Capítulo 26

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Katrina

Abriendo los ojos lentamente, lo primero que veo es el techo de madera de la casa en la que nos estábamos quedando.

Escucho el sonido de agua goteando, por lo que giro el rostro hacia esa dirección y diviso a mi mamá exprimiendo un paño sobre un cubo con agua.

Siento un poco de dolor en el rostro y en el cuerpo, pero aun así trato de sentarme.

Mientras lo hago, el recuerdo de ver a Heron frente a mí, junto con mi papá sonriéndome, llega a mi mente repentinamente.

Se veían tan felices... tan agradecidos.

—¡Katrina! —La voz de mi mamá resuena en el aire que nos rodea, y prontamente la veo correr hacia mí con aquel paño en las manos. —¿Cómo te sientes, mi amor? —Posa su mano libre en mi cabello, acariciándolo con movimientos suaves y sutiles.

—Estoy bien... —Coloco mi mano en la frente. —Pero no recuerdo muy bien qué fue lo que pasó.

—Ay, hija, es normal. Te lastimaron bastante. —Comienza a limpiarme con sutileza, usando el paño humedecido, las heridas que aparentemente tenía en el rostro.

Me siento en la cama con dificultad por el dolor en el cuerpo y le permito seguirme curando.

Ella solo sonríe, contenta, mientras lo hace.

—Mamá, ¿qué pasó con Aramis? ¿Acaso la derrotamos? —La miro. La expresión en su rostro cambia por completo, y prontamente aquella sonrisa desaparece de sus labios.

Mamá baja el paño y se coloca erguida frente a mí, mientras hace una mueca de decepción.

—No, amor, no le ganaron. Ella simplemente se fue después de que te mató... desapareció en el bosque.

De inmediato, tras escuchar aquello, mi ceño se frunce y siento un escalofrío recorriendo todo mi cuerpo al oír esas palabras... te mató.

¿A qué se refiere cuando dice eso?

No comprendo nada.

—Mamá, ¿qué estás diciendo? ¿Por qué dices esas cosas? Explícame, por favor. —La miro fijamente. Ella nota la confusión y desesperación en mi rostro, por lo que suelta un suspiro.

—Iré por los demás, cariño. Les diré que despertaste. Seguramente ellos podrán explicarte mejor, ya que estuvieron ahí y fueron quienes vieron todo. —Mi mamá me regala una sonrisa antes de dirigirse a la puerta y salir de la habitación.

Trato de recordar lo que haya pasado. ¿Qué fue lo que me llevó a estar tan herida y a que todos se preocupasen así por mí?

¿A que mi madre dijera que... morí?

—¡Katrina! —Mi papá llega de repente al cuarto, abriendo la puerta de un sopetón. Corre hacia mí y se me abalanza encima. —Dime, ¿cómo te sientes? ¿Te duele mucho? —Me toma de los hombros y me escanea de arriba a abajo.

Niego.

—Estoy bien, papá. No te preocupes. —Él suelta un suspiro de alivio y se aleja un poco.

—No sabes lo preocupado que estuve por ti, hija mía. —Posa su mano en mi mejilla. Noto cómo sus ojos comienzan a cristalizarse.

—En cuanto a eso, necesito que me expliques a qué se refería mamá cuando dijo que yo... —Trago hondo antes de decirlo. —Que yo había muerto.

Papá suelta aire por la nariz y se sienta en la cama, justo a mi lado.

—Es que durante la pelea, mientras luchabas contra Aramis, ella pues... —Hace una pequeña pausa. —Ella logró asesinarte. —Baja la mirada al suelo y su rostro se llena de una expresión de aflicción.

Dos Mundos Wolfrahan © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora