cinco

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Abrí los ojos con pereza y los tallé con mis dedos intentando acostumbrarme a la luz que entraba por la ventana. Un pie impactó en mi cara de la nada. No fue un golpe duro, pero me hizo recordar la noche anterior.

― Eh, imbécil. ― Intenté hacer que se levantara.

Hyunjin permanecía en ropa interior y solo yo había tenido el grado de cordura necesaria después de aquel hecho para cubrir mi semi-desnudez con las sábanas.

Él se había quedado dormido de tal forma que sus pies quedaran en la almohada, justo a mi lado, mientras su cabeza estaba en el lado contrario de la cama.

― Déjame dormir.

― Hyunjin, por si no estás enterado, los días de semana la universidad imparte clases.

― Yo solo iré si puedo ver a Félix. ― Se sentó lentamente en la cama con el cabello hecho un lío y una sonrisa maniática en los labios.

A veces me da tanto miedo...

― Por favor Hyunjin, no puedes ver a Félix en el estado en el que te encuentras, espera al menos dos días ¿si? No vayas a la universidad por el momento.

― Vale, no lo haré, pero es que ese chico me hace sentir...

― ¡Detente! Voy a ducharme.

Me levanté y corrí al baño jadeando levemente, había olvidado que me dolía el trasero, y no, no era por las razones que se imaginan, puercos.

Pero bueno, luego de una larga ducha volví al cuarto con una toalla en mi cintura y otra en mis hombros.

― Ah… qué lindo eres Ji. — La burla estaba en su tono de voz, y en cuanto lo encaré, las imágenes demasiado frescas golpearon mi mente como un si me lanzaran un cubo de agua helada.

— ¿No te bastó con lo de anoche? — Señalé su labio roto.

Si, le rompí el labio, pero no de la forma que creen, o bueno, más o menos.

Fui tumbado en mi cama con más fuerza de la necesaria, pero podía comprender el estado de mi mejor amigo, él no estaba en sus cinco sentidos, y yo tampoco. Pero una incomodidad en mi pecho me estaba desconcertando en demasía, aún así, había decidido ignorarla desde hace cinco minutos.

La hambrienta mirada de mi mejor amigo sobre mí, no sé realmente lo que me causó, pero el revoltijo en mi estómago no fue precisamente de placer. No es que no hayamos hecho esto antes, pero en primer lugar, el nunca estaba en celo, y en segundo, yo nunca tenía esa extraña sensación en mi pecho, como si no perteneciera a allí, como si estuviera inconforme con la situación. Y aunque no me sentía mal, realmente estaba fuera de lugar.

Aún así, de nuevo decidí ignorar el sentimiento, y me entregué al deseo.

Hyunjin se apresuró en despojarme de las prendas que me cubrían. La chaqueta yacía en el suelo de la sala, su sudadera y camisa también. Ahora en el suelo de la habitación podía ver de reojo ser lanzada mi remera, mientras los hinchados labios de mi amigo besaban con firmeza mi cuello. Cerré los ojos intentando adaptarme a la situación pero de nuevo no estaba en mí, o simplemente no estaba ahí. Y no me malinterpreten, los besos de Hyunjin son para morirse, simplemente no...

Mi pantalón había desaparecido, y cuando reparé en la figura de Hyunjin, ambos estábamos solo en ropa interior. Cambió la posición y se inclinó hacia delante a la vez que empujaba mi espalda para tomar mis labios.

... no los soportaba.

Mi lobo gruñó en un acto desesperado cuando su enorme mano me apretó sin fuerza la espalda. Y sin saber realmente que estaba sucediendo, apreté mis dientes con fuerza y un grito ahogado se escuchó en toda la habitación y probablemente el edificio.

Mi vida es color ámbar || MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora