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Dos años habían pasado desde aquel día en la pista de patinaje, y ahora Astra estaba a punto de cumplir seis años. Dabi, observando cómo el tiempo había volado, no podía evitar sentirse orgulloso de lo mucho que había crecido su hermana. La pequeña niña curiosa y traviesa seguía llena de energía, pero ahora con una mayor madurez y habilidad para controlar su poder de manipular la nieve.
La mañana de su cumpleaños comenzó temprano, como siempre ocurría con Astra. Dabi aún no había terminado de decorar la habitación cuando la niña salió corriendo de su cama, con el rostro lleno de emoción.
— ¡Hermano! ¡Es mi cumpleaños! — gritó Astra, corriendo por la sala común del escondite de la Liga.
Dabi, que sostenía una caja de decoraciones en una mano, se dio la vuelta con una sonrisa.
— Ya lo sé, pequeña. Ven aquí.
Astra corrió hacia él y se lanzó a sus brazos. Aunque el escondite no era el lugar más adecuado para una fiesta de cumpleaños, Dabi había hecho lo posible por organizar algo especial para su hermana. Con algunos globos que había conseguido y una tarta improvisada que había hecho con ayuda de Toga, Dabi estaba decidido a darle a Astra un día memorable.
— Tienes que esperar un poquito más antes de abrir tus regalos, — le dijo Dabi mientras la ponía en el suelo suavemente.
— ¡Pero quiero verlos ya! — protestó Astra con una sonrisa traviesa.
— Un poquito más de paciencia, — respondió Dabi, guiándola de vuelta a la habitación mientras terminaba de colgar los últimos globos. — Vamos a desayunar primero.
Mientras Dabi preparaba una pequeña mesa para el desayuno, Toga y Twice aparecieron en la sala común, cada uno con un pequeño regalo envuelto.
— ¡Feliz cumpleaños, Astra! — gritó Toga con entusiasmo, abrazando a la niña con fuerza.
— ¡Feliz cumple, pequeña! — añadió Twice, haciendo una pequeña reverencia cómica que hizo reír a Astra.
Shigaraki también apareció en la sala, aunque con su habitual indiferencia, simplemente asintió con la cabeza hacia Astra. Era evidente que, aunque no mostraba mucha emoción, todos en la Liga habían desarrollado un cariño especial por la niña.
Después del desayuno, llegó el momento que Astra había estado esperando: los regalos. Dabi le entregó primero el suyo, un pequeño paquete envuelto en papel colorido. Astra lo abrió con emoción y encontró dentro un conjunto de colores, hojas para dibujar y un peluche de un conejo, su animal favorito.
— ¡Gracias, hermano! — gritó mientras lo abrazaba.
Toga y Twice le dieron sus regalos también: un juego de bloques de construcción y una bufanda hecha a mano, tejida por Toga. Astra se puso la bufanda inmediatamente, encantada con el suave tacto del tejido.
