dieciocho

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El alfa no mentía al decir que vivía cerca. Justamente en la segunda casa. Lo seguí con tranquilidad mirando a mi alrededor. Al estar en la puerta de la residencia no pude retener aquel bostezo que aunque era muy poco audible, no dejaba de ser notado por el mayor.

― Esta ha sido una madrugada larga…

Murmuró en voz baja abriendo la puerta y esperando que yo pasara primero. Lo cual acepté sin hacerlo esperar mucho. La tranquilidad del lugar me relajó respecto a la fría madrugada.

― Estoy de acuerdo. — Le di la razón en voz baja. Y es que no podía creer que aún fueran solamente las cuatro de la mañana, si parecía que había transcurrido una eternidad.

Al entrar a la residencia no pude evitar el rápido escaneo que le di, era grande, por supuesto que si. Probablemente demasiado solo para una persona, pero ¿era acogedora? Mucho, de hecho. Y cada parte del lugar olía solamente a él. Y me encantaba.

— Acomódate y siéntete como en tu casa. — Minho apareció a mi lado rozando mi brazo y mis feromonas se activaron de nuevo, recordándome mi situación.

— ¿Tienes supresores? — Pregunté en un suspiro un poco afectado por su olor, y no digo que sea desagradable. Pero estar en un lugar que solo huele a él y tenerlo justamente frente a mí, me volvía loco en todos los aspectos. Más aún en ese aspecto.

Era maravilloso que aún no le estuviera comiendo la boca como si fuera lo último que hiciera en la vida.

— Por supuesto, te... ¿gustaría darte una ducha también?

Asentí con una leve sonrisa y él comenzó a caminar por la casa haciéndome una seña para que lo siguiera. No, nunca había ido a la casa de Minho hasta ahora. Las reuniones del grupo generalmente eran en la casa de Hyunjin o en la de Chan, una que otra vez habían ido a la mía, pero no a la de Minho. Es extraño que la conozca de esta forma, pero no me quejo, es encantadora.

Entrar a aquella habitación me hizo darme cuenta que era la de Minho, su olor era más fuerte allí, y mi cabeza estaba dando vueltas en aquel momento. Sin un supresor probablemente estaría tirado en la cama en menos de cinco minutos pidiéndole, o más bien suplicándole que me folle de una vez.

Pero el mayor me salvó sacando un frasco de su mesita de noche y ofreciéndomelos.

— Puedes tomar la ropa que se te haga más cómoda en el clóset. Te quedará grande pero... Bueno, es cómoda — Rió rascándose un poco la nuca. Parecía... ¿nervioso? ¿Por mi presencia quizás?

Era increíble el hecho de tener a un Minho nervioso frente a mí, pero era grandioso también. Ver su adorable rostro buscando las palabras correctas que decir a continuación. No dejaba de parecerme atractivo, y estaba aceptando el hecho de que ese no era un problema. Y quizás ya deba ir pensando en como hacer avanzar esto, porque quiero algo con él, y si no lo intento probablemente me suicide.

— Me parece genial, gracias Min. — Sonreí en grande y él señaló la puerta solo segundos después.

— Dejaré que te duches, si tienes algún problema solo avísame, estaré en la cocina. — Parecía que se iba, pero se volteó recordando algo al parecer. — En la segunda gaveta se encuentra un paquete bóxers, son nuevos y se me quedaron un poco pequeños así que... bueno, toma los que necesites.

— Vale. — Respondí con un pequeño sonrojo que ni siquiera me molesté en ocultar.

No dije más pues él salió entonces de la habitación dejándome solo allí. Asentí levemente y me giré dando algunos vistazos alrededor. Este era su territorio, era genial estar aquí, y también era genial tener un frasco de supresores en la mano. Saqué uno y me lo tomé dejando el resto en la mesita de noche. Luego decidí que era una buena idea bañarme y quitarme todo el peso de la noche y la madrugada.

Mi vida es color ámbar || MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora