Era un cálido día de verano, perfecto para relajarse en la piscina, y los miembros de NCT U y NCT 127 decidieron aprovecharlo. En una lujosa casa con una enorme alberca, todos estaban listos para pasar un rato agradable lejos de los escenarios y las rutinas de práctica. La atmósfera era relajada, llena de risas, bromas y el sonido del agua chapoteando.
Sungchan, quien no podía resistirse a una oportunidad de pasar tiempo con los miembros, estaba sentado al borde de la piscina con los pies sumergidos en el agua. Aunque disfrutaba del momento, su atención estaba completamente enfocada en una persona: Shotaro. El chico de sonrisa encantadora y movimientos despreocupados parecía brillar bajo el sol.
Observaciones inocentes que se vuelven algo más
Shotaro estaba al otro lado de la piscina, riéndose mientras conversaba animadamente con Yuta, quien estaba dentro del agua. Sungchan no podía evitarlo, su mirada seguía al japonés cada vez que se movía. Todo en él era fascinante: su risa, la manera en que sus ojos se iluminaban al hablar, e incluso cómo se acomodaba el cabello mojado después de un clavado.
-¿Qué estás mirando? -preguntó Xiaojun, quien estaba sentado cerca de Sungchan.
-¿Eh? ¡Nada! -respondió Sungchan rápidamente, volviendo la vista al agua.
Xiaojun arqueó una ceja, claramente no convencido, pero decidió no presionarlo. Sin embargo, pronto notó algo interesante: Sungchan no podía dejar de mirar a Shotaro. Incluso, en un momento particularmente revelador, Sungchan parecía observar detenidamente el trasero de Shotaro mientras este se inclinaba para recoger algo cerca del borde de la piscina. Xiaojun soltó una pequeña risa.
-Así que es eso... -murmuró para sí mismo, mientras dirigía su mirada hacia Yuta, quien también estaba cerca. Xiaojun, sin disimulo alguno, dejó que su atención se centrara en el trasero de Yuta, a quien había estado admirando desde que llegaron.
El momento incómodo
De pronto, Shotaro, que era más perceptivo de lo que muchos creían, notó la dirección de la mirada de Sungchan. Sonrojándose ligeramente, decidió actuar. Con una sonrisa juguetona, nadó hacia Yuta y lo abrazó desde atrás, rodeándolo con los brazos.
-¡Yuta-hyung! -exclamó Shotaro en un tono inocente pero con un toque de burla.
Yuta, sorprendido, giró la cabeza para ver a Shotaro. -¿Qué haces, Shotaro? -preguntó, aunque no parecía molesto.
-Nada, solo quería abrazarte. Eres el mejor hyung, ¿sabías? -dijo Shotaro mientras dirigía una rápida mirada hacia Sungchan, quien ahora estaba completamente rojo de la vergüenza y tratando de mirar hacia otro lado.
Pero Yuta no tardó en darse cuenta de lo que estaba sucediendo. Al observar la expresión de Shotaro y seguir su mirada, entendió que Sungchan había estado mirando más de la cuenta.
-¡Sungchan! -llamó Yuta, con una mezcla de sorpresa y regaño en su voz.
Sungchan se tensó al escuchar su nombre. -¿Sí, hyung?
Yuta salió del agua y se puso de pie frente a él, cruzando los brazos. -¿Qué crees que estás haciendo, mirando a Shotaro de esa manera? Ni siquiera están saliendo.
-¡No estaba mirando! -protestó Sungchan, aunque su tono lo delataba.
-Claro que sí, te vi claramente -dijo Shotaro, ocultando una sonrisa traviesa detrás de sus manos.
Sungchan, buscando defenderse, señaló a Xiaojun, quien seguía mirando descaradamente a Yuta. -¡Entonces, ¿por qué Xiaojun puede mirar?!
Xiaojun, sin perder la compostura, sonrió con confianza. -Porque yo sí puedo, Sungchan. Yuta es mi novio, así que tengo permiso oficial.
Yuta, aunque un poco avergonzado, asintió. -Exacto. Xiaojun y yo estamos saliendo, así que no es lo mismo.
Sungchan suspiró, derrotado. -Esto no es justo...
Una confesión disfrazada
La tensión se disipó rápidamente cuando los demás miembros, que habían estado observando desde lejos, comenzaron a reírse. La situación, aunque incómoda para Sungchan, se volvió un momento memorable para todos.
Más tarde, cuando el sol comenzó a ponerse y la albercada llegaba a su fin, Sungchan y Shotaro se encontraron solos, sentados en una esquina tranquila del patio.
-Siento mucho lo de antes -dijo Sungchan, frotándose la nuca nerviosamente. -No quería incomodarte.
Shotaro lo miró, sus ojos suaves y comprensivos. -No me incomodaste, Sungchan. Solo estaba jugando. Pero... ¿es cierto?
-¿Qué cosa?
Shotaro inclinó la cabeza, sonriendo. -¿Que estabas mirándome?
Sungchan se sonrojó nuevamente, incapaz de sostener la mirada. -Tal vez un poco...
El japonés rió suavemente, pero no dijo nada más. En lugar de eso, se recostó contra la pared, observando el cielo teñido de tonos anaranjados y rosados.
-¿Sabes? -dijo finalmente, rompiendo el silencio. -No me molestaría si miraras un poco más.
Sungchan giró la cabeza, sorprendido. -¿En serio?
Shotaro asintió, aunque había un ligero rubor en sus mejillas. -Pero solo si algún día trabajas en ser algo más que un amigo.
Esas palabras encendieron algo dentro de Sungchan. Mientras lo observaba, con su sonrisa gentil y su aire despreocupado, supo en ese momento que estaba completamente perdido por Shotaro. Y aunque todavía no estaba seguro de cómo dar el siguiente paso, decidió que haría todo lo posible para estar a su lado.
Fin del día: Aunque el incidente en la alberca fue vergonzoso, terminó siendo el inicio de algo más profundo para Sungchan y Shotaro, un sentimiento que continuaría creciendo con el tiempo.