𝐀𝐛𝐫𝐚𝐳𝐨𝐬

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La tormenta finalmente había pasado, dejando atrás un aire fresco y húmedo en la guarida de la Liga de Villanos

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La tormenta finalmente había pasado, dejando atrás un aire fresco y húmedo en la guarida de la Liga de Villanos. El frío extremo había cedido, y aunque la temperatura aún era baja, ya no resultaba insoportable como antes. Los miembros de la Liga se movían por la base, aliviados de que el temporal hubiera terminado.

Dabi estaba sentado en la cama improvisada en su habitación, con Astra jugando a su lado. La pequeña parecía haberse recuperado bien de su resfriado, y su energía había vuelto por completo. Mientras ella se entretenía con un viejo muñeco que Dabi había encontrado en uno de sus robos, él decidió que era momento de revisar las ronchas rojas que había notado en su hermana días atrás.

─ Ven aquí, Astra ─ le dijo suavemente, extendiendo los brazos para levantarla.

La niña, siempre ansiosa por recibir la atención de su hermano, se dejó llevar y se acomodó en su regazo. Dabi levantó con cuidado la parte trasera de la camisa de Astra, revelando su espalda pequeña y pálida. Para su alivio, las ronchas rojas que habían estado esparcidas por su piel parecían haber desaparecido casi por completo. La crema que había robado y aplicado había hecho su trabajo.

─ Bien, parece que esto funcionó ─ murmuró, más para sí mismo que para ella.

Astra giró la cabeza para mirarlo, sus ojos azules brillando con curiosidad.

─ ¿‘Tás bien, hermano? ─ balbuceó, intentando captar la atención de Dabi.

Él sonrió ligeramente y la acomodó nuevamente en su regazo, dejando caer la camisa sobre su espalda.

─ Sí, ya estás bien. No más picazón, ¿verdad?

La niña asintió con entusiasmo, aunque no entendía completamente lo que Dabi le había dicho. Lo único que importaba para ella era que su hermano estaba cerca, y eso siempre la hacía sentir segura.

Dabi se recostó un poco en el colchón, dejando que Astra se tumbara a su lado. Aunque las preocupaciones sobre el futuro y los peligros que acechaban a ambos nunca lo abandonaban del todo, había momentos como este en los que podía encontrar un respiro. Saber que había logrado protegerla y cuidar de ella, aunque fuera en algo tan pequeño como curar esas ronchas, le daba un extraño sentido de satisfacción.

─ No dejes que te vean tan vulnerable, Dabi ─ se dijo a sí mismo, aunque sabía que frente a Astra, su fachada de villano frío y calculador siempre se derretía.

Astra se acurrucó contra él, jugando con uno de sus mechones de cabello mientras tarareaba una canción inventada. Dabi la observó en silencio, su mente divagando entre los recuerdos de cómo había terminado en esta situación. Nunca había planeado ser responsable de nadie, y mucho menos de una niña tan pequeña y vulnerable. Pero ahora que Astra estaba en su vida, no podía imaginar un camino diferente.

Finalmente, se levantó lentamente, llevando a Astra con él.

─ Vamos, es hora de que comas algo. Luego, si estás bien, podríamos salir a caminar.

𝐇𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐢𝐭𝐨 || 𝐃𝐚𝐛𝐢/𝐓𝐨𝐮𝐲𝐚 𝐓𝐨𝐝𝐨𝐫𝐨𝐤𝐢 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora