cuatro

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Mucho más tarde esa misma noche, después de comer, charlar y conocernos un poco más, todo terminó mejor de lo que esperaba. Incuso Hyunjin no se pasó de coqueto, pero aún así… era Hyunjin. Es decir, se la pasó diciendo estupideces y lo más extraño, es que a Félix no le molestaban, sino que se reía de ellas.

― Ya es tarde chicos, deberíamos irnos a casa. ― Dije calmado.

Eran aproximadamente las diez de la noche, y espero no tener problemas en llegar a mi apartamento.

― Bien, estoy de acuerdo.

Hyunjin se alejó un momento, al parecer a pagar la cuenta personalmente. Cosas de gente con dinero en exceso.

Dejé de respirar por un momento cuando noté dos pares de ojos mirándonos fijamente.

― ¿Qué pasa Hannie?

― Nada, es solo...

Félix miró hacia donde yo lo hacía y los vio. Fuera del local justamente junto a nosotros en la ventana habían dos lobos, el más grande con la vista fija en el rubio.

― Hola chicos. ― Saludó alegre Félix alzando su mano. ― Tranquilo Jisung, no pasa nada. Ese lobo es inofensivo y el otro es mi hermano.

― Puedo hacer cosas malas también, así que no hables de lo que no sabes Lix.

El lobo color negro habló y me sorprendí cuando identifiqué el olor a café, envuelto en una capa de canela. Era una combinación llamativa y atrayente en todos los sentidos que me hizo suspirar. Cuando hice contacto visual con este, una sensación deliciosamente desconocida me recorrió la espina dorsal en un segundo y pude notar como sus ojos se entornaban al captar mi presencia, mi lobo levantó la cabeza interesado.

― Jisung, él es mi hermano Chan, y el otro su mejor amigo. Espero que no te importe que los haya llamado, Chan quería venir a recogerme.

― Tengo nombre, enano. ― Protestó el lobo negro, tan misterioso.

El hermano de Félix tenía un tamaño colosal, sus orejas atentas y ojos completamente negros. Pelaje tan blanco que parecía nieve, era del mismo tamaño de Hyunjin y tal vez un poco más grande, desprendiendo un aroma bastante agradable. El otro alfa sin embargo, era mucho más grande que yo, pero tenía esa mirada astuta y ojos grises que lo hacían despedir un aura felina.

Pasos se escucharon y llegó a nuestro encuentro una alta figura. Se había sacado la sudadera y ahora la tenía amarrada a la cintura, sus fuertes brazos ahora a la vista, teníamos a Félix babeando una vez más.

Todos lo miraron, y Félix siguió embobado con la criatura delante de él.

― Iré al baño un momento.

A aliviar tensiones si me permiten.

El omega asintió a penas y suspiré sin prestar mucha atención a los demás, de todos modos yo vine con Félix, no con Hyunjin o alguno de los lobos, sin ofender.

Tan amable como siempre, querido...

Llegué al baño y entré a un cubículo, la puerta del mismo estaba rota. ¿Te hice algo, Dios?

Hice mis necesidades y me acomodé los pantalones después. Salí del pequeño espacio para ir a lavarme las manos, asustándome y saltando ligeramente cuando noté la mirada de un desconocido sobre mí. Una mirada que, sin embargo, ya me era conocida. Y de nuevo esa sensación recorriendo toda mi espina dorsal. Debía ser coincidencia y ahora todas las miradas me provocaban eso.

Vamos Jisung, esto solo te ha sucedido dos veces en tu puta vida. Ahora mismo y... hace dos minutos con los demás, o con una persona específicamente.

Mi vida es color ámbar || MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora