brazo con total confianza.
— ¿Qué…? — murmuró Shoto, sorprendido de ver a alguien tan joven en ese grupo.
Izuku notó que la chica tenía el cabello negro, y sus ojos fríos brillaban como los de Dabi. Inmediatamente pensó en la descripción de Uraraka. Esa debía ser la villana que la había dejado en ese estado.
— ¿Quién es esa? — preguntó Tsuyu, parpadeando desconcertada.
Dabi, al darse cuenta de la atención que Astra estaba recibiendo, bajó la mirada hacia su hermana, una ligera sonrisa torcida asomando en sus labios. — ¿Les gusta mi hermana pequeña? — dijo con un tono burlón. — No es tan dulce como parece.
— ¿Tu hermana? — exclamó Izuku, sintiendo una oleada de tensión recorrer su cuerpo. El hecho de que alguien tan joven estuviera involucrada con la Liga lo perturbaba.
Antes de que nadie pudiera reaccionar, la batalla comenzó. Shigaraki dio la señal, y los villanos se lanzaron hacia los estudiantes de la U.A. Las explosiones de Bakugo retumbaron en el aire, mientras Shoto desataba su hielo contra los villanos que se acercaban. Sin embargo, Izuku apenas podía apartar la mirada de Astra, quien ya no se aferraba a Dabi, sino que avanzaba directamente hacia él.
Los dos se encontraron en medio del caos. Astra se movía con una precisión inquietante, sus ojos fríos clavados en Izuku mientras él intentaba prepararse para lo que venía. Sus pies se deslizaron por el suelo con una fluidez que no parecía natural, como si cada movimiento estuviera calculado al milímetro.
— ¿Así que tú eres el "Símbolo de la Esperanza" en formación? — dijo Astra con una voz tan gélida como su poder. — Veamos cuánto puedes resistir.
