Mi vida es color ámbar || Minsung

veinticinco

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Silencio
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En cierto modo me gustaba que ahora tenga que trabajar los sábados, días que antes los pasaba en mi apartamento sin mucho que hacer, y ahora, de alguna forma tenía la compañía de los trabajadores del café, con los cuales había creado bastante confianza. Después de todo ya llevaba tres semanas en aquel sitio. Es increíble lo rápido que pasa el tiempo, y los cambios relevantes que ha tenido mi vida. Hasta yo me di cuenta de lo mucho que he cambiado desde que estoy saliendo oficialmente con el alfa.

Por primera vez me estoy permitiendo andar risueño y esa tonta sonrisa no se borra de mis labios. Pero como borrarla si estoy cada vez más enamorado. Minho se ha convertido en la persona más dulce del mundo, es un alfa tan jodidamente atento que me derrito cada que se toma un momento para llamarme en mis horas de trabajo y asegurarse de que estaba bien y no tenía problemas, aunque no se olvidaba de decirme que me extraña y cuando desea verme. Aún vamos lento, no hemos hecho más que encuentros casuales en mi casa o la suya, y aunque yo estoy listo para dar cualquier paso con él, de alguna forma quiero tomarme las cosas con calma y puedo ver que él también quiere que esto se haga bien. Aunque no puedo negar que siempre tenemos esa tensión sexual que cada vez se hace más difícil de ignorar. No podemos negar que tenemos besos muy subidos de tono a veces, pero en el momento que llegamos hasta ese punto que no podemos aguantar más, alguno se separa y evade la situación con la respiración agitada.

Aparentemente, estamos esperando el momento indicado. Aunque ya conocía al mayor desde hace algunos meses, solo hasta hace tres semanas comencé algo con él oficialmente.

La campana de la cafetería suena anunciando la llegada de un nuevo cliente, y levanto la mirada para notar a Lix dando saltitos emocionados hacia el mostrador, casi cayendo de bruces al llegar por la rapidez con la que se había movido. Algunos lo miraron mal, otros con ternura. Estuve tentado a romperle la cara a los primeros, pero las ganas de conservar mi trabajo me lo impidieron.

— Hola Lix. — Una sonrisa se instaló en mis labios y salí de detrás de la barra de pedidos para envolverlo en un abrazo.

Si, yo fui quien le dio el abrazo. El menor no se extrañó por el gesto, puesto que me había estado comportando así desde hace un tiempo.

¿Qué? Les dije que he cambiado.

El rubio me devolvió la acción y al separarse pude ver que venía a algo en especial.

— ¿Qué harás después de almuerzo? — El chico señaló con la mirada que volviera a mi puesto de trabajo, una suave carcajada escapó de mi boca ante su advertencia.

Todos conocían mi horario y hasta podía notar que él y Hyunjin se turnaban los fines de semana para pasar tiempo conmigo, puesto que Hyunjin había dejado de asistir a la universidad y Félix estaba en otra a quince minutos de la mía. Si, Hyunjin ya no estudiaba la misma carrera que yo, de hecho, no va a terminar la carrera, creo que si me quedó claro, tomará unos cuantos cursos de marketing y negocios. De todos modos nunca esperé que el chico terminara una carrera que no le entusiasmaba, más aún cuando era el último de su árbol genealógico donde todos tenían que ver con el modelaje. Pero no estoy solo en la uni, aún tengo a Jeongin y me he vuelto más cercano con Seungmin.

Pero como decía, la pareja se turnaba y en mis tiempos libres cuando no estaba trabajando o saliendo con Minho, me invitaban por separado y salíamos a pasar el rato, a veces simplemente salíamos los tres y me sentía el mal tercio, pero ellos me consolaban diciendo que era su hijo, a lo que yo rodaba los ojos y golpeaba a Hyunjin porque bien sabe el mayor que lo considero mi hermano ¡Qué es eso de hijo!

Regresé a mi puesto detrás de la barra y apoyé los codos en la superficie con la mirada en él.

— Tenía pensado ir a mi apartamento y encerrarme por el resto de mi vida. — Un semblante serio y bastante creíble se instaló en mi rostro.