La Llegada de Jeno
Era una mañana de otoño fresca y despejada cuando el timbre de la puerta rompió el silencio de la casa. Jaehyun, a sus 23 años, estaba sentado en la sala de estar, trabajando en algunos proyectos de diseño gráfico en su computadora portátil. La mezcla de sonidos de teclas y el suave murmullo de la calefacción de fondo creaban una atmósfera acogedora y productiva. Jaemin y Jisung estaban jugando en el suelo, rodeados de bloques de construcción y juguetes, mientras Jaehyun trataba de mantener la concentración en su trabajo.
El timbre sonó nuevamente, esta vez con un toque de urgencia. Jaehyun se levantó, estirándose antes de dirigirse hacia la puerta. Al abrirla, se encontró con los padres de Jeno, que estaban visiblemente preocupados y con una expresión de mezcla entre tristeza y alivio.
-Hola, Jaehyun -saludó la madre de Jeno con una sonrisa que trataba de ocultar su preocupación-. Gracias por estar dispuesto a cuidar de Jeno. Sabemos que esto es un gran favor.
Jaehyun, aunque un poco sorprendido por la llegada repentina, recibió a los padres de Jeno con una sonrisa amable.
-No hay problema en absoluto. Estoy feliz de ayudar. ¿Cómo está Jeno?
La madre de Jeno levantó a su hijo del cochecito y lo entregó a Jaehyun. Jeno, un bebé de un año que ya caminaba con cierta seguridad, miró alrededor con curiosidad. Sus ojos se posaron en Jaehyun, y, con un entusiasmo genuino, exclamó:
-¡Papá!
Jaehyun se quedó momentáneamente sorprendido por la clara pronunciación de la palabra. Sonrió ampliamente y se agachó a la altura de Jeno.
-¡Hola, Jeno! -dijo Jaehyun con calidez-. Es un placer conocerte. Vamos a divertirnos juntos.
Los padres de Jeno, aliviados por el recibimiento tan cordial, intercambiaron miradas y se despidieron con una mezcla de gratitud y tristeza. La madre de Jeno le dio un último abrazo a su hijo antes de salir por la puerta.
-Cuida bien de él, Jaehyun. Nos veremos pronto para recogerlo -dijo, tratando de sonar optimista mientras se alejaban.
Jaehyun cerró la puerta y se volvió hacia Jeno, quien miraba a su alrededor con ojos brillantes de curiosidad. Jaemin y Jisung estaban en el suelo, jugando y riendo, pero se detuvieron al notar la nueva presencia en la casa.
-¡Mira, chicos! Este es Jeno -dijo Jaehyun mientras colocaba a Jeno en el suelo-. Vamos a darle la bienvenida.
Jaemin, con tres años de edad, observó a Jeno con una mezcla de curiosidad y recelo. Aunque había aprendido a convivir con Jisung, la llegada de Jeno le provocaba una extraña sensación. Jaehyun, con su habitual paciencia y calidez, trataba de incluir a todos en la dinámica.
-¡Hola, Jeno! -dijo Jaemin, tratando de sonar amigable mientras jugaba con sus bloques-. ¿Quieres jugar con nosotros?
Jeno, que ya estaba empezando a entender las dinámicas sociales, se acercó tambaleándose, pero antes de que pudiera interactuar mucho, Jaehyun se inclinó hacia él con una sonrisa.
-Jeno, ¿quieres unirte a los juegos con Jaemin y Jisung? -preguntó Jaehyun.
Jeno, emocionado, caminó hacia los juguetes, y Jaemin, aunque un poco celoso, intentó compartir su espacio. Sin embargo, no podía evitar sentir que la atención de Jaehyun estaba ahora centrada en el nuevo primo.
Durante los primeros días, Jaehyun trató de equilibrar el tiempo entre Jeno familia se mantenía unida. Los días siguieron su curso, y a medida que Jeno se adaptaba a su nuevo hogar y crecía, las tensiones entre él y Jaemin comenzaron a disminuir. Jaehyun, con su característica paciencia, dedicaba tiempo a cada uno de sus primos, asegurándose de que cada uno sintiera que tenía un lugar especial en su vida.